El venidero sexenio presidencial, será un período de insoslayable compromiso para la transformación definitiva de la Patria, tal es el propósito que se desprende de los objetivos históricos delineados en el plan de gobierno presentado por el Presidente Chávez al inscribir su candidatura para la reelección. Por su puesto, ello parte de la premisa de la victoria electoral determinante que obtendrá el mandatario nacional el próximo 7 de octubre, según lo prescriben las muestras científicas de las diversas encuestadoras del país.
Y es que el plan presentado por Chávez, constituye la continuidad de una propuesta conceptual coherente desde que asumió el poder en 1998, y desde mucho más allá de la rebelión cívico militar de 1992; en esos años de anonimato en los que empezó a sustantivar su formación doctrinaria.
La continuidad a esa propuesta transformadora ya ha dado como resultado el andamiaje legal que va desde la creación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Tierras, la Ley Orgánica de Educación, hasta otros tantos instrumentos legislativos que han permitido alcanzar logros en los planos económico y social, pese a las permanentes batallas para superar escollos. Las leyes promulgadas durante estos trece años, constituyen los cimientos fundamentales para poder avanzar hoy en la dirección de “Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela (…) y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.” (2° objetivo histórico del Plan 2013-2019). Y esta construcción del socialismo venezolano es consustancial con ceder poder político y económico al pueblo, allí está la médula del modelo propuesto.
Ello implica darle carácter orgánico al Estado comunal, de hecho y de derecho, como forma de organización político-social, con lo cual la denominación democracia participativa y protagónica que se alude en nuestra Carta Magna, adquiriría vitalidad social y dejaría atrás esquemas del sistema democrático representativo que aún conviven con nosotros. En esa nueva forma de entender y ejercer el poder, los llamados a hacer las ordenanzas municipales, a administrar los recursos (asignaciones presupuestarias como los de su entorno) serían los autogobiernos comunales. Coherente con esta forma de concebir el poder, los gobiernos regionales deben surgir de la voluntad de las comunas.
Es por ello que la coyuntura electoral que se avecina es tal vez la más importante de los últimos años, pues supone impulsar el gran salto con el triunfo de Chávez que garantice enraizar el Estado Comunal, constituyendo en primera instancia, las comunas educadas en la doctrina del Socialismo del Siglo XXI cuyo eje transversal fundamental es el ético, a la par de defenestrar la forma de elección para cargos locales y regionales, así como para diputados a la Asamblea Nacional (vía reforma o enmienda constitucional) para que se privilegie efectivamente el Poder Popular. La mayoría de la militancia y dirigentes de este proceso estamos convencidos de la urgencia que tiene el Presidente, como buen intérprete de la época que le ha tocado vivir, de profundizarse las acciones para que en los próximos seis años de gobierno se construya el primer escalón de la Venezuela socialista anhelada.
Por tal motivo, toda la militancia revolucionaria está convocada para sumar esfuerzos y cumplir con la meta electoral propuesta, lo que nos conducirá inexorablemente al no retorno, tal como dice el comandante.
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