Recuerdo hace 13 años cuando por primera vez Chávez ganó la presidencia, estaba en el lugar donde vivía y cuando supe por los medios que Chávez triunfó, una voz dentro de mí me dijo: “Es mí voluntad”, sin duda alguna y conociendo en algo la voz de Dios, fue él quien puso esa impresión en mí corazón. Mucho antes de que Chávez ganara ya en mí corazón estaba la misma impresión de que el se haría con la primera magistratura.
Por decir estas cosas y aún escribirlas en esta página revolucionaria me tildaron de jaleti, fanático, vendido, personas que escribieron cosas así porque carecen de visión, percepción y sentido social. Cuando María Corina Machado interpeló al Presidente desde su misma entrada al Palacio Legislativo, cuando estuvo con su cara larga, con esa expresión dura y amargada en su rostro y aún osando ofender al Jefe de Estado en un momento histórico y de enorme seriedad como fue ese evento nacional, netamente institucional como constitucional, me dio pena ajena.
Las cámaras la enfocaban mucho; todos reían, otros escuchaban, atendían a la exposición del presidente, pero ella, en especial, destilaba odio, era como si le estuviese leyendo la mente, y pasarían por su celebrito burgués pensamientos como estos: “Zambo, los días te quedan contados”, “Mentiroso, asesino, estiércol”, “Ya verás que la única que te vas a enfrentar en la campaña va a ser conmigo porque yo si voy a defender los intereses de la gente “Decente”, “Mira a esos vendidos y jaletis de la oposición, en vez de enfrentarle con gallardía como yo si lo haré en su momento justo”, quién sabe si éstas y más cosas pasarían por su alocada mente en esas nueve horas y media.
Yo que estoy acostumbrado a escuchar toda basura y locuras contra Chávez me esperaba ese día que alguien o algunos de la oposición iban a poner la torta y hacer la cómica; no me equivoqué, de todos, la mayor payasada y balurda participación fue la de María Corina Machado. Su arrogancia, su exagerado orgullo, su piojo sediento de sangre en su cabecita la sacó de su poca racionalidad; creyéndose ya la triunfadora de las elecciones presidenciales cuando figura detrás de la ambulancia en las supuestas primarias. De verdad que en política se hundió, solo que hay seguidores disociados y disociadas como ella que la apoyan y aún le permiten cierto financiamiento preelectoral.
María Corina nos quiere gobernar, sin duda alguna se cree la candidata por excelencia, solo porque es mujer, y eso le da ventaja, pero se equivoca, ya que las mujeres que están dentro de la revolución se han ganado la confianza de Chávez y del Pueblo en sus ejercicios de poder porque se lo han ganado con respeto, con trabajo, por tener criterios sociales de servicio, no como ella que cuando llega a su casa después de estar por allí tocando pobres y zambos, según así piensan, se lavan sus manos con legías y toda clase de cremas para desinfectarse, y no exagero porque hasta un vídeo se transmitió por televisión cuando se limpiaba después que una noble y engañada negra la abrazó y beso en la mejilla.
Observemos un poco lo que ella en sí dijo al Presidente y desglosemos algunas cosas:
“Presidente, tenemos ocho horas escuchándolo a usted…” Ella escuchó pero no entendió, sencillamente todas esas horas solo logró calentar la silla, aguantar las ganas de orinar y pasar hambre. Ese es el problema, que cuando no hay criterios serios, sanos, objetivos y sinceros, no importa que la verdad las tenga en sus narices, sencillamente no la ven o se hacen los ciegos.
“… describir un país muy distante del que estamos sintiendo todas las mujeres y las madres venezolanas.” ¿A qué país se refería?, seguramente para ella todas las zonas bien urbanizadas, nada que se parezca a barrio, comuna, es el país, lo demás no existe, es solo la excusa para optar por cargo público alguno. El país no lo hace la estructura, sino la gente, sea pobre o rica, y si hay más pobres que ricos, ella debe entender que es el producto de más de 100 años de explotación social por no ir más lejos en el tiempo.
