El Proyecto Nacional “Simón Bolívar” en la versión 2007/2013 y su actualización (2013/2019) se comporta como un importante instrumento y esfuerzo de sistematización de lineamientos y objetivos, cuyos logros no dependen todos del esfuerzo que adelanta el gobierno central para transformar la realidad del país. Los resultados serán posible con el concurso y colaboración de los gobiernos estadales y municipales. El Gobierno hace un esfuerzo de plasmar en un documento líneas estratégicas y objetivos que no se corresponde con el vacío de voluntad e improvisaciones que existe en los estados y los municipios, porque independiente de lo que pautan las leyes; el Poder Público estadal y municipal no hacen caso y el ente responsable de erradicar las improvisaciones, a pesar del gran esfuerzo y trabajo que realiza no ha logrado romper con la cultura de la improvisación que existe en los estados y municipios.
En una buena hora y como una excelente iniciativa; Chávez adelantó un proceso para darle un finiquito a la Ley del Fondo Intergubernamental para la Descentralización (FIDES) y a la Ley Económica de Asignaciones Especiales (LAEE), que fundamentalmente estaban orientadas a distribuir recursos entre los estados y los municipios sin ninguna o con muy poca orientación sobre los asuntos y problemas que debían atenderse con estos recursos. La Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno y su Reglamento, ofrecen un cambio radical en el proceso de descentralización y utilización de los aportes que el CFG ofrece a través de su fondo. Este instrumento contiene una clara visión de lo que debería plantearse con esos recursos.
Las quejas y reclamo de la oposición sobre este esquema de descentralización distinto al que ofrecía FIDES y LAEE, explica un poco sus angustias y las ventajas que la LOCFG le ofrece al proceso revolucionario. A través de esta ley y su reglamento, como lo hemos sostenido en otras oportunidades, Chávez estableció un conjunto de dispositivos dirigidos todos alterar positivamente problemas importantes que confronta el país, producto pues de una política cuyo sentido parecía promover la desintegración territorial. El primer gran e importante dispositivo contenido fundamental en el Reglamento de la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno (CFG) tiene que ver con la instalación de una cultura a fin con el proceso de planificación. No es esta una idea caprichosa, va muy bien con el sentido de un proyecto socialista. Los Estados y Municipios deben tener planes.
Otro elemento o dispositivo que está fuertemente asociado con la idea o el dispositivo de la planificación, se expresa en el proceso de articulación y coordinación que la planificación debe producir como uno de sus componentes más importantes. A diferencia de los supuestos sobre lo que se estructuró la ley FIDES y LAEE; la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno (LOCFG) y más particularmente el Reglamento de esta ley, establece la figura del “índice de desarrollo relativo” como un mecanismo para realizar la distribución de los recursos. Si se entiende esto, se percibe fácilmente que el destino de la LOCFG no es precisamente la distribución de recursos, sino el uso de esos recursos en función de una propuesta. Los recursos se distribuyen como un elemento para dinamizar una política de transformación social y territorial, que se propone en perfecto matrimonio con la actividad productiva que ofrecen los territorios.
Esta ley, a diferencia de la Ley FIDES y LAEE que defiende la oposición y desearían imponerla otra vez; el proceso de distribución de aportes se hace respondiendo a la idea muy positiva que se soporta sobre la política de una integración nacional y no una desintegración y desigualdad como lo fijaban FIDES y LAEE. La integración territorial es pues, otro de los dispositivos importantes de la ley, que toma sentido con la figura de los Distritos Motores de Desarrollo.
Finalmente, como si fuera poco todo lo positivo que contiene la LOCFG y su reglamento; se coloca también el dispositivo de un baremo que procura un mecanismo de medición para establecer la priorización de alternativas y proyectos. Todo esto tiene como eje fundamental el proceso de planificación. Sin Planificación y Planes, ninguno de estos dispositivos cobra sentido y trascendencia y continúa dándosele oportunidad y vigencia al esquema obsoleto y desarticulador del FIDES y LAEE.
Cuando se aprobó la LOCFG y su reglamento era muy difícil encontrar en el país una entidad federal (estado) con un plan y no más de 4 ó 5 municipios de los 335 que se tiene el país, disponían de un plan de acuerdo a lo previsto en la Ley Orgánica del Poder Público Municipal. Un punto esencial de la LOCFG era institucionalizar la cultura de la planificación y poco de eso ha cambiado. Los estados y los Municipios continúan sin un plan que haga viable el uso de los aportes en sintonía con los lineamientos del Fondo y le de viabilidad a un proceso articulación y coordinación entre las alcaldías y entre estas instancia el gobierno estadal.
Alguien pudiera plantearme como justificación de lo que sucede, que el FCI aporta recursos contra proyecto; si eso mismo hacía el FIDES y LAEE, pero esto no garantiza ni facilita seguir unos objetivos y producir los mecanismos de articulación y coordinación tan ausentes en nuestra cotidianidad burocrática. Estos importantes dispositivos cayeron en desuso sin ser usado y por ahora; el Fondo de Compensación actúa como el FIDES y LAEE. Distribuyen recursos y los planes brillan por su ausencia. Esta es pues, la deuda que tiene el Consejo Federal de Gobierno con el Proyecto Socialista. La deuda del FCI con el proyecto socialista se está incrementando, aunque los aportes circulan con regularidad. Mucha eficiencia en la entrega de los recursos por parte del FIC, pero mucha ineficiencia en cuanto al objetivo de este importante instrumento que es la LOCFG y su Reglamento. El CFG es el ente rector en materia de planificación y estoy seguro que hace el esfuerzo, pero cae en la rutina de trabajar sin los planes por la jugada que ejecutan los estados y alcaldías. El FCI tiene una cosa que le interesa a los estados y las alcaldías (recursos económicos) y no está mal, ante tanta indiferencia por parte de estos dos poderes, que el FCI apriete tuerca para saldar deuda con el proyecto socialista.
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