Si hubiera 2 Chávez los imperios caerían. Las armas de los “poderosos”
se disolverían ante el grito angustiante de un Chávez indetenible
por subsanar los dolores de los pobres que sufren y han sufrido. Pero
solo hay uno, y ese único se ha multiplicado hasta en las lágrimas
de un hombre que solo ha vivido para hacerse del sentir de su pueblo.
Los oligarcas aun tembleques, se inventaron un esperpento, que asalta
embajadas, y defenestra a sus amigos, por estos buscar dinero no legal,
con el cual financiar el pensado holocausto del paquetazo. Pintando
falsos caminos y ofreciendo no eliminar las misiones, quieren adueñarse
de la PDVSA, ahora social y solidaria, para convertirla en fuente de
dólares para los bolsillos de la indolente oligarquía. Y también
para entregarla a las voraces fauces de las transnacionales que usan
a los humanos como energía desechable de sus más bajas apetencias.
Dan tristeza, aquellos que creen el cumulo de mentiras con el cual arman
el anzuelo que sirve para atrapar a insulsos, que trastabillaran como
zombis alimentados por las redes de medios que solo lanzan la falsedad
hecha verdad. El camino que ofrecen conduce, sin duda, al abismo de
la defenestración de la esperanza de millones y millones que en el
ahora gozan de la dignidad de ser considerados pueblo con derechos y
zurcidos de justicia, esa justicia que escondieron bajo sus pies, los
que en el pasado reciente, también aplicaron paquetazos arrodillados
al FMI y el BM.
Cada día están más al descubierto, los que ofrecen la carnada de
un camino, ensartada en el anzuelo de uno que llaman “flaquito”
engorrado con la bandera, en el intento fallido de crear la ilusión
de un mejor Chávez que ese que se hizo el corazón de la patria, ese
que palpita y llora al ver a su pueblo desbordarse de amor por quien
jamás le ha engañado ni engañará.
El paquetazo es una verdad, que al verse descubiertos, los embaucadores
de la “mesa hundida” quieren convertir en una mentira fabricada
por sus enemigos. Pero es que ese paquete pesa tanto que sin duda ha
resquebrajado las patas de la mesa, y ahora andan en busca de un prodigio
salido de las fuentes del asombro, que cale una victoria alcanzada en
el autobús en retroceso.
Señores de la “mesa hundida” ustedes ya internalizaron la derrota,
no les queda más que gritar y gritar, mentir y mentir, prometer y prometer
aunque sus gritos, mentiras y promesas sean solo el disfraz que necesitan
para ocultar su fracaso.
Ustedes ya están listos para escuchar el 7 O, la dulce melodía del triunfo del pueblo venezolano, quien entonará el sempiterno coro: UH EH Chávez no se fue.
enmanuel1@cantv.net