La derecha endógena es una especie de secta diabólica en donde se fraguan todos los escenarios conspirativos para secuestrar o derrocar a la Revolución Bolivariana. La misma es evidentemente antidemocrática, y bajo la premisa de apoyar los cambios esenciales en materia económica, política y social que adelanta el Ejecutivo, los sabotea, y con su desidia, contribuye al fracaso de los mismos.
La derecha endógena, como conciábulo del mal, es hoy uno de los peligros que debemos afrontar. La falta de convicción de algunos “líderes” del pasado así como los advenedizos, y su evidente mejoría económica, los sitúa, hoy día, en posiciones muy distantes del proceso de cambios que vive nuestro país y la gran mayoría de los venezolanos. Con arrogante prepotencia nos pretenden someter a sus caprichos, hoy gozan del poder político y sobre todo, del económico, no así con el respaldo del pueblo venezolano, ese que está incondicionalmente con el Comandante Chávez y sólo lo reconoce a él como líder indiscutible de nuestra Revolución, de ahí su desespero y esa lucha irreverente por posesionarse de los espacios que nos permiten organizarnos en Consejos Comunales, PSUV, y otras tantas instancias que la Revolución nos brinda.
El pueblo, como sabio exponente de sus luchas, los reconoce y rechaza de manera tácita y oportuna. Lucha pacientemente por no someterse y con su denuncia los desenmascara, convencido que no debe sucumbir a los vicios y dádivas (chantaje) que nos ofrecen para con ello pretender fortalecerse en el seno del poder popular.
Estoy totalmente persuadido que esa derecha endógena es un monstruo siniestro, una figura que distorsiona el proceso revolucionario, están dentro de nuestros espacios naturales socavando las bases organizativas. Se hace necesario identificar y desenmascarar a este enemigo silente y peligroso que desde las entrañas del Gobierno atenta contra la estabilidad política de la nación.
Se hace necesario entender que si alguna vez la llama revolucionaria tomó por asalto la conciencia de esta mal encaminada derecha endógena, la misma se apagó con los cauces del poder económico que hoy derrochan, se instauró una demoníaca interacción del poder económico y político que han amasado desde cargos de representación popular producto de la dedocracia o simplemente por designación. Hoy se conforman en MAFIAS de poder, cargadas de sentimientos impuros. En la oscuridad que brinda la noche sólo es posible escuchar los susurros de la sedición. Tienen que legitimar sus capitales, sus privilegios e inmunidad deben ser garantizados en escenarios contrarios al bien común. Regresar al pasado con disfraces, su objetivo.
Entre tanto, desde la estructura naciente del PSUV, pretenden ocupar todos los espacios para garantizarse privilegios que no están dispuestos a perder, privilegios pasados que disfrutaban en el MVR. No permitir que ocupen estos espacios es deber de todos aquellos que estamos comprometidos con este proyecto de vida. El PSUV es del pueblo, debemos defenderlo de estos apátridas.
La lucha por derrotar la ya enclaustrada derecha endógena es un compromiso de vida de todo aquel que se sienta verdaderamente identificado con la Revolución Bolivariana.
Patria Socialismo o Muerte…
Venceremos.
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