"El gobierno está malacostumbrado a que sus mujeres estén desarregladas, sucias, sin maquillaje", fueron las palabras mencionadas en un programa de farándula transmitido por el canal Globovisión, por usted distinguida dama de la alta sociedad venezolana, luchadora "por los derechos de la mujer", Diana D´Agostino, quien además, es esposa del "ilustre" Presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup.
Este fue sólo parte de su discurso que fue sostenido a lo largo de un programa de farándula, frío, vacío y sin nada que aportar para la sociedad. Acto seguido, resonaron las siguientes palabras: "todo lo que yo tengo me lo ha dado mi marido, yo no le he quitado nada a nadie para vestirme, a diferencia de las mujeres del gobierno."
Analizando brevemente lo que nuestro escasísimo conocimiento nos permite, legalmente pudiéramos estar ante una confesión de violencia de género por parte del hombrecillo misógino que tiene como esposo. Esto queda demostrado una y otra vez, principalmente cuando ya señala que su matrimonio había sufrido una crisis al tomar la "arriesgada" decisión de postularse a un cargo político. ¿Qué pensarían Dilma, Cristina, Bachelet y otras tantas mujeres que han incursionado en la política? Ni hablar de Manuela Sáez, Luisa Cáceres de Arismendi, Bartolina Sisa, Argelia Laya, cuyas vidas más allá de la muerte han estado al servicio de la libertad de sus naciones.
Nos permitimos recordarle "ilustre dama" que en el año 2013, en la osadía que cometió de ser candidata a la Alcaldía del Municipio El Hatillo obtuvo el cuarto lugar en los resultados electorales (8,66%), por debajo del candidato Chavista, por lo que pudiéramos entender que sin lugar a dudas, ni las mujeres de su propio Municipio la quieren, así se vista de Chanel.
Sus declaraciones señora D´Agostino, están cargadas de un profundo desprecio hacia las clases populares, en especial las revolucionarias, que no cumplen con los estándares de belleza que utiliza la oligarquía venezolana. Asimismo, llevan implícito un alto contenido de discriminación social que por demás, atenta contra la lucha feminista de siglos.
Llama la atención su mentalidad retrógrada que choca con el papel que la mujer ha venido asumiendo en los nuevos tiempos. Parece impensable que en pleno siglo XXI, donde la mujer ha asumido posiciones de vanguardia en todos los espacios alguna afirme que depende "de su marido" como proveedor de la casa, "jefe de familia" o "patriarca". La independencia laboral, económica y financiera de la mujer es hoy día una realidad.
¡Que bella es la mujer venezolana! Cierto. Bella la mujer que con sus manos construye los cimientos de esta nueva sociedad; bella la mujer que llena su cabeza de conocimiento y no de agua oxigenada; bella la mujer que con el fruto de su trabajo ayuda a quien lo necesita; bella la mujer que no necesita ocultar su rostro en maquillaje porque sabe que la belleza exterior no es más que un concepto esclavizante creado.
En nombre de la mujer venezolana, debemos darle las gracias porque con su actitud sólo ha logrado afianzar nuestra convicción de seguir creyendo en este proceso y construyendo esta revolución.
Si Eva hubiera escrito el Génesis, ¿cómo sería la primera noche de amor del género humano? Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla, ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca le dijo que parirás con dolor y tu marido te dominará. Que todas esas historias son puras mentiras que Adán contó a la prensa.
Eduardo Galeano
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