El día sábado 23 de marzo se instaló en Maracaibo el capítulo correspondiente a la Conferencia de Paz. Como ha venido siendo el interés de sus convocantes (el ejecutivo nacional) seguramente se invitaron a todas aquellas “instituciones” que, de una u otra forma, tienen responsabilidades directas en la restitución de la convivencia social pacífica. Aunque es objetable el afán de solo darle presencia a las “instituciones” (lo instituido) y la escasa presencia de las otras formas organizativas que han venido surgiendo en nuestra sociedad, la conferencia de Paz, al fin, inició su cometido en Maracaibo, el único municipio del Zulia con algunas parroquias claves en las que se ha concentrado las protestas pacíficas y violentas de este mes.
La alcaldesa de Maracaibo, Eveling Trejo de Rosales, tuvo la oportunidad de levantarse y decir, como ella misma lo sentenció, “sus verdades”. Ahora bien, si vamos a hacerle caso a esa idea según la cual por las palabras conocemos las intenciones, el discurso de Trejo estuvo caracterizado por la misma incoherencia y concepciones hueras que siempre ha mostrado. Fueron los once minutos de habla más insubstanciales e incongruentes que se hayan oído en mucho tiempo en terreno de la política. No puedo hilvanar un tema, no desarrolló un punto, no argumentó ninguna perspectiva, nada. Como cuando se cruza un río a través de un sendero de piedras elegidas al azar, saltó de una idea a otra sin conexión alguna, inició otras que no llevó a feliz término y se limitó a intentar presentarse como la versión “rebelde” de los que no estaban allí. Fue evidente que el hecho de haber tenido que “reestructurar” su discurso la desajustó. Creo que fue un claro ejemplo del oportunismo político. La señora alcaldesa sacrificó lo que llevaba preparado solo por “satisfacer” las exigencias de sus seguidores que, como ella misma inconvenientemente expresó en público, la estaban descuartizando (en tuiter) por haber ido a la conferencia. Sin embargo, ese hecho (ser atacada por sus propios votantes) que pudo haberle servido para dar un claro mensaje de tolerancia y de paz, de llamamiento al diálogo, de no exacerbación de los extremismos, para deslindarse de la violencia verbal y física como táctica partidista, la usó para intentar “rescatar” la benevolencia de aquellos que la atacaban sin piedad por las redes.
Veamos extractos claves de su participación:
1. Al comenzar ella dice que lleva “unos apuntes” (es decir, lleva organizadas las ideas que quería exponer, ¡Qué bien!). Sin embargo, inmediatamente afirma que “en vistas de las circunstancias, a veces es mejor hablar con el corazón y no dejarse llevar por ciertas cosas que uno pasa toda la noche…”. (¿Qué significa esto? ¿De qué “circunstancias” habla? ¿Esas “circunstancias” ocurren de noche, pero no de día? Que alguien me lo explique…).
2. Expresa que pasó toda la noche tomando “esta decisión. Difícil decisión porque este país está divido en dos”. (Bien, pero ¿cuál decisión? Nunca expresó qué decisión pasó tomando toda la noche y tenemos que inferir que la decisión era la de asistir a la conferencia.)
3. Dice que el país está divido en dos (Otra vez la machacona idea del país partido en dos mitades iguales). De inmediato dice: “Uno y otros radicales, unos que creen que tienen la razón y los otros que juegan porque también tienen la razón” (A ver, como es esto: ¿”uno y otros radicales” qué significa? Pero la segunda parte es mejor: unos creen tener la razón, pero otros juegan porque también tiene razón… ¡!!!¿Qué?¡¡¡¡ Tengo que descansar para entender esto…
4. Según ella, los políticos a veces (¿será solo “a veces”), con su actitud tienen que hablar con claridad y con reglas transparentes… ¿las actitudes “hablan”? Yo creo que las “actitudes” muestran… Bueno, bien, es una metáfora…
5. “Esta paz no se puede construir decretándola o que me den a mí la oportunidad de hablar porque allá fuera por el tuiter me están destruyendo porque Eveling es una traidora porque se sentó con el gobierno nacional”. Si alguien entiende cómo el hecho de que a ella la estén destruyendo “allá fuera” por tuiter se convierte en la causa o razón ( el “porque” es una conector que introduce una relación causal) de que a ella le den la oportunidad de hablar… que me lo expliquen…
6. “El alcalde Luis Caldera explicaba nuestra hermana Eveling, si es verdad, todos somos hermanos…” (¿???????)
7. “Y digo que estoy en protesta porque estoy aquí protestando” (Bien, nos quedó claro que cuando se está en “protesta” se “está protestando”…) “No vengo aquí a congraciarme con el gobierno porque no soy guarimbera, tampoco soy fascista y tampoco gobiernera…” (Otra vez: que alguien me explique cómo ser guarimbera puede ser la causa o el motivo para ir a congraciarse con el gobierno? ¿No es todo lo contrario? ) Luego afirma que fue electa con el voto del pueblo igual que el presidente Maduro… bien… ¿Y qué tiene que ver eso con lo anterior?
8. “Nosotros no podemos sentarnos solo los que queremos escuchar. Hipocresía es, Vicepresidente, sentarse con otros que no queremos escuchar. Eso es hipocresía” (¡¡¡¿Qué?!!!! ¿Cómo? Esta afirmación quedará para los anales de la incomprensión discursiva de todos los tiempos. Y no vaya también a formar parte de la nueva teoría política del siglo por venir. La cara de Vladimir Villegas, tomada por las cámaras en ese momento, era un verdadero arcoiris.
9. Climax de su discurso: “Usted tiene que reunirse con esos jóvenes que están en la calle, escucharlos a ellos, escuchar a esos líderes que no realmente somos los alcaldes, los alcaldes hacemos lo que podemos hacer…” Es decir, los alcaldes no son líderes, no son nada, hacen lo que pueden y alcanzar a hacer, pero ella “coloca su nombre” para aportar “ideas y soluciones” que, seguramente, no servirán de nada porque ella, según ella, no es líder ni nada. Hace lo que puede, mientras está en Maracaibo, claro.
El desbarajuste discursivo de Eveling Trejo fue de tal magnitud y de tal proporción que el Rector Belloso (de la Urbe) y el Rector Lombardi (de la Unica) se dieron a la tarea de “limpiarle la cara”. Evidenció una carencia absoluta de ideas, propuestas, formación política y la más elemental carencia de sentido común para el desempeño de una función pública).
El rector Ángel Lombardi no reparó en adulaciones y en enfatizar esa “espontaneidad y ardor” con que habló. En varias ocasiones, se dirigió a ella, alabando su valentía y la efusividad particular de su discurso. Todo con el manifiesto propósito de disminuir el desconcierto y la torpeza con que Eveling Trejo se expresó. Y ese afán de Belloso y, posterior y más enfáticamente de Lombardi, no hizo sino acentuar lo que las mismas palabras de la alcaldesa habían dejado conocer: la exuberante vacuidad que la totaliza.
Profesor de la Universidad del Zulia
sbermudez37@gmail.com