El organismo que se ocupa de supervisar al CNE: Súmate, laboratorio de expertos en materia electoral, ha convocado al proceso de votación. Se trata de las “primarias”; el término no se refiere al grado de escolaridad de los votantes, mas bien alude al hecho de ser elecciones básicas, donde los integrantes del electorado refinado y chic, ergo la sociedad civil, escogerán en vivo y en directo al candidato favorito para competir en la elección presidencial que en caso de ganar Hugo Chávez será mediante un fraude descarado.
Por el momento una duda acogota a muchos activistas de la oposición. ¿Qué pasará si, tras la alharaca que han formado en torno a las elecciones extraoficiales, el “no show” (la abstención en el argot de las líneas aéreas) iguala o supera el 75% registrado en la votación parlamentaria del pasado 4-D?
Para anticiparse a una supuesta abstención masiva los voceros de Súmate han revelado que lo ideal será que concurran tres millones de votantes. Otros, más discretos o realistas, se conforman con un milloncejo de electores; a fin de cuentas los sufragantes de Súmate valen más por la calidad que por la cantidad.
En todo caso María Corina ha revelado que el número real jamás lo conocerá el oficialismo. Para ello las listas de votantes serán incineradas al concluir la votación, sin que nadie (salvo el Departamento de Estado) sepa cuántos ni quiénes fueron los heroicos opositores.
Para contrarrestar estas actividades absolutamente pulcras e inobjetables, el sector gubernamental ejecuta una campaña desmoralizante. Se ha dicho que si, por algún milagro, se lograra fabricar un candidato ideal, aún así los resultados serían desfavorables.
Pongamos que, como quien elabora un retrato hablado, Súmate pudiera, mediante la última tecnología, ensamblar un aspirante sin defectos. Digamos que éste tuviera la esbeltez de Cecilia Sosa, la chispa de Tejera París, el carisma de Borges, el no rechazo de Rosales, la credibilidad de William Ojeda, la moderación del “Cura” Calderón y así sucesivamente. Por desgracia las encuestas revelan que, aún en esas condiciones, el resultado de tal ensamble sería derrotado por Chávez.
Afortunadamente los directivos de Súmate no son cogidos a lazo y ya tienen previsto el “Plan B”. Dicho plan consiste en clamar que el fraude se efectuó con anticipación y convocar a la abstención masiva. Así, cuando Chávez gane con 10 millones de votos dirán que son inventados.
No como los de Súmate, que serán escrupulosamente contados antes de quemar las listas.
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