“Hemos llegado al extremo, hemos llegado, de escuchar que hay aumento en la producción de leche, cuando usted sabe que hoy en día hay mujeres madres que asisten a bodegas, automercados, y han llegado a la fuerza por un litro de leche, porque no tienen que llevar a sus casas.” No lo niego, he vivido y hasta criticado eso, pero no me ciego del todo porque he entendido la problemática que va desde una enorme demanda de leche que sobrepasa la producción privada y estatal, también la saña del acaparamiento que busca desestabilizar, así como también la negligencia de gerentes o empleados que no terminan de ser más eficientes.
“Este es el momento de darle respuestas al país, a las más de 180 mil madres y mujeres que en estos trece años han perdido a sus hijos, a sus esposos, a sus padres, y a los cuales no se les ha hecho justicia.” ¿Justicia?, cuando Chávez recibió el gobierno habían 20.000 presos, hoy trece años después aumentó la población carcelaria a 50.000. No sé por qué se ha desatado estos últimos años tanta delincuencia; o es que creció una generación de jóvenes y adolescentes mal formados socialmente, o que el aumento en la adquisición monetaria del pueblo despertó en los antisociales de todo tipo; desde los de cuello blanco como al malandrito de barrio la avaricia desproporcionada, o algo que ella no se da por enterado de que la violencia como arma política del imperio y de la oposición es estimulada por paramilitares y narcotraficantes, hay que vivir en esas zonas populares para sentirlo. Ella no lo verá porque vive protegida y en buen resguardo, solo se entera viendo globovisión y la prensa amarillista.
“Esto es lo que queríamos escuchar la Venezuela decente, y la que no quiere definitivamente avanzar hacia el comunismo”. Es decir que los comunistas, los de izquierda, los del PSUV, los que apoyan a la revolución y votan por Chávez, una enorme mayoría en el país, son INDECENTES. Qué ovarios tiene esta mujer, que alma tan pobre, discriminatoria y antisocial tiene. Es la que expone que Venezuela está dividida, que los que viven en el Este de la Ciudad o las zonas de clase Media y Alta son venezolanos y todo lo demás no lo es.
“Quiero respeto a la propiedad y queremos una Venezuela de solidaridad, una Venezuela de justicia, una Venezuela de superación.” , Ella no ha leído nuestra Constitución donde se plantea las distintas categorías de propiedad; y cuando se refiere a la Propiedad Privada solo se refiere a los de su elite, a sus empresarios, a los que financian sus torpezas, a los dueños de Medios y empresas que gastan dinero en ella para usarla de relleno, de excusa democrática y echarla a la orilla del camino al quemarse políticamente como bien le sucedió.
“Cómo puede usted hablar de que respeta al sector privado en Venezuela, cuando se ha dedicado a expropiar, que es robar...” ¿Robar?, así de simple ante las cámaras, ante la nación, ante los poderes públicos, sin importarle un bledo, blandiendo la espada del odio y la descalificación. De verdad que fue el éxtasis de la estupidez, esa política bien definida desde mucho antes en descalificar y desaprobar todo lo que Chávez ha hecho y siga haciendo, esa línea de pensamiento impuesta de falsas acusaciones. En otro gobierno ya estuviera presa.
Cuando se ha dedicado a insultar... Sí, las propiedades de empresarios, comerciantes, hasta pequeñas posadas, a quienes ni siquiera se les ha resarcido su propiedad. Dígale la verdad a Venezuela, aquí hay una Venezuela decente que quiere una transformación profunda, y que es el momento de enfrentar con seriedad y con responsabilidad este desafío histórico que tenemos por delante. El tiempo se les acabó, es el momento de una nueva Venezuela. ¡Sí, acepte el debate, Presidente!”
El tiempo se le acabó a ella, almenos que tenga entre manos y lo sabe de un golpe de Estado que el imperio viene filtrando silenciosamente como lo ha realizado en los países árabes. Aquí hay que estar muy alerta porque para que una mujer haya reaccionado de esa manera es porque conoce a fondo lo que se avecina.
En un segundo artículo escribiré sobre las actitudes de Chávez y esa noble posición ante ella y todo ese ataque que a él ya no lo tocan.