Unidad escenográfica

Como venezolano, es doloroso ver la progresiva ruindad en la que cae cada vez más, a cada paso, ese pequeño grupo de compatriotas que se reúne en eso que ellos mismos denominan con tan pueril y nostálgica ansiedad "el liderazgo opositor".

Desde sus inicios en el maravilloso mundo del antichavismo, ese que les ha dado tantas y tan agradables experiencias de fantasiosas aventuras políticas (como eso de la lucha por la libertad en el país que goza de las mayores libertades en el mundo entero), así como las cuantiosas fortunas en dólares que eso les ha deparado, su empeño en el logro de la unidad entre los cuatro gatos que son, ha sido posiblemente la más recurrente y destacada de sus aguerridas acciones en lo que va de siglo.

Sumados todos los procesos unitarios en los que se han sumergido para tratar de convencer al país de que son un digno grupo de demócratas, es posible afirmar que por lo menos el 75% de su actividad de hace ya más de nueve años ha estado dedicado al tortuoso trance de la aglomeración de la miríada de partículas subatómicas que ellos encarnan, sin percatarse de que no hay mejor evidencia que esa para dejar claro ante el mundo su carácter incompetente y demagogo.

Da dolor ver cómo todavía hoy pretenden montar la descosida pantomima unitaria de lanzar a la calle a un montón de insignes desconocidos, que lo que dan es pena ajena por lo anónimos, para forrar con sus lindas caras los postes del país, y después de un bochornoso torneo de encuestas mentirosas hacerlos ejecutar el truco de la declinación, ya no por goteo sino a chorros, en apoyo a los mismos filibusteros de siempre.

¿Supondrán que con ese burdo sainete entre facciones de incompatibilidad, van a convencer a alguien de que hay ahí algún tipo de proceso medianamente democrático? ¿Pensarán en verdad que la gente será tan lerda como para "comprar" hoy el disparate de una unidad ficticia, que no consulta ni representa a nadie y que sólo sirve para un fin electoral sin proyectos, soluciones o programas? En fin, candidaturas unitarias que no unen sino paja y aire en forma de muy bonitas frases para la televisión, en grandes auditorios de soledad en los que los únicos detrás de cámara suelen ser la periodista de Globovisión, el camarógrafo y, cuando mucho, los tres o cuatro adulantes del interfecto.

albertoarangubel@gmail.com


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Alberto Aranguibel

Comunicador social e investigador. Conductor del programa Sin Tapujos, que se transmite por Venezolana de Televisión. Asesor Comunicacional y de Imagen en organismos y empresas públicas y privadas.

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