"Por supuesto que Somoza es un hijodep..., pero es nuestro hijode..." – no dudó en afirmar F. D. Roosevelt, en lo que sería un sello de la política del imperialismo contra los intereses de los pueblos latinoamericanos.
Si preparamos, azuzamos, financiamos y amparamos políticamente a nuestros HdP en la subversión en América Latina y el mundo, tenemos que defenderlos a capa y espada una vez que sobre ellos caiga el peso de la ley de los respectivos países donde operan. Esa es la fórmula que permitió y permite la impunidad de tantos dictadores militares, asesinos, sicarios al servicio de los intereses de los EEUU.
Se ha visto con claridad meridiana en Ucrania. Luego de preparar durante más de 5 años con más de 5 millardos de dólares a líderes y grupos oposicionistas contra el orden constitucional de gobiernos legalmente establecidos, los EEUU en contubernio con la UE y especialmente con el gobierno de Polonia, consuman un golpe de estado que derroca al presidente en funciones y lleva al poder a una junta de neofascistas representantes del chovinismo nacionalista de la derecha ucraniana. El golpe se salda con la muerte de cientos de ucranianos en las plazas y calles de Kiev. Toda la maquinaria de propaganda de los medios de las oligarquías apoderadas en EEUU y la UE desata una campaña de acusaciones contra Rusia que logra sembrar en la opinión pública la matrix de que la desestabilización del país y de la región es culpa del expansionismo del Gobierno de V. Putin. La impunidad de los autores de la masacre en la plaza Majdan y de múltiples crímenes, como la quema vivos y el linchamento de cerca de 100 ucranianos en el edificio de la Central de Trabajadores de Odesssa semanas después, son el resultado de la defensa de "nuestros hijodeputas".
Ucrania, a imagen y semejanaza de una suerte de Colombia en América del Sur, pasa a ser un pilar de los intereses geopolíticos de los EEUU en las fronteras con Rusia. Se ha establecido un Gobierno neofascista que no dudó en desencadenar el genocidio de los pueblos de Donbas al amparo del imperialismo euroatlántico USA-UE. La crisis de refugiados del Magreb que asota a Europa salta ahora porque le da color a los "salvadores", esos que provocaron el actual éxodo con sus agresiones militares y económicas la destruccion de Libia, Irak y Siria. Pero del Donbas vienen huyendo de las masacres del ejército ucraniano y las formaciones neonazistas paramilitares ucranianas decenas de miles de regugiados. Huyen en u mayoría hacia Rusia, la cual ha venido acogiendo, fuera de las cámaras de CNN, BBC, NTN24 y cuantos libélulos mediáticos conocemos, ya casi un millón de ucranianos y rusos, sin la vergonzosa fajatiña de la UE sobre quién acoge el menor número posible de sirios o libios.
Venezuela en la voz de su Presidente, N. Maduro, declara sobre la acogida de 20 mil refugiados sirios, decisión que pone de manifiesto el espíritu de solidaridad del pueblo venezolano y la vocación política por la paz de la revolución bolivariana. Un pueblo que acoge en su seno a más de 5 millones de colombianos refugiados. Huidos de la pobreza, la miseria, la explotación, la violencia del narcotráfico y del conflicto armado que por decenios sume el país conducido por la oligarquía en la inviabilidad socioeconómica y la catástrofe humanitaria.
Leopodo López es sin dudas un notorio hijo de la oligarquía imperialista usa-americana. Como Roma, USA les paga a los traidores de sus pueblos, pero los desprecia. Así hablan múltiples cables de los funcionarios yanquis puestos al desnudo por Wikileads, sobre sus lacayos en Venezuela y Cuba. Pero a Leopoldo López hay que usarlo mientras alimente la matrix mediática y política que contra la revolución bolivariana mantiene al rojo vivo el Departamento de Estado de los EEUU. La revolución bolivariana ha venido a sustituir la prioridad del imperialismo en América Latina. La guerra abierta contra Cuba cambia de objetivo. Ello habla sobre lo que significa para el proceso emancipatorio de los pueblos latinoamericanos la revolución bolivariana. Nada casual entonces, todo orquestado, como siempre, en componenda con los gobiernos más reaccionarios de la UE. La España casposa de la derecha franquista con M. Rajoy al frente, brilla en primeras portadas en sus ataques contra Venezuela. Sin embargo, el asco que dan no puede descuidar el alerta y la lucha de las izquierdas progresistas y socialistas de Venezuela, Cuba, América Latina, España y Europa.
