¿Será, pues, de extrañar que en aquellas condiciones de desarrollo imperialista surgiera allí donde la concentración de los recursos económicos del país era mayor y los trabajadores (Polar somos todos encompinchandose con los estudiantes manitos blancas) están dotados de cierta experiencia, la facilonamente llamada cuestión social?
Ojo con estos majunches pitiyanquis apátridas.
Los majunches de Fedecamaras, Conindustria, Consecomercio y sus derivados optan por el “capitalismo popular de Maricori” que les viene muy bien a su medida. Los medios de comunicación comerciales, son muy sintomáticos sobre este particular:
El derecho del pueblo es, sin duda, procurar obtener el mayor beneficio y salario posible. El derecho de los empresarios es el de reducir los gastos de producción y obtener mayor ganancia; ley eterna a que está sujeta la contratación de servicios de los operarios, sólo la huelga o la libertad de admitir o rechazar las condiciones por una u otra parte es la regla única a que los obreros pueden someterse.
Los trabajadores socialistas de las distintas instituciones, que ya han constituido la primera Federación de sociedades obreras, respondieron adecuadamente a la representación patronal y continúan librando su batalla diaria en cada fábrica, en cada fuente de trabajo por los salarios y compensaciones complementarias y por la reducción de la jornada laboral y las convenciones colectivas. La unión de los trabajadores socialistas llegó a ser muy potente, aunque las aseveraciones de los entes patronales, quieran atribuirles solamente el 50% de los obreros del país en una rueda de prensa por los medios privados, son sin duda, exageradas.
Los pulperos no pueden desconocer el derecho del pueblo al acceso de los insumos de uso diario, han de garantizar el derecho a la existencia, han de garantizar el derecho al trabajo, asegurando trabajo, han de garantizar el derecho al salario, asegurando un salario justo… principalmente con los bienes de la propiedad nacional y subsidiariamente con el producto de la propiedad privada, respetable sólo en cuanto no perjudique a los demás. Los trabajadores socialistas de cada rama conjuntamente con el Ministerio del Trabajo deben concertar el mínimo de salario y justas reivindicaciones.
Venga, sí, toda la libertad del mundo, pero venga también la mejora de las clases… porque, lo que yo digo, ¿Qué adelanta el pueblo con ser muy libre si no come? Los gobernantes nuevos a elegir han de mirar mucho por el trabajo y los beneficios sociales a los trabajadores.
“No olvidemos que el capitalismo es como el caballo de Atila que hacía estéril el suelo que pisaba”.
Dicho eso, importa señalar que las apreciaciones sobre precios y salarios están sujetas a reservas y que aún es necesario investigar en este terreno para poder precisar. Por ejemplo, los beneficios de los mayoristas y comercios minoristas son seguramente mucho más considerables que lo que puede deducirse, los pulperos compran dólares en Cadive a 4,30 BsF y nos los venden a 22,50 o más. En el caso de la industria de la alimentación no se trata sólo de la curva alcista general de precios, sino de la explotación y la mayor productividad que sólo puede ser conseguida por el aumento cuantitativo de la producción.
Ese examen somero de los pulperos venezolanos, nos enseña que la principal contradicción que existe en su seno sigue siendo la de los grandes propietarios, burguesía, banqueros ligados al capital extranjero, comerciantes, etc., y el conjunto del país, cuya principal masa humana y factor superlativo de la población somos los pobres. Sin duda dicha contradicción esencial está doblada por otra que opone la burguesía importadora comercial. En estos años de revolución, la crisis de la economía obedece también, y en gran manera, a la oposición creciente entre el Gobierno revolucionario, la quinta columna endógena y el imperialismo.
Conviene señalar —tanto como signo de los tiempos, como para explicarse ciertos fracasos y dificultades de las fuerzas políticas Bolivarianas— que la mayor parte de los sectores de esa burguesía, (con el apoyo de los rojo-rojitos) que integran la oposición, se muestran muy temerosos de la acción política que pueda implementar el Gobierno revolucionario. Tampoco podemos decir que sean factor de primer orden en el proceso revolucionario que se desarrolla en estos años, pero, coincidiendo con la exacerbación de las luchas políticas contribuye a quebrantar la paz y a aumentar el número de descontentos entre las clases acomodadas del país.
“Y tú y yo, mi buen amigo, estamos de acuerdo en que hace falta llevar a las muchedumbres, llevar al pueblo, llevar a nuestro pueblo venezolano una locura cualquiera y acabar con todo este majunche burgués, la locura de uno cualquiera de sus miembros que esté loco, pero loco de verdad y no de mentirijillas. Loco y no tonto”.
¡Gringos Go Home!
¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre y Patria Socialista.
¡Venceremos!
manueltaibo1936@gmail.com