El odio, el rencor, el resentimiento que le tienen Al Presidente Chávez, los Obispos de la Iglesia Católica, la Oligarquía, y sectores oposicionistas, no puede influir decisivamente el ofendido. Claro no le pueden perdonar que les pusiera un parao y detuviera en el saqueo, y la depredación del erario público, que lo habían tomado como cosa propia, mientras el 80% de la población estaba sumida en la miseria. Ustedes se manifiestan cristianos; pero la doctrina cristiana dice que no se puede guardar odio ni rencor al prójimo, y no alimentar la miseria; pero para ustedes es un placer, el presenciar la desesperación de su adversario burlado en sus esperanzas. La victima está en tus manos, no la sueltes, cébate en ella, sacia en ella tu sed de venganza. La intolerancia que se extendió por el mundo con el advenimiento del cristianismo es uno de los aspectos más curiosos, debido, a la creencia en la virtud y en la exclusiva realidad del Dios cristiano. La Iglesia Católica ha destacado la persecución de los cristianos por el Estado Romano antes de Constantino. Sin embargo, esta persecución fue ligera, intermitente y totalmente política. En toda época, desde la de Constantino a fines del siglo VII, los cristianos fueron mucho más perseguidos por otros cristianos de lo que fueron por los emperadores romanos.
Señores oposicionistas y religiosos: Pero el pueblo pobre y excluido, tiene sus esperanzas centradas en Chávez, no importa, que se jodan y perezcan en la pobreza y la miseria, por no haber acatado nuestras instrucciones; pero la soberanía del país está en peligro y perderemos nuestra independencia, no importa, nosotros no la necesitamos; señores obispos de la Iglesia Católica: el imperialismo se apoderará de nuestros recursos naturales y volveremos a la esclavitud, no nos importa, esto no tiene nada que ver con la Iglesia, y así será herido en más puntos su infame corazón. Véngate, véngate; ríete de su generosidad. Así habla el odio exaltado por los medios de comunicación y la ira de los Obispos; pero este lenguaje es demasiado duro y cruel para no ofender a un corazón generoso. Este comportamiento es infame, esto repugna hasta el amor propio. Así piensan estos delincuentes, cipayos, piti-yanquis y vende patrias. La verdad en la elección de los hombres que nos van a gobernar el próximo noviembre, es elegir los que son conformes a la moral, a la inclusión social y los que mejor nos conducen a lo que queremos.
Señores oposicionistas, y obispos: El espíritu de venganza por su imprudencia, lo quiere todo, lo exige todo, y con urgencia, sin consideraciones de ninguna clase, sin acordarse de los más necesitados y excluidos; y el corazón ofendido de semejante desmán, ha llamado en su auxilio a los sentimientos más innobles, que han acudido y que decidan la victoria a favor de los sentimientos más ruines. Otro quizá hubiera sido el resultado si el espíritu de venganza se hubiese apoderado de los sentimientos del Presidente Chávez, después del 14 de abril 2002, y el sabotaje petrolero, y tomado otra forma más dura, cubriendo sus sentimientos con hipócrita máscara, y hubiese tomado venganza de las fechorías cometidas por estos delincuentes, contra la Patria, contra la Constitución, contra las Instituciones, contra el pueblo, y contra él. Tenemos que mantenernos de pie y mirar el mundo a la cara: sus cosas buenas, sus cosas malas, sus bellezas y sus fealdades; ver el mundo tal cual es y no tener miedo de él. Necesita un criterio sin temor, necesita la esperanza del futuro, no el mirar hacia un pasado muerto, que confiamos será superado por el futuro que nuestra inteligencia puede crear. Conquistarlo mediante la inteligencia y no sometiéndose al terror que emana de él.