La campaña mediática y política reaccionaria de los EEUU y la oligarquía venezolana por proteger a Leopoldo López, hace mellas en no pocos militantes de izquierda. En España Pablo Iglesias, líder del partido Podemos, se suma de facto a la campaña imperialista contra la revolución bolivariana. Pablo Iglesias declara que no le gustan los procesos judiciales contaminados por la política y que le "encantaría que Leopoldo López se presentara a las elecciones en Venezuela" . El amante de los juegos de tronos, politólogo de profesión, ningunea la enconada lucha de clases que ha develado la revolución socialista bolivariana. Una burguesía y una oligarquía, apoderadas aún económicamente, tratan por todos los medios ilegales y violentos posibles, derrocar al Gobierno constitucional democráticamente elegido de Venezuela. Dejan en su violencia estelas de muertos, heridos y enormes daños al patrimonio público y privado, no sólo con la quema de inmuebles, sino con agresiones a la economía como el paro petrolero con el cual en 2002 trataron consumar el fallido golpe de estado del 2001. Un paro que dejó más de 20 millardos de dólares en pérdidas al pueblo. Pero no, el izquierdismo intimidado aboga por la impunidad para los delincuentes, porque las oligarquías del Norte, esas poderosas que ponen de rodillas a un izquierdista en el Gobierno como A. Tsipras en Grecia, esas mismas que tienen cogidas por al narigón a los líderes de las huestes de Podemos en España, así deciden que sea. El líder del llamado partido obrero socialista espanol, PSOE, asume el despelote derechista contumaz y compara al Presidente N. Maduro con Augusto Pinochet. Junto al líder del posfranquismo en el partido de la derecha, el PP, acusan a Venezuela de agresión a los derechos humanos de Leopoldo López y de politización del proceso que en su contra la República Bolivariana le sigue. La democracia reina en la rancia España del neoliberalismo descarado.
En Venezuela saltan voces como la de Nicmer Evans, uno de los dirigentes del movimiento izquierdista Marea Socialista, que salen en apoyo de facto a la campaña de los EEUU por la protección de la oligarquía yanqui Leopoldo López. La línea de defensa de los derechos humanos y civiles de Leopoldo López, supuestamente violados, viene a ser el planteamiento de esta izquierda en contra de la revolución bolivariana.
¿Qué nos encontramos en un artículo de opinión titulado "Leopoldo López" firmado por Nicmer Evans? Declarando en los consabidos preámbulos de lo políticamente correcto, N. Evans expresa que Leopoldo López es merecedor del peso de la ley, para acto seguido declarar en contra de ella. N. Evans recurre a subterfugios políticos, cuando habla sobre la culpabilidad de Enrique Capriles en el sentido de que debían ambos estar desde hace mucho presos. El que así no haya sido cuestiona, según la opinión de N. Evans, la justicia venezolana. Este parecer es importante. Resulta que la Fiscalía reúne pruebas contundentes para llevar a juicio a Leopoldo López por los hechos violentos del 2014 como "notorio y público promotor, convocante, instigador de las guarimbas" - tal cual identifica como figura jurídica el constitucionalista Jesús Silva -, y no, hasta ahora, a E. Capriles, y precisamente de esa manera la Fiscalía actúa con absoluto apego al derecho. Limpio de polvo y paja, N. Evans acusa al estado bolivariano con que el juicio seguido al ciudadano L. López se ha realizado sin apego a derecho. Sin disímulo alguno tilda de juicio político – "politización de la justicia" – el proceso penal llevado contra Leopoldo López. No ha habido apego a derecho. ¿Cuáles son las argumentaciones de mérito que presenta N. Evans para fundamentar tan descalificadora opinión? Absolutamente ningunas. De ello da cuenta Alexis Arellano en su certero artículo "Aparentan ser revolucionarios, pero son vulgares traidores". La descalificación sin fundamento de mérito, esa es la forma clásica de las matrices de opinión que en la guerra política contra Venezuela emplean los centros de inteligencia de los EEUU y la UE. Todo vale, cuando se trata de derrocar revoluciones progresistas y más aún de inspiración socialista como la bolivariana.
