Cualquier cronista o relator del acontecer nacional, al escribir la historia de estos días –quiero decir de estos últimos meses- tendrá que preguntarse ¿qué es de la vida de las comunas y consejos comunales?. Ellos fueron punto focal de los voceros de nuestra Revolución. ¿Por qué callaron? El Poder Popular es esencia de la Revolución Socialista.
El Presidente Chávez -a quien respaldamos en su obsesivo y justo propósito de hacer realidad el poder en manos del pueblo- al finalizar 2008 -el día 6 de diciembre- alertó: “El impulso a la conformación de las comunas como mecanismo de construcción del Poder Popular, está enmarcado en la primera etapa del tercer periodo de la Revolución Bolivariana, que comenzará el 2009 y va hasta el 2019. Este tercer periodo debe ser de transición exitosa hacia el Socialismo”.
Los dos años precedentes al actual, 2009 y 2010, estuvieron llenos de discursos encendidos a favor de las comunas y de los consejos comunales, como viva expresión del Poder Popular. ¿Por qué ahora el silencio?, ¿por qué no se vuelve a hablar de las comunas y consejos comunales con emoción y palabras llenas de fuego, capaces de iluminar el sendero del poder en manos del pueblo?. No podemos dejarlo todo en manos del Presidente Chávez; él no es ni quiere ser el único doliente de lo que es esencia fundamental de la Revolución, por eso expresó: “Juntos construiremos el Poder Popular… que solo es posible hacerlo en un gobierno socialista, uno capitalista jamás lo haría” (31/7/2008).
Mantener la luz encendida es un imperativo revolucionario, el silencio es expresión de muerte. No niego que algo se siga haciendo a favor del movimiento comunal, pero a mí gusto -y lo confieso con rabia- no es suficiente. Además, lo poco que se hace no es anunciado e informado con alegría y brío, como debemos hacerlo; hay que cacarear los esfuerzos y logros. En comunas y consejos comunales no podemos fallar: “Esta negada la idea del fracaso en el proceso de organización popular… no hay Revolución sin moral revolucionaria, por eso pido, como si pidiera por mi vida: ¡No podemos fallar en esto! ¡No podemos fallar!” (Chávez, 9/1/2009).
Si los que le apostamos a la Revolución no hacemos autocrítica, por dura que sea y por más que nos duela, estaríamos traicionando la Revolución, pecando por omisión. En consecuencia, hago estas reflexiones críticas en cumplimiento de un deber revolucionario, y quiero decir algo más: no estamos construyendo el Poder Popular al ritmo programado por el líder del proceso; más grave aún, no estamos anclando el cambio, no lo estamos amarrando en la gente, porque la tarea de construir el Poder Popular no está siendo acompañada de la formación requerida. Como hemos repetido tantas veces en nuestra prédica, sin hombre revolucionario no hay revolución, y sin hombre cambiado no hay cambio. Chávez nos convoca a la tarea educativa: “Los invito a que la asumamos con rigor, no solo desde el Gobierno, todos debemos asumirla”.
“Educación en todos los espacios: educación moral, económica, política, social. Educación más allá de la escuela, en las fabricas, en los talleres, en los campos, en los núcleos endógenos; una sacudida moral”, así lo sostiene el Presidente Chávez, quien no teme la autocritica: “Hemos hecho avances en la formación de nuestra gente, pero aun nos falta mucho por profundizar”.
Quiero oír nuevamente a ministros y dirigentes revolucionarios hablar de Poder Popular, de comunas y consejos comunales; pero quiero más, porque si bien requerimos palabras y discursos encendidos, más necesitamos acción transformadora, concreción de sueños y proyectos. Que nunca más tengamos que preguntarnos ¿qué será de la vida de las comunas y consejos comunales? Basta ya del Silencio cómplice.
cesar.dorta62@gmail.com
(*) Luchador social, Escritor de los Libros: “MANUAL DE LOS CONSEJOS COMUNALES” y de “LA COMUNA SOCIALISTA VENEZOLANA”.