Nunca había sentido tanto dolor por mis semejantes como el domingo 7 – 10 en la noche, cuando dieron el primer escrutinio de resultados electorales; por mi casa todo se volvió silencio, el dolor estaba envuelto en un ambiente turbio, sin palabras sin puertas que se abrieran, ni carros que pasaran, ni cacerolas, nada, cuando seguramente en otros sectores de la PATRIA la algarabía y el entusiasmo hacía sentir que la vida volvío a empezar.
Quiero hacer notar, que la oposición que me rodea no parece normal ante sus semejantes; lo digo por la condición de minoría en el sector: se burlan y muestran como en la mayoría de sus espacios, son dueño de una mentira que no han revisado bien, por estar engullidos en la hipnosis que causa la obstrucción mediática, por lo tanto viven engañados frente a la realidad: La posición que tengo como seguidor del proyecto revolucionario después del domingo, no es de burla, mucho menos hacer sentir como ellos a la minoría, en el sector donde muestran prepotencia y el mínimo respeto por su alrededor.
Tengo que acotar que vivo en unos espacios llamados “de clase media” donde nos rodea todo lo que no pertenece a las conductas normales de la vida. El odio fue direccionado a los vecinos con tales niveles de intolerancia, que los pocos normales que por el lugar habitan se ven distintos, parecemos cazadores de debilidades para montarnos encima, no queremos reconocernos como iguales, estamos separados por intereses distintos a los que deberíamos tener en comunidad; los medios y no me canso de repetirlo, se encargaron de dividirnos y hoy día no visualizamos la forma de encontrarnos.
Tal vez no me creerían si confieso, que el dolor que cargo por la enfermedad de mis hermanos, me tiene angustiado, porque siento no se deslumbra por el momento, ninguna medida que me haga pensar, que lo que creo la solución del problema sea tomado en cuenta; si no articulamos las medidas que nos permitan empezar el tratamiento de la psiquis de mis vecinos cercanos y de los que aun no siendo, son inyectados con la misma dosis de odio, que hoy sin que me quede nada por dentro me hace sentir fracasado, por vivir tanto tiempo y no poder aportar, ni siquiera un intento, porque la capacidad de raciocinio fue secuestrada y el mal se está mostrando en una enfermedad incurable, si el tratamiento no es puesto en lo inmediato posible.
Quiero confesar que no estoy alegre por la epidemia de disociación, son víctimas de la descomposición que hizo estragos en nuestra PATRIA y la responsabilidad que tengo, como humanista y seguidor de los principios de Ernesto (CHE) Guevara, es tratar de curarlos para atraerlos a la PATRIA que plantea nuestro amigo personal EL HOMBRE QUE EMPUJA y del que soy seguidor, porque PATRIA SOCIALISTA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.
machucamelo@cantv.net
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