¿Es porque realmente la Iglesia está preocupada por la vida? Venezuela está anegada de madres solteras, de madres que cargan sus hijos a cuesta y que en ocasiones, siendo católicas, tienen que pasar por la vejación de una Iglesia que las rechaza porque sus hijos no son reconocidos, por que son “naturales”.
¿Cuántas jóvenes mueren cada año por procurar evitar un embarazo que no desean? Los casos causan vértigo, niñas de doce y catorce años que acuden hasta a veterinarios para que les practiquen curetajes, y acaban en una septicemia a las puertas de nuestros hospitales. Sobre esto se podría relatar volúmenes llenos de horror.
Una de las mayores plagas es el uso del medicamento que se comercializa con el nombre de Cytotec y que se puede comprar por internet muy fácilmente por 40 euros y cuya caja trae 60 píldoras. Muchas muchachas que desean abortar, se van de sus casas, se encierran con unos amigos en un hotel, y entonces se introducen varias de estas píldoras… al tiempo que también se tragan otras. Según los médicos la medicación actúa en el útero pero sólo elimina el feto en el 50% de los casos.
Actualmente en México se está presentando un proyecto de despenalización del aborto, otra vez fuertemente atacado por la Iglesia. En el artículo 144 se define el embarazo como "... el proceso de la reproducción humana que comienza con la implantación del embrión en el revestimiento del útero y finaliza con el parto o con el aborto"; y en otros se añade: "para que toda mujer tenga derecho a decidir sobre la interrupción de su embarazo durante las primeras 12 semanas de gravidez, alegando ante el médico circunstancias derivadas de las condiciones en que haya sobrevivido a la concepción: penuria económica, social o familiar, que a su criterio le impidan continuar con el embarazo".
En Venezuela estamos atrasados en este asunto, que se presenta sumamente grave, sobre todo cuando cunden clínicas que cobran 3 y 4 millones por practicar abortos.
El gobierno revolucionario no debería seguir aceptando más chantajes de la Iglesia y asumir este problema con carácter y determinación, para evitar tantas muertes y desgracias en nuestras familias.
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