Confieso que en algunas oportunidades no sólo difiero de Chávez, sino que me provoca llevarle la contraria. No obstante, la sola posibilidad de coincidir con la oposición, aunque sea en detalles de menor importancia, basta y sobra para hacerme callar, no vaya a ser que concuerde con alguna malcriadez de quienes juran que cada acción del Gobierno está inspirada por Satanás.
Ciertamente cada día que amanece doy gracias a todos los santos (los criollos, no los Santos colombianos) por depararnos opositores tan inoportunos y desacertados como los que existen en Venezuela. Hugo Chávez Frías tiene tanta suerte que con adversarios como éstos no necesita más aliados, y hasta puede darse el lujo de mantener a su lado algunos funcionarios que hubieran ocasionado la caída de cualquier mandatario menos popular que el comandante.
En ese orden de ideas lamentaría que el encarcelamiento de Manuel Rosales nos prive de sus incomparables aportes, que han enriquecido el refranero político con ocurrencias que le ponen un toque excéntrico al debate, aunque sea por carambola.
Quienes se oponen a Chávez ya nos deberían haber extirpado la capacidad de asombro, mas sin embargo, logran superarse ante cada iniciativa del Gobierno, sin el menor temor al ridículo.
No bien anunció el Jefe de Estado el próximo aumento de salarios, cuando el presidente de Fedecámaras tomó los micrófonos para protestar indignado.
Con evidente molestia señaló que el incremento salarial de un 20% no es suficiente y que los empresarios privados lo superarán con creces, lo que indica que están nadando en la opulencia.
Por lo pronto, las damas de la alta sociedad civil pueden aumentar los salarios de las empleadas domésticas para enrostrarle al Gobierno su tacañería malsana.
En cuanto a la Isla de Margarita, donde no se paga el IVA, algunos comerciantes están molestos con el aumento que dicho impuesto experimentó en tierra firme.
Una concesionaria del Puerto Libre, al ser entrevistada por la prensa, comentó que se verá perjudicada por lo del IVA porque los consumidores de otras regiones llegarán a la isla predispuestos a pedir descuentos.
Definitivamente, Chávez los tiene locos.
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