Los últimos acontecimientos que está viviendo Venezuela son parte de una maniobra desestabilizadora que ha entrado en vigor desde hace poco más de un año, cuando el Comandante Chávez sufrió aquella recaída en su salud, que finalmente trajo la lamentable consecuencia conocida por todos.
La oposición venezolana y sus promotores ubicados en los centros del poder económico mundial, pensaron erróneamente que la desaparición física del líder revolucionario implicaría de forma inevitable el colapso del proceso de transformaciones políticas y sociales de Venezuela conocido como Revolución Bolivariana; por esa razón de la forma más vil y miserable apostaron por la muerte de Chávez.
Vale recordar que los últimos meses de vida del Comandante Supremo estuvieron caracterizados por un ambiente de tensión política, comenzó la guerra económica, el juego perverso con el mercado ilegal de divisas, el acaparamiento de productos de consumo masivo, la venta con sobreprecios de infinidad de rubros y la generación de las condiciones para sumir a Venezuela en el caos y forzar un cambio de gobierno.
Para mala suerte de la burguesía expoliadora de nuestro pueblo y los politicastros de una derecha antinacional y corrupta hasta la médula que codician tomar el poder en el país para saquearlo y entregarlo a sus amos extranjeros, la Revolución Bolivariana en más de una década de existencia echó raíces, generó una superestructura de poder que le permitió mantenerse en pie, logró un liderazgo sobre la mayoría de la población que se siente identificada en ella y al ser la única garantía de paz y desarrollo con visión social e incluyente que tenemos, superó la prueba y continúa con pleno vigor, a pesar del duro trance ocurrido aquel 5 de marzo de 2013.
La confianza del pueblo en el proyecto bolivariano se ratificó el 14 de abril del año pasado, con la elección de Nicolás Maduro como presidente y tan sólo unos meses después, este respaldo popular se ratificó en los comicios municipales del mes de diciembre, cuando los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el Gran Polo Patriótico (GPP), fueron electos en la gran mayoría de alcaldías y concejos municipales del país.
Pese a esto, el asedio económico ha sido incesante, el Gobierno Bolivariano se ha visto en la necesidad de tomar medidas duras para poder evitar que los que apuestan a la quiebra de Venezuela consigan su propósito y las consecuencias han sido de situaciones que atentan contra la calidad de vida de la población, tal y como lo son la dificultad para acceder a productos de diversa índole, necesarios para la vida cotidiana.
No hay que ser un erudito político para saber que el elemento económico forma parte de la receta del típico golpe de estado latinoamericano, particularmente cuando se trata de derrocar a gobiernos de izquierda, que luchan por la inclusión social, la administración soberana de los recursos naturales del país y el establecimiento de una política exterior independiente. Eso se ha repetido en las experiencias que tuvieron lugar en el Cono Sur durante la segunda década del siglo pasado y lo vivimos en Venezuela en el año 2002.
La razón por la cual los artífices internos y externos de esta maniobra han desatado los demonios del fascismo es muy simple, se llama impotencia. Se saben impotentes para tomar el poder por la vía electoral, ellos representan unos intereses contrarios al de las grandes mayorías nacionales, sus únicas armas para persuadir son el engaño y sembrar el odio y nuevamente recurren al atajo de la aventura golpista.
La guerra económica busca generar descontento, desmoralizar a la población y finalmente rendirla, literalmente, por el hambre. Esto viene asociado a campañas mediáticas dirigidas a profundizar el descontento y culpar de forma falsa al Gobierno, complementado ahora, con cualquier cantidad de insensateces y mentiras caza bobos que se ponen a circular en las redes sociales.
La otra fase del plan golpista es la violencia, ya se manifestaron hechos de este tipo luego de las elecciones presidenciales del año pasado. Alteraciones al orden público, asesinatos selectivos de dirigentes de base del chavismo, ataques contra la fuerza pública, cierre de vías de circulación y otras tácticas subversivas urbanas fueron puestas en práctica, pero afortunadamente esta maniobra, fue contenida en su momento.
Para llevar a cabo este plan, la derecha violenta se ha valido de bandas organizadas de supuestos estudiantes, a fin de darle a sus actos de agresión la fachada de pretendidas protestas juveniles contra el Gobierno. Es sabido que estas bandas, armadas en muchos casos y con un nivel organizativo bastante alto, han sido preparadas siguiendo los manuales de desestabilización que se han aplicado en otros escenarios, con financiamiento de potencias extranjeras, que codician algo muy elemental, volver a controlar los recursos naturales de Venezuela, los cuales por primera vez en nuestra historia, son administrados de forma independiente y soberana de acuerdo a los intereses del pueblo venezolano.
Este es pues el escenario planteado, hay un golpe de estado en marcha como ya se ha denunciado y esos son sus elementos. Es menester derrotar a los violentos, penalizar de acuerdo a la legislación vigente a los responsables de los hechos que hoy han perturbado la paz de la Nación, neutralizar la maniobra golpista y consolidar el proyecto de país plasmado en el Plan de la Patria legado por el Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías, a fin de blindar a Venezuela de las pretensiones de sus enemigos internos y externos.
Los elementos para cumplir con este propósito están dados, el Gobierno Bolivariano tiene un respaldo popular mayoritario, hecho evidenciado en las urnas electorales y en las movilizaciones de calle, tiene el apoyo de países amigos, una Fuerza Armada Nacional Bolivariana comprometida con el interés nacional y unas instituciones que deben activarse para preservar la democracia y la paz.