El caso de Leopoldo López no se presta como ejemplo de la politización de la justicia a la que aluden los defensores a ultranza de los derechos humanos y políticos de golpistas y neofascistas venezolanos. Justo lo contrario a lo que argumenta la defensa, cuando afrima que el juicio ha sido un juicio político, sin arreglo a derecho. Sígase la entrevista que NTN24 le hace al abogado de la defensa y al cro. Jesús Silva. Más aún, lo que el jurista constitucionalista J. Silva cuestiona, además, es una presumible parcialidad del veredicto y la condena, por cuanto la Fiscalía no llega a establecer cargos contra Leopoldo López por la muerte de 43 venezolanos. Es decir, que el veredicto puede considerarse más bien benévolo, en lo que pudiera ser, no la falta de decisión de la Fiscalía - como sugiere el cro. J. Silva, en su importante análisis crítico "Fiscalía deja puerta abierta para libertad de Leopoldo López" -, sino su apego al principio jurídico de la condena "fuera de toda duda razonable". La acusación de N. Evans redunda en la tesis de la falta de debido proceso, y ello apunta al carácter político del juicio. Esa es la falacia. La misma que utilizan los enemigos confesos de la revolución, no ya del poder judicial. Lo que precisamente comete N. Evans es la politización del juicio que él, y similares opiniones, emite sobre el proceso penal y el juicio seguido al delincuente en cuestión.
Como relleno díscolo N. Evans trae por los pelos en su artículo otros problemas y patologías que se dan en el estado y en el propio proceso revolucionario para darle hálito de credibilidad a su infundada crítica sobre el juicio llevado contra Leopoldo López. Ello raya con la manipulación de la opinión. El probatorio de la culpabilidad penal de Leopoldo López no puede ser cuestionado con acusaciones sobre tales patologías, contra las cuales lucha también el Gobierno y cada vez más involucrado el propio pueblo venezolano.
Con la defensa que el imperialismo euroatlántico hace de Leopoldo López se descubre una vez más el ataque reaccionario por excelencia de quienes, enemigos confesos de la revolución bolivariana, siguen a pie juntillas los guiones políticos de dichas oligarquías en su guerra política y mediática contra la revolución. El texto de N. Evans se apunta en esa corriente difamatoria reaccionaria contra el orden jurídico venezolano y la propia revolución bolivariana. Es difamatorio porque, repito, no presenta N. Evans elementos de juicio algunos que fundamenten su descrédito por la administración de justicia en el caso del neofascista Leopoldo López. La opinión de N. Evans constituye un aporte pernicioso a los esfuerzos de la contrarrevolución interna y externa contra el proceso bolivariano. En el fondo constituye un flaco favor político a la propia Marea Socialista, una corriente de pensamiento crítico, compromiso y acción revolucionaria que le es necesaria, en tanto democracia de la participación, al proceso socialista bolivariano.
La revolución bolivariana ha de seguir siendo transmitida, a voz en cuello y a toda pantalla. No se da en Venezuela una lucha de clases dentro de la lógica que el materialismo histórico le descubre al desarrollo capitalista. En Venezuela la lucha de clases está signada por el proyecto socialista de la revolución bolivariana. Esa es la diferencia para las izquierdas.