En Corpozulia, se presentaba una situación similar. Otro general Carlos Martínez Mendoza (ojo, no ataco a los militares, es solo coincidencia que ambos sean generales), sostuvo una conducción ejecutiva muy dañina para los intereses de la nación y del proceso, durante su gestión, al punto que, hasta varias elecciones se perdieron por su culpa, se empeñó en enfrentar a las comunidades aborígenes en el asunto de la explotación del carbón, la destrucción del habitad de éstos, la vegetación y, en el acoso militar a los mismos. Política y electoralmente sembró división y rivalidad de intereses absurdos y que favorecían a la oposición e intereses extranjeros, lo que trajo en consecuencia el predominio de los sectores anti venezolanos gobernantes en el Zulia.
Se despreció a los militantes bases del proceso en lo referente a las denuncias contra Carlos gímenos en Yaracuy, su financistas y socios políticos, Gian Franco Napolitano e Ismael García, entre otros. En el caso Didalco Bolívar, en Aragua, nuevamente Ismael García aparece en el orden principal de complicidad de denuncias de esa nefasta administración corrupta, de la mima forma el pueblo es ignorado en sus denuncias. Paralelamente Ramón Martínez, es expuesto por las bases del chavismo, en conchupancia con Ismael García nuevamente. Mucha agua ha de pasar por debajo del puente y la impunidad e inacción correctiva sigue en boga e Ismael campante, jactándose a todo gañote de sus cantinflericas frases.
Otro tanto de silencio ocurre cuando el pueblo denuncia el atraco de los seguros HCM y otros. Mientras más caros se ponen, más caras son las tarifas de las clínicas, y al final en asegurado se queda como si no tuviera ninguna póliza. Es una estafa vulgar y criminal contra el pueblo, especialmente la clase media. Hay un rosario de denuncias a todo pulmón por parte de los dolientes de los muertos en las puertas de las clínicas, al no recibir atención médica oportuna, pese a tener la póliza del diablo mercantilista. Pero no hay un solo medico o dueño de clínica asesino preso ¿Por qué será?
Continua la procesión con Johnny Yanes en Trujillo, en Lara fue mucha la saliva y la tinta que se gastó previniendo sobre Henry Falcón, la sordera volvió a galopar y el resultado está presente. Una situación muy peligrosa se gesta en el Estado Yaracuy nuevamente con la conducta del actual Gobernador Julio León Heredia. Este señor se ha dado a la tarea de secuestrar todos los espacios de poder en la región. No hay ninguna estructura política, social y administrativa, que no sea blanco del acoso de empoderamiento del gobernador León, lo más peligroso de todo, es que esos espacios lo ocupa con escuálidos resentidos, ex aliados de Eduardo Lapi, con gente que hasta hace poco eran aliadas y fichas de confianza de convergencia, el MAS o copey. Y no es que ellos hayan cambiado de ideología, no, simplemente aplican las mismas practicas cuarta republicana, donde incluso se humilla y veja hasta la condición de pueblo de la gente, públicamente, tal como lo hace el procurador del estado. Es más existe una posición frontal contra el PSUV en la región, se establecieron alianzas con los capitalistas explotadores de los minerales no metálicos y se desprecian los Consejos Comunales para lo que debería ser el eje fundamental del impulso del poder popular. Donde da apoyo, lo hace por clientelismo y de manera condicionada, siendo un ejecutor de la tercerización laboral. Es tanta el hambre de poder del gobernador, que ante cualquier iniciativa de organización revolucionaria, popular o profesional, utiliza su poder para crear una paralela, así sucedió con la organización de abogados revolucionarios, donde con maniobras y usando la investidura y los dineros del estado, parió forzadamente una estructura fantasma de la noche a la mañana; utilizando las siglas del PSUV de manera arbitraria. No está muy lejano el momento en el cual la apatía y la falta de previsión den de frente con una nueva frustración política en este estado. Después no digan que no estaban avisados. Son muchos más los casos en los cuales se ignora la voz popular del revolucionario de a pie, allí están las denuncias serias sobre Guayana, la siderúrgica y el aluminio, las mafias sindicales que ya actúan al estilo paramilitar. Tenemos conciencia que la mayoría de esas conductas son premeditadas y la intención última es acabar con el proceso de instauración del poder popular que poco a poco avanza en Venezuela, además de sostener privilegios adquiridos a la sombra de un sistema político, económico y social excluyente y que cree que ser empresario explotador es la culminación de todo orden.
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