Ejercicio ilegal del palangrismo

La denominación peyorativa que consiste en llamar a alguien
palangrista con frecuencia se emplea de manera impropia. Lo que en
Venezuela se conoce como palangrismo es la práctica que ejerce el
periodista que escribe loas a favor de una persona o alaba algunas
circunstancias a cambio de un estipendio, por lo general una propina,
que le otorga el individuo o la institución que resulta beneficiada.

Así pues, para incurrir en palangrismo resulta indispensable ser
periodista, condición desconocida en Alberto Federico Ravell, quien
siempre se ha desempeñado del lado patronal en radio y televisión y
jamás ha hecho un reportaje o una entrevista como cualquier miembro
ordinario del gremio.

Por ello la incursión de Ravell en casos de palangrismo es
doblemente inaudita y repudiable. Para empezar estaría ejerciendo
ilegalmente el periodismo y en segundo lugar sería un palangrista
empírico, que estaría compitiendo deslealmente contra numerosos
comunicadores sociales que andan rebuscando unos churupos adicionales.

Actualmente diversos fablistanes consideran probable que el personaje
que intentaba entrevistar a Ravell se haya equivocado de término,
llamándolo palangrista cuando en realidad quería decirle falangista.
Otros miembros del gremio consideran que mas bien lo intentaba llamar
palanquista.

En el primer caso se trata de los antiguos miembros de la falange
española, organización franquista, enemiga de los republicanos de
aquel país. En cuanto al segundo, el palanquismo consiste en la
destreza para usar una palanca al estilo del griego Arquímedes, quien
exclamo "¡Dadme una palanca y cuadraré cualquier negocio"!.

Por lo demás, en lo que respecta a Ravell y a los integrantes de la
comitiva que lo acompañó al Hotel de la Concha en Puerto Rico, es la
primera vez que la oposición al Presidente Chávez se enconcha en esa
isla.

En cuanto a las expresiones vernáculas utilizadas por el director
general de Globovisión para increpar a su entrevistador, no se trata
de su primera lamentación en público. Alberto Federico es literalmente
un caso lamentable, pues, cuando se arrebata, se la mienta al primero
que le pase por delante.

augusther@cantv.net



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Augusto Hernández


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