El episodio de la oposición

El episodio de la oposición consiste en que estos “inteligentes” conservadores ven claro a través de las indicaciones a juicio de la CIA, mientras que algunos imbéciles de la “izquierda” trasnochada tomaron por ciertas dichas instrucciones. ¡Nada más! Es absurdo considerarlo como una especie de solidaridad política. Es vergonzoso, en esta situación, ocultarse detrás de esta organización terrorista, para esconder la cobardía y conspirar contra la Revolución Bolivariana. Esta especie de duende que camina para asustar a los países progresistas de Latinoamérica, es una creación consciente del imperialismo. Tenemos derecho a afirmar que en esta década el Gobierno Revolucionario fue persistente, paciente y honesto, pero es tiempo de que la oposición asuma las consecuencias de sus actos. Los socialistas buscamos el camino de la revolución, en la marcha objetiva de los acontecimientos. Sobre todo nos guía la preocupación de no engañar a los demás ni a nosotros mismos. Sin embargo desde el punto de vista socialista no hay una grave diferencia entre la democracia imperialista y el oposicionismo fascista. Ambos se mueven en el terreno de la sociedad burguesa y ambos reproducen sus rasgos fundamentales. 

De todos modos, no hay nada más  irresponsable y vergonzoso que basarse en un episodio de segundo orden para juzgar el rol histórico de la organización revolucionaria que a la fecha está sufriendo cientos de victimas, ya que la oposición contrata paramilitares colombianos para asesinar a los dirigentes campesinos. El nudo de la cuestión está en que prometen someter todas las doctrinas a una “crítica” “independiente”, pero de hecho se inclinan ante la carroña podrida y nauseabunda del imperialismo. Para legitimar sus crímenes consideran oportuno acusar a Chávez de dictador y de complaciente con el narcotráfico para de este modo atacar al socialismo. Hay que aclarar que este “método” de reaseguramiento es característico de todos los pequeñoburgueses de nuestra América. 

En cuanto a la contribución de la vieja “izquierda” trasnochada, su rasgo positivo es su “esfuerzo” por enmascarar su alineación con la burguesía, que por ser lo más superficial representa la peor variante del caradurismo y el entreguismo, la más insustancial y vacía propiedad de ideales. Por supuesto, su problema no es la demora, sino la falta de dignidad. La desgracia es que piensan, dan declaraciones y escriben como si la historia comenzara con ellos, ellos mismo sin saberlo se alimentan de nuestra crítica, aunque después de una larga demora. Los socialistas analizamos todos los fenómenos, incluso las ideas, en el contexto en que se desarrollan. En la actualidad es imposible volver atrás, pues sería cerrar los ojos al enorme avance realizado bajo la dirección del Comandante Chávez en la aplicación, explicación y desarrollo de nuestro Socialismo Bolivariano.  

La oposición, en su esfuerzo por hacer una evaluación de conjunto del Gobierno Revolucionario, enumeran los ocasionales errores que descubrieron en algunos que otros programas sociales y a la vez difunden las manipulaciones elaboradas por la CIA y del gobierno narcoparaco de Colombia en contra de nuestro país. Pero lo falso radica en la manera misma de encarar la cuestión. La tarea y la obligación de una organización seria es discernir lo básico, lo fundamental, para ver las cosas de conjunto y basar en ello sus juicios. Tememos, sin embargo, que el problema no sea simplemente que conozcan poco los programas del Gobierno Revolucionario. En la actualidad están muy difundidos entre la oposición, incluso los que se consideran “democráticos”. La superficialidad en estos “señores” y la falta de cohesión; es consecuencia de la opresión y de la reacción, del imperialismo. 

El problema está en que ellos tratan de adaptar su política a la doctrina del imperialismo. Quieren convencer al pueblo de sus buenas intenciones y de las ventajas que les procurarán la burguesía capitalista e imperialista. Se trata de personas que no tienen nada en común con las clases desposeídas y que sólo pretenden utilizar al pueblo en su propio beneficio, ya sea para mejorar su situación económica o favorecer sus carreras políticas, esforzándose por ocultar a la comunidad su política crudamente egoísta. Pero la tarea de los revolucionarios no consiste en educar a la burguesía -¡ya que son un caso perdido!- sino en educar al pueblo en el espíritu del socialismo. 

Lo único que quizá sea indudable en el estado actual de cosas, es que la Iglesia católica ha incrementado la oposición al Gobierno Revolucionario. Una gran parte de los sacerdotes ha aprobado y sostiene la oposición desde el principio. Hay sacerdotes que amenazan desde el púlpito: Os advierto ¡Hay que barrer toda esa basura chavista! La oposición de la Iglesia, en todo caso, no cesa de aumentar. Una de las razones es que están incitando a los sectores oposicionistas a oponerse a las leyes que están aprobando los diputad@s de la Asamblea Nacional, principalmente la Ley de Educación. Los Obispos exigen la instrucción religiosa obligatoria, en los institutos de enseñanza primaria y secundaria, exigen que la instrucción religiosa se extienda desde simples nociones de catecismo y de historia sagrada en los primeros años a lecciones complicadas de explicación “amplia” del dogma católico. Todo tiene que proclamar la transformación radical de lo religioso: la escuela laica es la del “régimen castro-comunista”, la enseñanza “nacional” debe ser católica y es la enseñanza de la “fraternidad social”, tal como lo proclama la Santa Iglesia, la que debe hacer desaparecer “al odioso materialismo”.  

No hay motivo racional de ninguna clase para impedir que un niño se entere de un asunto que le interesa, ya sea sexual, político o de otra clase. Y no tendremos jamás una población sana hasta que este hecho haya sido reconocido en la primera educación, cosa imposible mientras la Iglesia domine la política educacional. Las objeciones a la religión son de dos clases, intelectuales y morales. La objeción intelectual consiste en que no hay razón para suponer que hay alguna religión verdadera; la objeción moral es que los preceptos religiosos datan de una época en que las personas eran más crueles de lo que son ahora y, por lo tanto, tienden a perpetuar inhumanidades que la conciencia moral habría superado de no ser por la religión.  

Por fin, después de cierto retraso la juventud se está inscribiendo en masa en el PSUV. Es muy alentador que se discuta la cuestión de la organización de la juventud partiendo de que no tenemos posiciones tomadas en base a experiencias del pasado, que ahora se trata de experimentar, de aprender de las experiencias relativamente modestas que ya hayamos hecho. 

manueltaibo@cantv.net



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Manuel Taibo


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