Algunos ex presidentes son como los difuntos: después de muertos todos fueron buenos. Es lo que sucede con este grupito de manganzones a quienes les ha dado por venir a impartir cátedra en Venezuela, olvidando que lo que dejaron en sus países, después de la ejercer la presidencia, no fue una experiencia política sino, en la mayoría de los casos, un verdadero prontuario delincuencial.
El último declarante (a esa letrina periodística que es el ABC de España) es Andrés Pastrana, quien con la cara muy lavada habla de crisis humanitaria en Venezuela. El hombre asume que en Venezuela nadie sabe nada de la infinita tragedia humanitaria que se ha venido desarrollando en Colombia a lo largo de, por lo menos, los últimos 70 años. Cree el individuo que en Venezuela nadie conoce a un colombiano llegado aquí para huir de la omnipresente violencia o la igualmente omnipresente pobreza de su país. Piensa, en fin, que a él no le toca responsabilidad alguna en la situación de su país. Muy al contrario, parece estar convencido de que, como un espíritu puro, pudo atravesar ese mar de calamidades sufridas por el pueblo colombiano sin que a él le tocara ni un gramo de responsabilidad.
¿Cómo negar la compleja situación por la que atraviesa Venezuela hoy? Pero que venga esta manada de zombis en plan de redentores es un verdadero insulto para quien algo conoce de historia.