Siempre hemos pensado que los Cabimeros somos gente que no sueña vivir en una gran metrópolis, aspiramos, eso sí, a vivir en una ciudad digna. Lamentablemente, esos sueños fueron postergados año tras año y década tras década, como si aquella predicción que hiciera María Acosta, la mujer que hablaba con los pájaros, se hubiese transformado en una maldición que condenaba a los Cabimeros a vivir en condiciones mucho más que indignas.
Cabimas, para su desgracia, cayó en manos de los adecos y en lugar de avanzar como hacen la gran mayoría de los pueblos del mundo que viven en paz, fue retrocediendo hasta arribar a unas condiciones que la convirtieron en la ciudad más sucia, mal oliente e intransitable del país.
En un gran charco de aguas negras y en un basurero de tamaño gigantesco fue transformada una ciudad que por todo lo que ha aportado al país (y no nos vamos a detener en ello por falta de espacio y porque es harto conocido) y por su historia de lucha, no merecía haber sido tratada así por sus propios hijos y por quienes tuvieron la responsabilidad de gerenciarla. De aquella ciudad que en el primer cuarto del siglo XX lucía próspera, en comparación con el resto del país, y que llegó a tener el mayor número de cines y teatros percápita de la nación, Cabimas fue transformada en un pueblucho que no contaba con espacios para la recreación y el sano disfrute de sus hijos.
La deshonra de ser la única ciudad de Venezuela que no contaba con una plaza para rendirle honores al Libertador recayó sobre nuestra Cabimas, por obra y gracia de esa maldición que representaron y siguen representando, los adecos. Esto sería más que suficiente para votar, por Félix Bracho en Cabimas, pues su rival es una adeco de la misma calaña, e incluso del mismo equipo, de quienes por décadas se encargaron de destruir la ciudad.
Pero no es sólo por instinto de conservación que los Cabimeros deberíamos votar por Félix, el hombre, un obrero que sabe de las penurias de su pueblo, tiene ya un periodo al frente de la alcaldía, y si bien no ha resuelto todos los problemas de la ciudad, su gestión le ha devuelto a la ciudad la dignidad y lo que es más importante la esperanza.
De aquel periodo en el que los cabimeros teníamos que contratar un camioncito para que nos botaran la basura, se ha pasado a un servicio municipal de aseo urbano eficiente, continuo y económico. La especulación a la que éramos sometidos, por los dueños de camiones cisternas, para poder contar con un poquito de agua potable, es hoy un problema que afecta a una minoría y está en vías de solución, gracias a la labor de Félix y su equipo.
Aquella horrible y peligrosa situación de vivir entre aguas negras ya no está presente, los colectores de la ciudad fueron reparados gracias al compromiso adquirido y cumplido por el actual alcalde. Las plazas de la ciudad, incluyendo por fin, la plaza Bolívar, presentan un nuevo aspecto y condiciones para el disfrute de los paisanos. Las calles que parecían la superficie lunar, comienzan a mostrar un nuevo rostro gracias a la estrategia de Félix de dotar a la ciudad de su propia planta de asfalto, lo que permite reducir significativamente los costos y, por supuesto, incrementar el número de avenidas y calles asfaltadas.
No pretendemos afirmar que todos los problemas están resueltos, pero no hay dudas de que se avanza en hacer de Cabimas una ciudad digna, dejando atrás aquellos días nefastos en los que la ciudad retrocedía hacia un abismo. La construcción de viviendas destinadas a mejorar la calidad de vida de miles de familias es quizás una de las mejores demostraciones de lo que aquí afirmamos.
La Gran Misión Vivienda Venezuela es un sueño que hizo realidad nuestro Comandante Supremo, pero su éxito depende en buena medida de la coordinación con las alcaldías para los estudios previos, censos, localización de espacios y aportes monetarios. Félix ha dado cátedra en esto y Cabimas es una de las ciudades del interior donde más viviendas se han construido. ¿Qué pasaría con la misión vivienda si contáramos con un alcalde como el adeco que aspira? Se nos acaba el espacio y nos comprometemos a continuar, en una segunda entrega, exponiendo porque creemos que los cabimeros, si quieren preservar los logros y avanzar en la modernización de la ciudad, deben elegir a Félix Bracho como alcalde. Por ahora los invitamos a que hagan un ejercicio de memoria y recuerden en lo que se había transformado la ciudad tras 20 años de dominio adeco.
Alexis Arellano - Noviembre 2013