El país goza de un inventario gigantesco por obra y gracia de la naturaleza, donde los recursos naturales se nos presentan como casi ningún país en el mundo, el petróleo, el hierro, la bauxita, el coltán, los diamantes y otros minerales se ofrecen como insumos importantes para enfrentar la realidad económica y su explotación priva de una extracción efectiva, cuidadosa del medio ambiente y sobremanera como la vía para la obtención de los ingresos necesarios para relanzar el desarrollo del país.
He tratado de hacer el seguimiento diario a quienes se oponen a la explotación del denominado Arco Minero, cuya extensión sugiere entre otras razones un control casi que milimétrico de todas las áreas que lo abarca, son miles de kilometros cuadrados que representan la alternativa complementaria al desarrollo del país. Hay cosas que uno trata de comprender cuando hay quienes se oponen al uso racional de los recursos naturales que subyacen en esta zona del territorio nacional y me pregunto que persiguen los que se oponen a su explotación y me surge la intuición que hay mucho del jugar por adelantado, infligiendo para quienes no conocemos a fondo la materia, dudas acerca de la posibilidad de daño a ríos y cuencas que atraviesan de un lado a otro semejante extension, donde miles de millones de toneladas subyacen sin ser explotadas debidamente.
La intuición que refiero, me hace ver un poco sobre la intencionalidad de quienes se oponen a dicha explotación, quienes argumentan dos cosas que extraigo de las mismas; por una parte, la futura entrega en bandeja de plata a transnacionales para su explotación y por otro lado la contaminación que se originaría en dicha tarea, es decir, tendríamos que esperar no se sabe hasta cuando, el país tuviese las condiciones tecnológicas suficientes para arrancar en su explotación y uso de los recursos provenientes de la actividad ,en todo caso, tendríamos que seguir haciendo uso del petróleo hasta tanto eso ocurra y luego ver si alguna tecnología de punta garantizaría en un momento dado la explotación sin riesgo alguno sobre los dos factores mencionados, amén de esperar que el aparato productivo nacional alcance niveles necesarios para llegar a la conclusión que el país está en condiciones suficientes para el auto abastecimiento en materia alimentaria, medicamentos, desarrollo industrial, etc, etc, lo que nos permitiese ahorrar en el tiempo las divisas que hoy utilizamos en importaciones para lograr que se avance en semejante tarea, lo que habría y de hecho es de esta manera, cuando con seriedad la política económica que se realiza a partir de los quince motores logre en el mediano y largo plazo la entidad necesaria para el desarrollo industrial en todas las actividades que la economía en su conjunto logre alcanzar.
Contar unos pollos antes de nacer, me parece una racionalidad equivocada, dados los datos que en el seguimiento que realizamos a cada una de las intervenciones, sin desconocer a nadie, nos ofrece una hilera de razones que todas conducen a que la razón política por excelencia está por encima de los razonamientos esgrimidos en lo que llaman la lucha contra el desarrollo del arco minero, he aquí, la razón sustantiva de este escrito que además lo mueve el deseo de abrir las posibilidades que el país, presente alternativas viables para adelantar la reconstrucción del aparato productivo mil veces cacareado y otras mil veces desmentido por la propia realidad del empresario en Venezuela, la historia está allí, es histórico y tangible el poco aporte que ha significado y la poca contribución al desarrollo empresarial en materia tecnológica y reinversión.
Quienes se oponen a esto y lo manifiestan, están algunos que fueron ministros y que hoy se rasgan las vestiduras en una oposición que le hace juego a la derecha, obviando sin miramientos que ellos fueron participes de lo que no se hizo para romper de manera decisiva con el rentismo petrolero, culpable del poco avance en materia industrial que hoy presenta el país, me dirían y es curioso que factores de oposición no se hayan referido al tema, porque les interesa que las transnacionales firmantes de los acuerdos logrados,se aprovechen de las circunstancias para intervenir de forma descarada en la explotación, aún cuando en los acuerdos logrados se garantiza en las alianzas la mayoría accionaria del Estado.
Creo en verdad que no ha existido razones económicas en la exposición de motivos para oponerse de manera casi enfermiza al desarrollo de lo que se denomina el Arco Minero; no obstante, y de una buena vez, la decisión del gobierno acerca de la apertura de la actividad se nos presenta en la utilidad de esa enorme posibilidad que como complemento en la busca de recursos, el Estado se mantenga en cierta expectativa, esperando que en un futuro lo que no se haga hoy, repercutirá de manera ostensible en la merma de recursos que se requieren para enfrentar los retos de la inversión social que en el programa de la patria están contemplados, he allí el dilema político que asumen quienes así se manifiestan oponiéndose a troche y moche en contra de una alternativa viable para diversificar el ingreso por lo que la naturaleza gentilmente nos ofrece.
La historia nos dirá de que parte está la oportunidad de la razón emergente para adelantar los programas de modernización de la economía venezolana; es algo parecido al cuento del lobo, que no asomamos a Caperucita porque se la pueden tragar inclusive sin masticar, reflexión que hacemos, porque actuar de forma política de manera ostensible deja mucho que desear acerca del interés manifiesto de jugar como decíamos de manera adelantada, desconfiando a priori de la voluntad del Estado y su representante el gobierno de adelantar lo que se debe hacer dados los conflictos que la geopolítica mundial vislumbra en el concierto de las Naciones y el ataque financiero del cual somos victimas y que sufrimos por el concierto de las fuerzas imperiales que están allí amenazando a diestra y siniestra a la Revolución Bolivariana.