Su discurso los delata

La oposición ya tiene candidato, el que era de esperarse, simplón de la política que en su genuflexión ante la barbarie acomodaticia del imperio norteño, fue capaz de avalar con su firma el intemporal decreto de Carmona; a los que seguimos de cerca los malabarismos inconsistentes y los manotazos de ahogado que desde hace ya tiempo lanza la oposición, no nos queda mas remedio que sonreírnos de satisfacción, porque los menguados adversarios de la oposición escudan tras esa mofletuda candidatura, la convicción manifiesta de que el presidente Chávez continuará al mando del gobierno Bolivariano venezolano al menos por seis años mas; que de nuevo el pueblo venezolano con su voto extensamente mayoritario le dirá al mundo que no es verdad que “el muñeco Chuki” les atemoriza haciendo presencia imaginaria a través de las “capta huellas”.

Es un hecho palpable en el discurso de Rosales, la imagen imborrable en su mente, de aquel nefasto 11 de abril de 2002, cuando expresa “….saquen la “espada de la democracia”…y el 3 de Diciembre vamos a Miraflores y vamos a ganar y a cobrar…”; si hubiere el mas mínimo convencimiento de una victoria, la invitación sería diferente y haría alusión al voto mayoritario y no al desvaine de la espada que de por si es una invitación a la “guarimba”, a la rebelión, o la evasión de las cárceles de los delincuentes juzgados, al montaje de nuevas “plazas Altamira”, eventos representativos del accionar de los “demócratas de pacotilla” de la cada vez mas minimizada oposición.

Demuestran entonces, con la evasión del juzgado delincuente, Ortega, con el deseo de que el Lapi, se evada también, con esa invitación no velada de ir a la toma de Miraflores por la fuerza, de que en nada aspiran a obtener los votos suficientes para la toma del poder, como debe ser, porque ese camino “plagado de obstáculos”, según palabras de Rosales, solo podrá ser transitado bajo la mirada despierta del pueblo venezolano, que nunca más permitirá ni aun por un día le sea arrebatada la esperanza de su Revolución Bonita”, que ha sido implantada en cada rincón de la geografía de nuestra Republica bolivariana.

Ellos lo saben: No volverán, pero debemos estar alertas, los ojos bien abiertos, y la intuición en toda su expresión para dilucidar con claridad las malas intenciones que detrás de los discursos ramplones y demagogos, copia exacta de los “cuarto republicanos”, expresan los candidatos de pacotilla.

Los únicos rosales que emanan buen olor y perfuman el ambiente son los rosales del jardín de la abuela. Y aunque las rosas son rojas no podemos dejarnos obnubilar y digamos sin temor: “Chávez no se va” .


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Luis Daza


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