La malcriadez es una desviación de conducta humana que se estimula con la permanente permisividad, falta de control conductual, con el reiterado perdón a las ofensas y groserías cometidas. De igual forma la malcriadez deriva en deshonestidad, agresión, corrupción, mitomanía, baja auto estima, sinvergüencería, irrespeto al prójimo, complejo de inferioridad escudado en superioridad, envidia, odio, rencor e inestabilidad emocional. Detrás de una conducta de esa índole, lo que existe son conflictos violentos. Esta definición es valida para todo escenario de vida.
En lo político, económico y social, la malcriadez conduce a estadías de injusticia, que conforman elites opresoras y masa oprimidas. De allí que el capitalismo es una malcriadez potenciada, que al final acaba en violencia
La acción oportuna para conjurar la malcriadez y la violencia, es un factor primordial para evitar la anarquía. Es decir: la justicia y la sanción a tiempo, previenen daños mayores.
En Venezuela, lamentablemente la falta de visión política y la permisividad, han llevado a que sectores de la minoría social que hasta hace poco ostentaban el poder en todas sus expresiones y, que aun hoy, tienen parte de éste. Debido que sus actos de agresión del pasado, que produjeron muerte de muchísimos venezolanos, quedaron impunes por diferentes causas. Se dan el tupé de desconocer abiertamente las instituciones, incluso aquellas de las cuales forman parte, como asamblea nacional, alcaldías, concejalías y gobernaciones.
Esos sectores denominados OPOSICIÓN, son un corral de enfermos, de personas controladas y activadas por la violencia, el odio, el rencor, la envidia y el complejo de creer que todo lo merecen, cuando en realidad no valen nada bueno. Son ellos los que violan la majestad del parlamento, y el honor del pueblo venezolano, llevando cochinos, agrediendo a otros parlamentarios, golpeando a mujeres, auto embarrándose de sustancias insanas, calumniando, mintiendo, fingiendo situaciones fraudulentas, golpeando a periodistas, trabajadores del volante, camarógrafos, gritando improperios, calificando a los demás de cobardes, de ladrones, introducen al país, paramilitares desde Colombia y centro América, para asesinar al presidente y a personas del pueblo, sabotean empresas de servicios claves como PDVSA, CORPOELEC, etc. Se asocian con empresarios maulas como el grupo Polar, Cisneros, Fedecamaras etc. Para esconder los alimentos y medicinas, a los fines de estafar al pueblo y generar zozobra colectiva. Estafan con los vehículos, se valen de artimañas y truculencias, vendiéndose ellos mismos las unidades automotrices para encarecer de precios, en franca complicidad con las ensambladoras y concesionarios.
Lo realmente cierto, es que esos sectores, alimentados desde poderes económicos, malvados, imperialistas externos. Son los herederos de aquellos que durante toda la historia nacional se han apropiado indebidamente de todas las riquezas, han explotado al pueblo y lo condujeron a un estado de pobreza y precariedad, tal que provoco varias explosiones sociales, que tras muchos años de abuso dio, vida al actual proceso Bolivariano. Son los sectores oscuros, que conformaron partidos políticos, a partir del robo de los fondos de empresas del estado, como es el caso de PJ, COPEY, AD, UNT, CONVERGENCIA y que condujeron a Venezuela en el pasado reciente a tener una población viviendo en la pobreza en una proporción del 80%. Hasta la llegada del comandante en 1999.
Es vergonzoso el espectáculo deprimente de personajes indignos como Julio Borges, María Corina Machado, Ismael García, o drogomanos como Leopoldo López, retando todo lo existente como institución estatal, en franca descarga de los efectos alucinógenos de las sustancias sicotrópicas con que lucra el imperio que lo paga. Cometiendo toda clase de delitos, y violaciones legales, ofendiendo la majestad del presidente y del casi 80% del pueblo que lo eligió sin presión ni chantaje. Sin que exista una reacción contundente de los órganos competentes de poder y justicia que acaben con esa macabra comedia. Es realmente peligrosa esta situación. Se escucha el rumor de calle, “que hace falta un grupo que haga justicia popular contra esas alimañas”. Tal es la impotencia de la gente decente en la calle, tal es el peligro de la anarquía por falta de acción de la justicia, tal es la permisividad, para que las lacras politiqueras abusen de la paciencia y tranquilidad del pueblo
“Tanto va el cántaro al agua…”. Las imágenes reiteradas de personeros cometiendo toda clase de abusos, están poniendo al límite la paciencia del pueblo y eso es peligroso, muy peligroso.
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http://www.aporrea.org/
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javierdelvallemonagas@gmail.com