Señores Obispos de la Iglesia Católica, y señores oposicionistas: No ha de ser el resentimiento quien presida a vuestros corazones, sino la razón, el deseo de que una cosa de tanta responsabilidad no vaya a parar a malas manos. Los que se sientan ofendidos no deben acordarse para la venganza, pero sí para formar un juicio acertado. Ustedes sienten un vivo placer en contrariarle, en abatirle, más este sentimiento sólo los debía impulsar al deseo del bien. Hasta debían favorecerle, en beneficio de los pobres excluidos, y en verdad que puede parecerles muy doloroso, la razón, la justicia tienen que ponerla de acuerdo con las inclinaciones de humanidad. No hay inconveniente, en tomar las providencias oportunas. Lo que importa es proceder con calma para que vean todos que no hay parcialidad, que no hay odio, que no hay espíritu de venganza, que usan un derecho y hasta obedecen a un deber. En un mundo perfecto, todo ser consciente sería para los demás el objeto del amor pleno, compuesto de deleite, benevolencia y comprensión íntimamente mezclados.
Señores oposicionistas: La venganza impetuosa, violenta, francamente injusta, no ha podido alcanzar un triunfo que ha obtenido sin dificultad la paz. Por este motivo es tan temible la venganza cuando obra en nombre del celo por la justicia. Cuando el corazón, poseído del odio, llega a engañarse así mismo, creyendo obrar a impulsos del buen deseo, quizá, se halla como sujeto a la fascinación de un peligroso peligro a quien no ve y cuya existencia ni aun sospecha. Entonces la envidia destroza las reputaciones más puras y esclarecidas, el rencor persigue inexorable, la venganza se goza en las convulsiones y congojas de la infortunada victima, haciéndole agotar hasta las entrañas el dolor y la amargura. ¿Qué nombre creéis que tomarán la envidia y la venganza, que les seca los corazones y hace rechinar los dientes? ¿Creéis que se quedarán con el nombre que les es propio? No, de ninguna manera. “La razón es fría, pero ve claro; darle calor y no ofuscar su claridad; las pasiones son ciegas, pero dan fuerza; darles dirección y aprovecharse de su fuerza”.
Señores Obispos. Las Sagradas Escrituras dicen: “El Salvador del mundo admira a cuantos le oyen con la divina hermosura de su moral, con el maravilloso raudal de sabiduría y de amor que fluye de sus labios augustos; los pueblos se agolpan para verle y el pasa haciendo bien; afable con los pequeños, compasivo con los desgraciados, indulgente con los culpables, derrama a manos llenas los tesoros de su omnipotencia y de su amor; sólo pronuncia palabras de dulzura y perdón; diríase que reserva el lenguaje de una indignación santa y terrible para confundir a los hipócritas”. Las objeciones a la religión son de dos clases, intelectuales y morales. La objeción intelectual consiste en que no hay razón para suponer que hay alguna religión verdadera; la objeción moral es que los preceptos religiosos datan de una época en que los seres humanos eran más crueles de lo que son ahora y, por lo tanto, tienden a perpetuar inhumanidades que la conciencia moral de la época habría superado de no ser por la religión.
Señores religiosos y oposición: La envidia les destroza el corazón, sienten una abrasadora sed de venganza. Pero, obrarán, hablarán como vengativos; pero es que este Chávez seduce las turbas, es enemigo del imperio, de la oligarquía y de nuestras riquezas “mal habidas”; de la tranquilidad pública, de la religión, y exigimos que se le quite de en medio. Y se aceptará la traición, el crimen, y todos ustedes dicen: Es reo de muerte hay que asesinarlo. El hombre que no tiene más guía que su corazón es el juguete de mil inclinaciones diversas y a menudo contradictorias; una ligerísima pluma, en medio de un huracán, que los lleva a las direcciones más variadas e irregulares. Cuando la pasión se presenta en toda su deformidad y violencia, sacudiendo brutalmente el espíritu y empeñándose en arrastrarle por malos caminos, el espíritu se predispone contra el adversario, se prepara a luchar, resultando que la misma impetuosidad del ataque provoca una defensa.
Cito a don Mario Briceño: “Nuestra Patria ha venido viviendo de la gloria de sus muertos. Hemos sido un país de necrófagos. Nuestros héroes han servido de adormidera cívica para el pueblo engañado. Se les evocó con pinturas de subida ponderación como para embriagar las mentes retardadas. Se ha invertido el propio sentido de la Patria y lejos de ver en ella un panorama de presente y de futuro se ha vuelto la vista hacia atrás para buscarla en el pasado estático”.
Salud Camaradas Bolivarianos.
Con Chávez todo, sin Chávez nada.
Hasta la Victoria Siempre.
Patria Socialismo o Muerte.
¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net