Resulta imprescindible para la revolución ejecutar eficazmente la orden presidencial de atacar la corrupción “caiga quien caiga”. Al respecto, algunos casos han sido denunciados por militantes del proceso, y unos pocos procesados. Sin embargo, vemos que todos estos actos irregulares se han cometido durante los años de revolución. No hemos sabido de denuncias y procedimientos cuyo objeto lo constituyan hechos ilícitos de la cuarta república. Sí, se mencionan, genéricamente, algunos hechos. Pero, nos preguntamos: ¿dónde están y de qué viven aquellos líderes adecos, copeyanos o sus aliados que gobernaron el país por décadas? ¿aquellos diputados, senadores, alcaldes, gobernadores, ministros, directivos de institutos oficiales y diplomáticos? ¿cómo han hecho para crear redes hoteleras o para vivir en el extranjero sin problemas o…..? ¿Habrán sido investigados? Urge que lo hagan, porque con esa omisión se está sugiriendo que en el pasado la corrupción no fue tanta. Reiteramos: Que se ataque la corrupción de hoy pero que no se olvide la de ayer, y caso por caso.
Mientras tanto, los opositores virtuales, esos que practican el activismo mediático pero que no recorren las calles desde hace mucho, y cuyo principal sueño es estar en primera página todos los días, siguen intentando secuestrar la lucha contra la corrupción. Hoy nos enteramos de que William Ojeda, quien fuera constituyente, está en Argentina (¿Quién le paga sus viajecitos?) haciendo “gestiones en los tribunales de Buenos Aires” que consisten en la entrega de “… una carpeta de 172 folios y un disco compacto de vídeo (DVD), con los que ‘se demuestra’ que Antonini Wilson es ‘el representante’ de una empresa anotada por el Estado venezolano como ‘proveedora de servicios de seguridad". Para más señas, “Ojeda se reunió con la fiscal María Luz Rivas Diez y la jueza Marta Novatti, quien acusa a Antonini Wilson de contrabando en grado de tentativa de 800.000 dólares….”.
Las declaraciones a la agencia Efe de esta “nulidad consagrada” de la oposición
se resumen en lo siguiente:
“En Venezuela rige un férreo control del mercado de cambios y el gobierno de Hugo Chávez no ha dado ninguna explicación pública sobre cómo Antonini Wilson consiguió reunir y sacar 800.000 dólares. A cualquier venezolano que quiera viajar al extranjero no se le venden más de 600 dólares".
"Hemos entregado pruebas que demuestran el vínculo de Antonini Wilson con un conglomerado de empresas que son proveedoras del Estado venezolano".
"Pedimos que se interrogue a todos los que viajaron con Antonini Wilson, porque consideramos que son testigos clave de lo sucedido, que para nosotros es un claro caso de corrupción".
“Este es un caso simbólico de corrupción y de la política de chantaje y extorsión que el gobierno de Chávez lleva a cabo con políticos de América".
Es decir, este aventurero le dice al mundo, entre otras cosas, que Chávez está chantajeando y extorsionando a Kirchner (¿o a los adversarios de Kirchner?) y, además, entrega a las autoridades de un país extranjero lo que él llama “pruebas” de supuestos delitos que, si se cometieron, fueron perpetrados en Venezuela. Porque el delito de contrabando que imputan en Argentina no guarda relación alguna con las 172 hojas esas. No importa de dónde vengan los billetes, sino el acto de ingresarlos sin declaración formal y mediante ocultamiento.
Indudablemente, este mercader de los efectos es quien está cometiendo un delito. Busca que lo procesen como cuando escribió “Cuánto vale un juez”. Pero, lo mejor, es no pararle la más mínima bola, y así seguir evidenciando que los delincuentes y chantajistas son, y siempre han sido, ellos …….
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