“La política no tiene nada que ver con la moral, un jefe….que pretenda gobernar con arreglo a las leyes morales, no es hábil y, por tal, no está bien afianzado en su asiento. Todo el que quiera gobernar debe recurrir al engaño y a la hipocresía. En política, el honor y la sinceridad se convierten en “vicios” que despachan a un mandatario más pronto que sus mayores enemigos.”

El texto precedente sería la trascripción de una parte de unas supuestas reuniones de los "sabios de Sion", en la que estos sabios detallan los planes de una conspiración judía, que estaría extendida por todas las naciones de la Tierra, y tendría como fin último el hacerse con el poder mundial, siendo obvio que el llamado imperio de los EEUU se ha constituido en el ejecutor de este plan con la complicidad manifiesta del país representante del Sionismo, sin duda la nación de Israel. Desde antes del pretexto del terrorismo, el actual Gobierno norteamericano ha recurrido a procedimientos ilegales y criminales, bajo la mentira sistemática, para ejecutar su política exterior de dominación mundial. Según las aserciones del propio Clinton y de Bush de que el siglo XXI será el siglo de los estadounidenses, han determinado arrojarse a la conquista total del mundo recurriendo a todas las políticas y métodos que estén a su alcance, por ilícitos e inmorales que sean. El gran poder de la comunicación acostumbra a manipular las palabras y las utiliza como arma política para deformar la realidad. Se ha visto recientemente como hoy, gracias a que unos pocos grupos corporativos controlan las noticias, se pueden pasar como verdades ante el mundo que en Haití hubo la renuncia de un presidente elegido democráticamente y que, en lugar de un secuestro gangsteril, efectuó un viaje voluntario, a bordo de un avión, hasta un país africano
Hay un lenguaje bribón, degradado, no ético, que lleva a suscribir a una reciente declaración de Carl Bernstein, uno de los reporteros que puso al descubierto el escándalo Watergate, de que el periodismo actual, con su manipuleo, sensacionalismo, querellas prefabricadas y lenguaje fullero, "insulta a la inteligencia, ignora la realidad objetiva y hace triunfar la epidemia de la cultura idiota".
La mentira y los ingredientes que la acompañan, en fin, son armas de destrucción masiva, se han convertido en la peor agresión contra la libertad de expresión en el mundo. La guerra contra Irak fue justificada por el gobierno EEUU fundándose en mentiras, y que cuando esas mentiras son reveladas, la respuesta de los medios americanos es de una indiferencia incrédula, un gran ¡Y qué! Ahora es obvio que la administración ha mentido grosera y abiertamente al pueblo americano y al mundo entero para justificar el lanzamiento de una guerra que incurría, en cualquier caso, en una violación de la ley internacional.

Pero la exposición de esta gigantesca mentira política no provoca su condena sino nuevas justificaciones incluso más insolentes por parte de los medios difusores.

Esta situación habla al mundo y por ende a los venezolanos de algo importante y muy inquietante: el imperio tiene sus ensangrentadas manos metidas en el proyecto “cuarto republicano” que de una forma grotesca y hasta cómica, trata en la medida de sus limitadas posibilidades, de liderizar el mas grande fiasco político que pudiera haberse presentado ante el pueblo venezolano, que no es otro que el sin igual Manolo Rosales, al cual el manejo de la mentira no le produce ningún cargo de consciencia, ya que sus promotores, que no son otros que los viles comandantes de la política norteamericana, le han ordenado que sin tapujos use la mentira hasta la saciedad para tratar de embaucar al pueblo, para embarcarlo de nuevo en la terrible experiencia “puntofijista”, la cual sería instaurada sin miramientos y sin consideraciones de ninguna índole. Es evidente que en un supuesto negado ganase el títere del imperio: Rosales, el accionar inmediato de su gobierno sería idéntico al demostrado en la triste realidad del 11 de abril de 2002. Rosales es solo una caricatura creada en los estudios de la CIA, difundida sin cesar por los medios al servicio del Imperio, nacionales e internacionales, que no tienen ningún reparo al difundir las mentiras que sustentan la imagen de este mal comediante de la política venezolana. Tampoco debemos caer en el engaño de aquel lanzador de “piedra”, quien con su comicidad de casinos de mala muerte, pretende hacernos creer en su independencia, cuando es cierto que él forma parte del sainete en el que se pretende embarcar a los venezolanos, instrumentado por los lacayos del norte.

Manuel Rosales con sus mentiras "insulta a la inteligencia, ignora la realidad objetiva y trata de hacer triunfar la epidemia de la cultura idiota". Pero olvida que este pueblo ya ha despertado del adormecimiento en lo que lo sumió por mas de cuarenta años de democracia “representativa” esa oligarquía corrupta e insaciable representada en los partidos políticos de ese entonces.

Miente descaradamente rosales cuando lanza el anzuelo hipócrita de una fulana “mi negra”, a sabiendas de que ese mecanismo de repartición de la renta petrolera es totalmente inviable de aplicar, pero no se detiene en su engaño ya que las ordenes recibidas por sus asesores norteños es la de ir adelante en su falsario ofrecimiento, porque aun se piensa en los búnkeres de la ignominia que el pueblo venezolano puede ser movido aun por las “migajas que caen de la mesa de sus señores”.Es de imaginar que el otro 80% de la renta iría a parar a los bolsillos de la logia oposicionista donde no existe nadie que pueda concebir en su consciencia la solidaridad con aquellos que nunca disfrutaron, en los años de la representatividad dizque democrática, de los beneficios que da la explotación del petróleo venezolano, que es y debe ser en un 100% de la mayoría del pueblo venezolano.

Lo que podría no ser una mentira es el ofrecimiento, “apológico del delito”, de premiar con cinco millones a aquellos delincuentes que cedan su instrumento de “trabajo”.

No volverán: es la verdad absoluta.