sola semana, dos sucesos alentadores. Por una parte Carlos Ortega se piró de
la cárcel de Ramo Verde mediante una audaz fuga que le debe haber costado
todos los bingos ganados en los últimos años. Por la otra, finalmente se
formó la tococha (todos contra Chávez), con Manuel Rosales como candidato
talla única, con la ventaja de que le queda como hecho a la medida de la
extrema derecha y tampoco desentona totalmente como abanderado de la ex
izquierda que reniega de la revolución bolivariana.
Claro está que, por más que se las den de rosalistas, la campaña electoral
no va a ser un torneo floral. El candidato opositor arrancó con expresiones
que hacen presumir una confrontación cargada de denuestos y denuncias. Lo
que viene no son disquisiciones filosóficas ni exquisiteces retóricas, sino
un lenguaje agresivo que pondrá en tres y dos a los electores indecisos y
cohibirá a otros de participar en la jornada comicial.
Con todo y las expectativas de una campaña aguerrida, las próximas semanas
serán lo más positivo que ha ocurrido últimamente en el país favor de una
democracia funcional y sólida. Ante la convocatoria para elegir presidente
es preferible un proceso agitado y hasta violento que una abstención
electoral, por más beatífica que parezca.
A estas alturas se puede vislumbrar que la estrategia abstencionista,
auspiciada por Acción Democrática, Copei, Súmate y la embajada de Estados
Unidos, fracasó por completo o está en vías de ser repudiada por una mayoría
determinante de los votantes.
Resulta más que curioso el caso de los canales privados de televisión, cuyos
comentaristas y locutores han venido desde hace meses pregonando la línea
editorial abstencionista y, ahora, ante la respuesta del público, no les
queda más remedio que fingir entusiasmo frente a la candidatura
oposicionista. Lo que queda demostrado es que el poder de convicción de
Globovisión y sus congéneres resulta nulo frente a sus televidentes, a pesar
de todas las campañas, directas e indirectas, subliminales o abiertas,
contra la participación electoral.
En honor a la verdad todavía es prematuro dar por sentado que las elecciones
se realizarán sin inconvenientes y que no habrá nuevos y tal vez
desesperados intentos por sabotearlas. La fuga de Carlos Ortega no parece
tan casual en el momento que ocurrió. Tampoco es una simple coincidencia que
el gobierno de Estados Unidos anuncie la creación de una agencia especial
para vigilar los sucesos políticos en Cuba y Venezuela. Si nos guiamos por
el éxito que han tenido sus expertos en predecir el fracaso de la revolución
cubana el asunto no parece tan preocupante. Por desgracia los gringos tienen
en Venezuela una amplia gama de cipayos, apátridas y otros de la misma
calaña, dispuestos a hundir esta patria para que el capitalismo salvaje siga
imperando en América Latina.
Como revolucionario apoyaré con pasión venezolana la candidatura de Chávez a
la reelección. Ello no implica la utilización de ³guerra sucia² para
descalificar a Manuel Rosales. Uno de los favores que se le puede hacer a
Venezuela es jugar limpio en esta campaña.
A fin de cuentas, Chávez tiene pegada para ganar por ³nocaut².
augusther@cantv.net