Por estos días se ha puesto de nuevo sobre el tapete el triste simbolismo de aquellos cacerolazos grabados en CD que, en época de “paros cívicos” y guarimbas, armaban tremendo escándalo estereofónico cuando el escuálido del caso se armaba de sendas cornetas, las apuntaba hacia la calle, insertaba el CD en su equipo de sonido y ponía éste a full volumen: ¡cacerolazo virtual al instante! ¡Un gentío bárbaro cayéndole a trancazo limpio a una montana de ollas y sartenes! La cada vez más escuálida oposición –usando el término en estricto sentido gramatical- con su acostumbrado apoyo mediático, nos hace recordar aquellos cacerolazos que no estaba tocando nadie para protestar por una crisis imaginaria provocada por una inexistente dictadura o totalitarismo, en el seno de una caótica Venezuela virtual fabricada por los medios de contaminación social. Igual fue cuando inventaron la “desobediencia civil legítima”, la “desobediencia tributaria”, el “paro cívico nacional” y otras descaradas figuras virtuales (sin hablar del golpe de Estado disfrazado de “vacío de poder”), que coincidían entre sí por carecer de fundamento legal, colidir con nuestro Estado de Derecho, violar preceptos constitucionales y justificar atropellos a la ciudadanía y a la administración pública en general. Ahora, las novísimas imágenes virtuales con que pretenden lavarle el cerebro al íííque ingenuo y cándido pueblo venezolano son las de un país cayéndose a pedazos, donde a) se cometen CUARENTA Y CUATRO homicidios diarios -ríanse de Irak y de Afganistán-, b) el dictador-Presidente Chávez está armando a sus prosélitos con sopotocientos fusiles rusos para caerle a tiros a los escuálidos –usado ahora el término en su sentido peyorativo-, c) el CNE tiene lista su artillería electrónica para impedir que a Chávez lo derroten el próximo 3 de diciembre los veinticinco millones de electores que ¡seguro, seguro! votarán en su contra...
Otra vez el cuento de la Venezuela virtual. Otra vez la táctica ToCoCha, financiada desde el Norte, orquestada por los medios desinformativos golpistas, para manipular la opinión pública exhibiendo el inexistente arrastre de cuatro gatos íííque pre-candidatos a la Presidencia de la República que, a estas alturas, escasa y arduamente reunirían entre todos dos millones de votos, y eso de chiripa, pero que, como hicieron antes, repiten una y otra vez que el Comandante Chávez sólo permanecerá en Miraflores haciendo trampa porque –y aquí levantan la mano para tapar el sol con un dedo- no tiene ya ningún respaldo popular. ¿Argumentos para tratar de convencer a alguien de que existe algo remotamente parecido al esbozo de un Plan de Gobierno alternativo capaz de “sacar al país de la pesadilla”? Como de costumbre: NINGUNO. Sólo el show televisivo diario de un manojo de aspirantes que abren la boca única y exclusivamente para descalificar al rrrrégimen… sin aporte constructivo de ningún tipo capaz de captar, ni por descuido, la intención de voto de nadie, por muy opositor que sea. Cascarones vacíos de ideas pero llenos a reventar de odio y ambición de poder.
Viendo entonces el galopante regreso de la imaginería virtual que tanto daño hizo a nuestro pueblo y a nuestra patria, no puedo menos que darle algún crédito a la idea, cada vez más y mejor fundamentada, de que lo único que realmente pretende el hipócrita sector radical de la masa opositora –el que aparece a diario en GoebbelsTerror y RatiCidaTV- es consolidar la imagen de la inexistente búsqueda del “candidato único”, hacer que éste se retire de la contienda electoral venidera gritando “¡trampa, trampa!” a voz en cuello, y fomentar a toda costa (a costa de sangre inocente: 11 de abril de 2002) el clima de desestabilización necesario para intentar, una vez más, la aventura golpista. Ante tanta estupidez e insensibilidad social y moral, cabe preguntarse: ¿Cuántas veces tendrá ese grupúsculo de vende patrias que estrellarse contra la granítica muralla de la Voluntad Popular y Soberana, hasta convencerse de que por esa vía NUNCA volverán a jugar con el destino y futuro del pueblo venezolano?
Ab. Eduardo Santana Gómez
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