El país vive una crítica etapa de cuestionamientos y revisiones que se expresa con fuerza en el ámbito económico y en el político, al igual que en el propio Estado, con el llamado al “sacudón” convocado por el Gobierno Nacional. No escapa el terreno político-partidista donde tiene lugar un proceso de fragmentación. En el PSUV dos hechos han disparado las alarmas: la carta de Giordani de consecuencias aluvionales y el fuerte debate ante el III Congreso del partido, que se expresa en la angustiante interrogante “¿Nos dividimos o cerramos filas?”
La MUD, carente de proyecto y cuya frágil unidad se define precisamente por oponerse electoralmente al proyecto bolivariano, actualmente se resquebraja ante la mezquina lucha de las facciones que la conforman y se confrontan en torno a la estrategia para “salir” del gobierno de Maduro. Desprovista de liderazgo, de un real plan opositor y confinada a jugar en la cancha electoral, le será difícil solventar y superar sus graves contradicciones internas.
La “Salida” no solo fracasa sino que, cual búmeran, se vuelve contra la MUD, profundiza las diferencias y acelera el proceso de feudalización. Algunos integrantes de la alianza reconocen problemas de desunión en la dirección política y plantean la necesidad de recomposición y relanzamiento de la Unidad. Otros consideran normal que existan diferencias ya que los miembros tienen derecho “a expresarse según su pensamiento ideológico…” Los oposicionistas puros señalan que el factor común de la alternativa democrática es hacerle oposición frontal al gobierno.
Ante la carencia de “un pensamiento ideológico” unificador, el reto para unos es pragmático: reformar la MUD y lograr el apoyo de los sectores populares con miras a las elecciones parlamentarias 2015 y presidenciales 2019. Terreno donde se sienten seguros. Para otros, la alianza no debe circunscribirse al tema electoral, sino más bien “abrirse a la sociedad civil venezolana”. Soslayando el tema ideológico, fracciones de la coalición plantean la necesidad de debatir sobre problemas reales y soluciones factibles, dar un debate de altura y brindar respuestas ante la crisis política, económica, democrática y constitucional que afronta el país. Los soñadores persiguen constituirse en la alternativa democrática que lidere el cambio político y social. ¿Trascenderán la feudalización?
