En Venezuela hay especial predilección por las encuestas. La gente disfruta con los numeritos y todos hacen sus cálculos a partir de éstos.
Recuerdo, por ejemplo, aquella encuestadora llamada "Aponte y Asociados". Cuando el flamante director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, se lanzó como candidato a alcalde de Caracas, siempre aparecía en los primeros lugares de las encuestas de Aponte y, en cambio, el "negrito" Aristóbulo Istúriz, quien también ofertó su opción al mismo cargo, ni siquiera era mencionado en esa consulta. Otero aparecía jugando tennis en las fotos de su periódico mientras que el "negrito" andaba realengo por esos mundos de Dios, visitando cárceles, mercados y zonas populares. Cuando el pueblo votó y eligió al "negrito" de La Causa R, Aristóbulo dijo aquella frase inolvidable: "Le gané a las encuestas". Los medios calificaron aquello como un "fenómeno" electoral y otros como un "batacazo".
Pues, bien, ni una cosa ni la otra (sino todo lo contrario): no era ni tal fenómeno ni tal batacazo. Era que las encuestas "tumbaban" a Aristóbulo; era que el "negrito" siempre estuvo entre los favoritos, pero los sondeos revertían los numeritos, especialmente a petición del que pagaba y como él no tenía plata ni se molestaba en "bajarse de la mula".
Años después, un jueves en la tarde, el Movimiento Al Socialismo (MAS) decidió apoyar a Hugo Chávez en las elecciones de 1998 y le sacó la silla a Irene Sáez por culpa de unas encuestas. La ex miss recibió igual desaire de parte de los copeyanos y terminó enfrentando sola aquellas elecciones; en el mismo escenario, los adecos sacrificaron a su "caudillo" Luis Alfaro Ucero, también por unas encuestas.
Ahora sale lo que llaman un "influencer" en el programa de radio de otro "influencer" y anuncia que el autoproclamado le va ganando a todo el mundo, a Leopoldo, a María Corina y, of course, los chavistas apenas ostentan un 10% muy por debajo de su candidato, o sea del que paga la encuesta. En el espacio radiofónico el "influencer" se refería a Diosdado Cabello, Nicolás Maduro o Héctor Rodríguez como "los tipos" y afirmó que el autoproclamado se los llevaba en los cachos. Aseguró que en enero tenía el 61% de popularidad, después cayó a 30% y ahora cual ave fénix se levantó de sus cenizas y creció 10% en un santiamén.
No conocemos la "ficha técnica" de esa consulta y es importante este dato porque al decir que alguien tiene "más del 49% de apoyo", hay que aclarar de dónde sale ese porcentaje. Los medios entonces inflan aquello y titulan con un fake estadístico: "El 50% de los venezolanos apoya a fulano".
Lo que sí sabemos es el objetivo de tal anuncio: justo cuando el autoproclamado está más desprestigiado por las acusaciones de robo de la "ayuda humanitaria", por el pillaje que contra las riquezas de Venezuela comete a través de funcionarios de dudosa reputación y bendecido por Estados Unidos, sale Luis Vicente Guaidó a cumplir con su parte de la perfomance para renovar esperanzas en un sector y sembrar la duda en otro. Además, los "números" de Guaidó, no sabemos si Juan o Luis Vicente, apoyan la invasión extranjera mediante encuestas tuiteras que no tienen ningún valor estadístico pero que crean un ambiente propicio para la confusión…
Perdón, ¿Me equivoqué en el nombre? ¡No importa! Da lo mismo, póngale el apellido o el nombre que más le convenga según la coyuntura...