La chuleta “imprimida”

Que se puede esperar de un candidato que usa una “chuleta” para poder mantener un discurso coherente, ante aquella gente que ha puesto su esperanzas y deseos en EL, y alrededor del cual giran sin cesar las concepciones de un “magnifico” liderazgo, montadas en los departamentos de asesoría del candidato y en los medios de comunicación. Pero lo relevante del caso, no es el hecho de usar un apuntador o documento impreso para conseguir la coherencia necesaria y mantener el hilo del discurso, mucha gente lo hace, sin que ello signifique desconocimiento del tema tratado, sino la intención notoria e indiscutible de mantener en oculto la fulana chuleta con el fin de aparentar una habilidad que se está muy lejos de poseer.

La famosa “chuleta” utilizada por estudiantes de las diferentes modalidades educativas, demostraba sin duda que su usuario no tenía dominio ninguno del tema que su profesor estaba intentando evaluar. El uso de este recurso “vil” deja mucho que desear de la integridad y la ética que debe acompañar a quien intenta mostrarse ante la sociedad como íntegro y humanamente digno de confianza. La ética hay que concebirla como una dimensión fundamental de nuestro escenario humano, donde quienes nos clasifican no son las leyes externas, ni los profesores, ni quien me "cuida" en clase. Quienes nos califican siempre, en última instancia, somos nosotros mismos. Si alguien se comporta de tal modo que no se hace un mejor individuo, sino que se vuelve una persona pícara a través del plagio y la copia, lo peor es que está dejando de formarse, está cometiendo una inmensa estupidez al negar justamente aquello en lo que consiste la esencia del ser humano: darse forma a sí mismo a través de las decisiones correctas y bien hechas. Así que si alguien es tramposo y se copia cosas, lo de menos es que sea descubierto: lo importante es la decisión que con ello se ha tomado sobre lo que va a hacer de sí mismo y que con ello está construyendo una escenario humano completamente falso y mezquino que no se corresponde con las oportunidades y las posibilidades que se han recibido.

Pues bien: la ética no es sino la dimensión del hombre por la cual éste crea posibilidades de ser y se las apropia, dándole con ellas una forma concreta a su propio ser. Es decir, esas decisiones tienen consecuencias directas sobre lo que el hombre mismo elige ser. Hay decisiones que van a traer consigo que el hombre sea mucho más pleno, mucho más persona, que lo van a enriquecer en su humanidad. Esas son las decisiones que consideramos han sido buenas decisiones en nuestra vida, porque tienen consecuencias productivas, formativas, enriquecedoras, nutritivas de nuestra propia manera de ser. Hay otras decisiones que, por el contrario, cuando se toman tienen consecuencias negativas sobre uno mismo y por supuesto sobre las personas que deciden poner su confianza en nosotros.: son las decisiones que consideramos fueron malas decisiones. Por ejemplo, haber aceptado la responsabilidad de optar por la presidencia de un país, sin tener un conocimiento pleno de la realidad de esa Nación, pretendiéndose utilizar un discurso falsario y engañoso, es de hecho el colmo de la hipocresía.

Aquel discurso que intenta descalificar al adversario, desconociendo los logros del mismo, es signo innegable de que quien lo utiliza carece primordialmente de la mínima formación para asumir el reto de poner en sintonía al país con el necesario y obligante paradigma del socialismo del siglo XXI, y representa sin duda los intereses del degradante capitalismo insaciable.

No volverán: Y usando chuleta mucho menos.


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Luís Daza


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