En Venezuela la guachafita tiene manifestaciones inesperadas. Hace
15 años el disfraz favorito del carnaval de 1992 consistió en la imitación
del uniforme camuflado de los insurrectos del 4-F, con todo y la boina roja
que desde entonces pasó a ser el símbolo de Hugo Chávez.
En otros países el carnaval es algo demasiado serio para mezclarlo
con el tema electoral. Entre nosotros, en cambio, política y carnestolendas
se nutren a la recíproca, una alimenta a la otra; los cómicos se lanzan como
candidatos en tanto que algunos partidos o grupos de electores parecen
escuelas de samba, comparsas que pretenden seducir a los votantes con sus
promesas vanas.
Este año, más que nunca, unos intentan asumir los roles de otros,
invadiendo campos que les son por completo ajenos y hasta desconocidos.
Para no andar por las ramas anotaremos de entrada que el gobierno
amenaza con meterse a comerciante. Así pues, supermercados, frigoríficos,
transportistas y hasta a los bodegueros corren el riesgo de ser
nacionalizados y colocados bajo la tutela de entidades públicas, a la orden
de gerentes bolivarianos y revolucionarios. A decir verdad, prefiero que el
carnicero de la Central Madeirense siga siendo un portugués y no que me
despache un Guardia Nacional.
Entre los comerciantes abundan quienes prefieren disfrazarse de
acaparadores y expertos en desabastecimiento. Mezclan el carnaval con el
juego de escondite y usan galpones disimulados para acumular inventarios de
azúcar y leche en polvo, disfrazándolos de cemento y materiales de
construcción.
Los comentaristas de radio y televisión juegan roles estelares como
dirigentes de la oposición política. Lanzan arengas e invectivas contra el
gobierno y ni de casualidad transmiten una noticia agradable.
En los partido de oposición el disfraz de moda es de golpista. En
cada declaración desconocen el resultado electoral, descalifican al TSJ y al
Poder Judicial, tildan a Chávez de dictador y encima reclaman falta de
libertad para expresarse.
Entre tanta confusión los de Al Qaeda andan creyendo que Pdvsa es un
consorcio pro imperialista. ¿Acaso no saben que es roja rojita y que los
gringos la tienen en la mira?
augusther@cantv.net