Las capta huellas y el coco

Al Presidente George W. Bush le atribuyen una extraña habilidad para querer
decir una cosa y expresar otra bastante distinta. El remedio ha consistido
en evitar que improvise frases al desgaire, para ello lo acompaña un equipo
de libretistas que le suministra expresiones adecuadas a cualquier
circunstancia, incluyendo dichos ingeniosos que intentan explicarle para que
no se sorprenda cuando sus oyentes se ríen.

Sinceramente espero que no sea este el caso del candidato Manuel
Rosales en cuya primera presentación pública o bien lo traicionó el
subconsciente o se le escapó un gazapo digno del presidente gringo.

Al referirse a las máquinas capta huellas el aspirante zuliano
intentó una comparación o metonimia con la mala suerte de afirmar lo
contrario de lo que, aparentemente, quería decir. Así pues, equiparó el
aparato dactiloscópico electoral con el coco que usaban para meterle miedo a
los niños y mantenerlos asustados hasta que éstos se daban cuenta que el
coco no existía.

Difícilmente habría sido posible emplear un símil más apropiado
para defender el uso de las calumniadas máquinas. Los aparatos en cuestión
han sido criticados más allá de toda consideración lógica, haciendo de su
empleo una especie de punto de honor, fuera de proporción con la realidad.
No obstante, si las encuestas no mienten, los que votarán por Hugo Chávez no
tienen problemas para usar las capta huellas, las cuales, como el coco, no
le meten miedo a la mayoría del electorado.

Por cierto, ninguno de los observadores extranjeros, incluyendo la
OEA, la Comunidad Europea, el Centro Carter u otros menos imparciales,
consideró que nuestro sistema electoral, con capta huellas y todo, fuera
inadecuado o no garantizara el secreto del voto. Tales testimonios
calificados no los menciona Súmate ni los demás satanizantes del CNE.

Es posible, sin embargo, que si se empeñan en rechazarlas, el CNE
acepte, como en las elecciones parlamentarias, suspender su utilización para
que la oposición vote confiada. Desafortunadamente no ocurrió así el 4-D,
2005, cuando, tras ceder ante la absurda e infundada solicitud, de todas
maneras se abstuvieron de participar en los comicios.

Si cometen de nuevo el mismo error el resultado será peor para
ellos.

augusther@cantv.net



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Augusto Hernández


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