1 Sobre los actos realizados por la oposición el sábado 19 de este mes en Caracas y ciudades del interior, conviene reflexionar. Tanto a la oposición como al chavismo. Porque un análisis sesgado de lo sucedido puede dar pie a un peligroso autoengaño. Me explico, si la oposición considera que lo que ocurrió ese día es un éxito, está incurriendo en un grave error. Lo mismo pasa con el chavismo: si de la escasa concurrencia de la oposición deduce su derrota electoral, incurre en una ligereza. La percepción que se tenga del intento opositor por retomar la calle, cuenta para evaluar las posibilidades futuras de cada sector en las parlamentarias del 6-D.
2 Si la manifestación opositora, convocada con todos los hierros -incluida la motivación de protestar la decisión judicial contra López-, se la juzga por la asistencia, el resultado no pudo ser más decepcionante para la MUD, Voluntad Popular y El Nacional que se la jugó a fondo. Fue un evento que repitió, en mayor escala -dado el énfasis y recursos empleados para motivar la asistencia-, fracasos anteriores. Que confirmó el cómo funciona la MUD, con el liderazgo y el discurso que tiene, en vez de atraer suscita rechazo o indiferencia. En concreto, a la luz de las últimas experiencias, perdió la calle y carece de capacidad para recuperarla. El fracaso es tal que un medio español, El País -antivenezolano hasta los tuétanos-, reseñó la actividad así: "La indignación opositora por la reciente condena a más de 14 años de prisión de Leopoldo López, apenas alcanzó este sábado para reunir a unos cuantos centenares de personas en una cuadra del este de Caracas en contra de lo que se esperaba". La reseña remata con lo siguiente: "en el evento no participó el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles Radonsky". Si los dirigentes opositores estiman que obtuvieron un éxito ese día, premonitorio de una próxima victoria electoral, allá ellos si quieren vivir en una burbuja y eludir la realidad. Sin embargo, me atrevo a decir que si el chavismo considera que el mandado está hecho porque la oposición carece de calle y fracasa en cada convocatoria a manifestar; que es un enemigo que marcha fatalmente hacia la derrota electoral el 6-D, comete un error.
3 Cierto: la oposición es un desastre. No tiene capacidad para competir con una fuerza tan poderosa, coherente y dirigida con acierto en el terreno electoral, como el chavismo. Hoy por hoy, la diferencia entre uno y otro sector es más evidente, dadas las característica de los comicios de diciembre, en circuitos donde es obvia la ventaja organizativa y el implante del chavismo. Pero apostar solo a esta ventaja no es aconsejable. Porque el antichavismo tiene otra manera de expresarse. Su conducción no tiene capacidad de convocatoria, pero la masa opositora sí la tiene para concurrir a votar. Tiene la obsesión de derrotar al chavismo, y para eso no necesita manifestaciones en la calle, que hasta ahora no le han resultado, que desgastan, o derivan en violencia. El descontento, producto del malestar económico, cuenta. Pero así como no se debe desdeñar, tampoco se debe magnificar. El voto, hoy día, es esencialmente político. Poner de lado mitos y fantasías es lo recomendable en las actuales circunstancias. Y aguardar con serenidad el resultado.
LABERINTO
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