Ayer, 6 de febrero, a las 8:59 a.m., noticias24 publicó una información bajo el título “(PETKOFF) DICE QUE LA VICTORIA DEL 2-D NO FUE DE LA OPOSICIÓN Y QUE NO HAY ALTERNATIVA A CHÁVEZ”. Se trataba de una reseña, elaborada por Gustavo Coronel para www.petroleumworld.com.ve., según la cual el ex-guerrillero, ex-socialista, ex-ministro, ex-candidato…, habría participado en el foro “Venezuela: Democracia y Relaciones Externas”, organizado por la Universidad de George Washington en la capital estadounidense, ante un público reducido y junto a un panel de alto nivel (?), y habría dicho algunas frases que los sectores más extremos del antichavismo no le perdonarían; frases que, por cierto, nunca hemos leído en sus editoriales de “Tal Cual”. Veamos esa parte en la reseña de Coronel: “…Hablando de la reforma constitucional, (Petkoff) dijo: ‘Fue rechazada por escaso margen. No fue una victoria de la oposición sino una derrota del chavismo. Tres millones de simpatizantes de Chávez dejaron de votar para no votar en su contra’ (…) ‘La derrota del dos de diciembre, dijo Petkoff, no fue una derrota más. Significó la erosión significativa del liderazgo carismático de Chávez, quien se ha debilitado mucho pero no se está cayendo sino declinando lentamente’. El problema, añadió Petkoff, ‘es que no existen alternativas a Chávez’. Petkoff dijo: ‘Soy parte de una oposición democrática, no golpista, dispuesta a esperar al 2012 para derrotar democráticamente a Chávez, mediante la promoción de grupos políticos democráticos tales como Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia. No ha habido fraudes electorales sino que cierta oposición se niega a aceptar que Chávez ha sido mayoría. Después de las elecciones de 2006 el candidato Rosales reconoció rápidamente su derrota, algo poco visto en el pasado”.
Notamos que, quizás por las características del evento, Teodoro trató de presentarse como un analista serio y equilibrado y, por primera vez en mucho tiempo, dijo algunas verdades que, a lo mejor, eran conocidas por algunos de los presentes, a saber:
1. El 2-D no ganó la oposición, perdió el “chavismo”.
Ciertamente, el 40% de la tendencia social que ha apoyado al presidente se abstuvo de participar en virtud de las fallas cometidas por la “vanguardia revolucionaria” desde diciembre de 2006. Un mínimo porcentaje del “chavismo” votó en contra de la propuesta, y el bloque opositor, exactamente el mismo que se expresó en 2006 y en todos los procesos nacionales anteriores (+ ó – el 27% de la población electoral), acudió masivamente.
2. Chávez no se está cayendo, se ha debilitado.
En efecto, el descontento en su base amplia de apoyo es evidente, pero Chávez cuenta con un núcleo social comprometido, llamado “voto duro”, que ronda el 28% de la población electoral, es decir, cuatro millones y medio de votos a la fecha. En el peor de los escenarios, cometiendo errores imperdonables como en el 2007, el “chavismo” obtendría este “piso” de fortaleza incuestionable.
3. No existen alternativas a Chávez.
Quienes estimularon el “todos contra Chávez”, en 1998, son responsables de esta verdad. A partir de octubre de 2001, intensificaron la cayapa y consolidaron la polarización “chavismo–antichavismo”. Se constituyeron en una sola masa de enemigos del presidente y acabaron con la posibilidad de que surgieran liderazgos alternativos. Son, simplemente, un bloque que si logra crecer lo hace a costa de los errores del adversario. Los estudiantes, los partidos, las actrices y los ex-chavistas no suman nada, sólo contribuyen al endurecimiento de ese bloque.
4. Esperemos hasta el 2012 para derrotarlo democráticamente.
Es la única alternativa que tiene el “antichavismo”. Un golpe de estado, la intervención extranjera, la inhabilitación por cualquier vía o el magnicidio (anhelado por muchos) terminaría fortaleciendo la tendencia revolucionaria. Convocar el referendo revocatorio para el 2010 sería un suicidio electoral: tendrían que sacar 7.309.081 votos; su tope hasta ahora ha sido + ó – 4.600.000 en el 2-D (que no es del todo suyo), es decir, tendrían que captar y convencer a casi todos los pro-chavistas que se abstuvieron de votar el 2-D. En conclusión, si obran con inteligencia, deberán esperar 5 años.
5. No ha habido fraudes electorales sino una oposición que no ha aceptado que Chávez ha sido mayoría.
Así de sencillo. Quien se ocupe de revisar y comparar las cifras de los procesos electorales que se han efectuado desde 1998 se dará cuenta que las tendencias sociopolíticas, hasta ahora, se han comportado coherentemente y, más aun, después de consolidarse la polarización, se estructuraron de tal forma que cualquier analista extranjero concluiría en que la invocación a supuestos fraudes electorales no ha pasado de ser una malacrianza.
Claro que los aliados opositores de Petkoff no le perdonaron que dijera estas verdades y más en el sacrosanto territorio de donde, tarde o temprano, deberán enviar los marines que van a rescatar nuestra democracia y nuestra dignidad (“Mujeres por la libertad” dixit). Así, un columnista llamado Pedro Lastra dijo que “…Teodoro acaba de lanzar otra de sus perlas negras y no encontró mejor lugar para lucirla que en el corazón mismo del imperio: en Washington. Hela aquí con todas sus letras: ‘no existen alternativas a Chávez’. Y como para adornarla con sus malcriadas greguerías, lanzó una afirmación al voleo, pensando que sólo le oían orejas desprevenidas: ‘el 2-D no ganó la oposición’”. Por su parte, Alejandro Peña Esclusa publicó un artículo cuyo título dice todo y más: “Para salir de Chávez, primero hay que salir de Petkoff” (si yo fuese Teodoro me preocuparía, porque este es de los que quisiera salir de Chávez, pero matándolo).
En definitiva, al ex-guerrillero, ex-socialista, ex-ministro, ex-candidato…, ya que le es difícil y puede ser hasta peligroso tratar de equilibrar su discurso y su imagen, debemos recomendarle que no diga verdades, que mienta como siempre ha acostumbrado. Si persiste con sus mentiras tendrá tranquilizados a los extremistas de la “oposición democrática”, y los “chavistas” seguirán disfrutando de sus editoriales improvisados y rebatiendo los argumentos que, para mantenerse vigente, Teodoro ha inventado durante muchos años, desde el día en que supo que la revolución sí era posible y que su líder sería otro, no él.
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