¿Cómo quedó el susodicho? Quedó como un pelele chupa media. O como diría el padre Palmar, desde su exilio dorado, “un pelele de mierda”. Una vez más el señorito Juan Guaidó queda, ante todos los públicos nacionales e internacionales, como un cobarde que sólo tiene agallas para robar el dinero fácil. Como todo cobarde no fuiste capaz de enfrentar al resto de los diputados el pasado domingo en que se elegía la nueva Junta Directiva de la Asamblea Nacional. No entraste porque no contabas con los votos requeridos para tu reelección. Pero sí fuiste capaz de montar un show para la prensa internacional.
¿Ahora qué vas a hacer, distinto al ridículo? Ah, carajo, se me olvidaba que eres un artista para crearle un cuento chimbo a los gringos de la Casa Blanca, para que te sigan enviando dólares. Ahora eres el presidente de la otra AN en la clandestinidad. Esa que sesionó en el edificio de El Nacional, emblema de un traidor. Desde allí enviaste el primer mensaje pleno de engaño, de mentiras soeces y de actos cobardes, como ese, al mundo, a través de los medios al servicio de la derecha internacional. Es tu obra maestra para seguir sacándole dólares al imperio de mierda.
Tu primera gran mentira ya la lanzaste al aire. “El próximo martes sesionaremos desde el Palacio Federal. Los esperamos”. Eres un bocón cobarde. Intentarás montar tu segundo show del año, pero no podrás. No tienes conque. Henry Ramos Allup te vive la vida, como un chupa dólares también, desde lejitos, pero no mueve un dedo para defenderte. ¿Por qué esa actitud? Porque es un zorro viejo de la vieja policía de la IV, y vive de tus estupideces que te han dado fruto, gracias a la complicidad del combo de Donald Trump en su empeño obsesivo de derrocar al presidente Maduro y acabar, de paso, con la revolución bolivariana. Él te apoya con sus diputados, pero más nada. A la hora de las chiquitas te dejará solo. Has recibido un demoledor coñazo de tus propios compañeros de andanzas, ahora tendrás que esperar el otro coñazo que te dejará fuera de combate, y de allí al olvido. No te queda otra.
