¡Qué flojos son!

Terminó la semana pasada con la oposición realizando una importante marcha de cierre de campaña, en cuanto a su magnitud no he de decir nada nuevo, puesto que ya lo hice en el artículo "La Mamá de todas las marchas"; pero sí he de hacer una acotación, debido a lo dicho por algunos de los líderes de la oposición, entre ellos Leopoldo López, quienes se quejaban acremente de que el Rrrrrrrégimen había ordenado realizar trabajos en la carretera Panamericana, así como en la autopista Guarenas - Caracas, con lo que había impedido el acceso de gente que venía del Occidente y del Oriente del país para sumarse a ese acto de masas. El argumento me parece bien peregrino, hubiese sido otro el cantar si el Rrrrrrrégimen hubiera ordenado EL CIERRRE de esas vías, lo que no fue el caso, razón por la cual los trabajos en cuestión lo que pudieron hacer es solamente entorpecer un poco el flujo normal de circulación, pero en ningún momento impedirla.

Y aquí viene lo bueno.

Me pregunto, en el caso de que se hubiesen trancado vías de acceso a la capital, si una persona que viene dispuesta a jugarse la última carta para evitar que el Rrrrrrrégimen comunice al país, le quite los hijos a sus padres para adoctrinarlos, para ponerle fin a la situación de ruina en la que está, a decir de ellos, Venezuela, para recuperar las libertades públicas para así volver a expresarse libremente en la calle y en los medios, etc. etc. etc.; no sería entonces lógico que se bajara del transporte, público o privado, y se lanzara a caminar hasta llegar a un lugar en el que pudiera abordar un vehículo para llegar a los puntos de concentración. Cuando más hubiesen debido caminar unos diez kilómetros lo que se hace, sin mucho apuro, en tres horas. Pero no, ellos no conciben una acción de ese tipo, porque deben llegar frequesitos al lugar de la concentración, y luego solamente sudar lo estrictamente necesario.

Aún tengo fresca en la memoria la escena en la Avenida Libertador el domingo 22 de enero de este año, cuando al finalizar una concentración escuálida muchos de los participantes en ella llamaban por el celular a los chóferes para que viniesen a recogerlos. Haber caminado cinco cuadras los tenían exhaustos.

Y esta semana se inició con la marea roja desbordando calles y avenidas de Caracas. Tampoco voy a señalar cuantas personas se movilizaron, pero sí puedo decir que si la marcha del sábado tuvo una cuantiosa concurrencia, pues la del domingo, no me cabe la menor duda, la triplicó, y eso para ser conservador.

Aunque lo más importante, y que da lugar para que escriba estas líneas, son unas fotos que nos hizo llegar (al grupo comoustedespuedenver) el mismo domingo el camarada José Ovalles, quien vive en los altos mirandinos (para los amigos del extranjero, una zona aledaña de Caracas situada a más o menos unos treinta kilómetros), tomadas mientras bajaba hacia Caracas para incorporarse a la concentración. En ella se ven grupos de personas, que viven en los barrios que se han levantado en los cerros que se encuentran sobre la Panamericana, caminando por el hombrillo rumbo a Caracas. O sea, gente que no se arruga a la hora de tener que caminar durante cuatro o más horas para estar presentes a la cita con el Comandante. Gente que no se arruga al tener que volver a caminar, pero esta vez en subida, otras cuatro horas para regresar a sus hogares.

Estas fotos, así como esta reflexión, deberían tenerla muy presentes aquellas personas que están pensando echar una vaina el domingo, para así tratar de desconocer la voluntad popular, o sea de esa gente que no dudó en echarse cuatro horas de camino a pie, para ir a darle su apoyo a Chávez. Porque esa misma gente fue la que salió el 12 y 13 de abril de 2002 a jugarse la vida en defensa de un Presidente al que le deben haber podido recuperar la esperanza de vivir mejor, a un presidente que ha comenzado a saldar la inmensa deuda social acumulada por décadas.

Pero...como la gente "bien", esa misma que llama por el celular al chofer para que lo vaya a buscar a una concentración, no se reconoce, por ende ni siquiera la ve, en esos hombres y mujeres que van bajando de los barrios cercanos a la Panamericana, pues bien poco les importa el voto que ellos habrán de consignar el próximo domingo. Y por ese desconocimiento del otro, es por lo que siguen creyendo que ellos, es decir la gente "bien", son Venezuela, y que lo que ellos desean que sea, es lo que debe ser.

Por lo que a estas alturas del programa ellos siguen poniendo en duda que el 12 y 13 de abril del 2002, más de tres millones de venezolanas y venezolanos se echaron a la calle, armado únicamente con una Constitución, para reponer a Hugo Chávez en la Presidencia de la República. Por lo que no se anden con vainas, y que tengan presentes que esa gente a la que ellos ignoran, son muchos, son machos y no son mochos.


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Juan Vicente Gómez Gómez


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