¿Reforma para la Paz y, a qué precio?
Tratando de deponer con ello el conocido aforismo marxista “La violencia es la partera de toda vieja sociedad preñada de una sociedad nueva”
El poder de respetar la ley haciendo uso racional de la Libertad y el poder de infringirla haciendo una irracional actuación delimita el Estado de soberanía. La confianza es así, la legitimación del juego dialéctico republicano, del ejercicio de la política plenamente establecida y aceptada al ser deliberada y perfectible entre todos
¿Cuánto vale la reforma para una paz?
¿Dialogización neo-liberal contra la ideologización socialista?
Así pues, las leyes morales, no nos son impuestas por ningún ente, ni siquiera por Dios, él solo prescribe y tenemos libre albedrío, sino que nos las imponemos nosotros mismos a razón de voluntad en concordancia con el bien público y privado, actuando racional libremente, desde el reconocimiento del otro con deber y obligación personal para la individual libertad hasta la comunitaria.
¿Reformas políticas para la paz? ¿Paz de que tipo?
Si queremos una sociedad más justa tenemos que actuar de manera tal que hayan fronteras que ni intereses cualquieras, ni leyes, ni políticos gobernantes u opuestos estén autorizados a traspasar.
De los derechos morales: Trabajo no alienante, trabajo docente para la independencia como poder del pueblo soberano, racionalidad, con y justicia para la paz.
Paz, sus categorías y formas
Sin tratar de confundir libertad con privilegios de clase, violencia legítima con ilegitima, la violencia sea cual fuere es detestable, así empiece como concentración legitima legal “pacifica” y termine en violento criminal fascismo que intenta el diseño del Estado de derecho a gustos de oligarquías el que las leyes discriminen y se hagan aplicables solo para el pueblo y sus trabajadores mayoritarios que siendo a la vez más débiles y más numerosos prescribirían ; que necesitan ciertas restricciones para someter a expoliación diferenciada a sus trabajadores y pueblo que no alcancen ni tengan que ver a grupo oligárquico poderoso alguno. Así que en todo gobierno oligárquico es reconocido como violento fascista, así aparente sumisión, y lo esencial es que el pueblo no invada nunca la autoridad de los poderosos, suprimiendo a los trabajadores afectando a las familias
La paz no se impone se labora
No con la idea fija de que podemos tener como deber el aliviar el sufrimiento humano, intentando la consabida “justicia social para la paz” de mejorar las condiciones de oportunidades con circunstancias y condiciones expresas también a los menos favorecidos, que aunque esto no forme parte de una obligación moral individual conforman en su conjunto la necesidad de la pluralidad reciproca humana, la mutualidad de los acuerdos para el Estado de bienestar total, es decir de las distintas clases sociales todas incluidas como el poder soberano de lo verdadero y legítimo de todo cambio, reforma o revolución necesaria para la paz
¿Y, el diálogo constituyente comunal, de relaciones y modos laborales socialistas?
No una concepción acomodada de la verdad de acuerdo a unos fundamentos interesados y solubles en un medio preciso y restringido
Así, con ésta visión se parte de la idea de que cada nación tiene derecho a elegir por sí misma y para sí misma la forma política de gobierno, de allí su derecho público e institucionalidad que considere más adecuado para su estado armónico de crecimiento económico y espiritual para su felicidad como una epistemología nacional para una ética y una gerencia en justicia
Hacia el Estado Docente; educación, familia y trabajo en evolución
Ahora, el problema planteado a los inevitables sistemas revolucionarios que afinan mayor justicia social para la paz es el reconocimiento en lo interno y externo desintegrado no solo a un grupo de autoridad ejemplarmente probo, sino a la genérica incorporación conductual a la doctrina colectivista en lo público, -respetando la esfera de lo privado personal- la sociedad acción, en proyectos de pensamiento, palabra y obra a través del sistema educativo con una pedagogía critica constantemente en reflexión hacia el logro de una conciencia posible como norma moral superior que otorga validez irrestricta a todas las leyes ya consensuadas. La soberanía popular es independiente justa y garantía de paz
Leyes hechas entre suscritos acuerdos son así funcionales, devenidas del debate parlamentario, del diálogo con los trabajadores comunales, con su necesaria oposición –es la dialéctica que libera no que impone- como acuerdos colectivos para el desenvolvimiento social en todos y cada uno de los ámbitos nacionales e internacionales.
Dialogización neo-liberal contra la ideologización socialista.
¿El dilema destructivo o constructivo social?
El Estado de Derecho Docente. Es irrefutable en el caso venezolano el surgimiento del empoderamiento desde el origen de la base del común ciudadano, o más académicamente como; la ontológico del poder popular , que despacha el poder otorgándolo democráticamente legitimo desde las raíces populares sujetas a la etnicidad, el empoderamiento del pueblo y su representatividad protagónica desde y con los de arriba, donde se trata de realizar la felicidad colectiva en función de la esencial doctrinaria que le prescribe genuinamente, “la justicia social para la paz” como lo señaló oportunamente el finado Hugo Chávez, y, por ello una libertad necesaria de un código ético escrito en nuestras razones y conciencias.
La condición democrática soberana actual por iguales deberes para derechos, contrario al pretexto criminal que utiliza sesgados “DDHH particulares” para imponer una libertad oligárquica
Por lo tanto, no habrá y no hay soberanía más que con una condición: no tener la efectiva eficacia de la eficiencia del ejercicio del poder público y de su oposición como norma a seguir en la contraposición del juego político, dialéctica útil mente necesaria que es acción a entender administrativamente en la cosa organizativa pública; la política y lo político como saber lo que es malo y lo que es bueno, para su transformación eficientemente propia y productiva
Economía política comunal una ética demostrada según su productividad PIB
Así pues las normas que fijan esas fronteras provienen del derecho natural conjuntamente paralelo en el marco cultural de socialización aunado a las nuevas y revolucionarias legislaciones, que en el caso venezolano es progresistamente inédito y ejemplar al desarrollo histórico en ciernes de una revolución socio-política administrativamente aceptando en común las normas como parte esencial del ser humano integral con una unicidad dentro de las diferencias.
Teniendo clara que la aceptación absoluta de la inviolabilidad de la libertad así entendida con sus derechos y disentimientos incluidos es lo soberano para la paz, y, no el poder por sí, y en sí mismo.
Con ello es obligatorio que la razón pura tenga que someterse a la crítica de todos los sectores de la esfera social y, con ello preservamos una soberanía básica e imprescindiblemente independiente de la imposición de la voluntad de un grupo mayoritario o no, sobre otro.
Así la soberanía popular dejaría de ser una expresión sin sentido práctico y asistiría transformadora concreta evolucionada a través de las asimilaciones de adquisiciones históricas para las nuevas jurisprudencias; ley de universidades en extensión comunitaria, en servicios docentes, en investigaciones, en producción nacional agropecuaria, impulsando un relevante código de comercio socialista en esencias sustanciadas vertidas en textos de constituciones -suscritas entre iguales y opuestos- a la realización para paz devenida de la justicia soberana ; pero imprescindibles solo con éstos vitales preceptos orgánicos éticos
Ética universal para derechos humanos. La justicia es la paz el diálogo su medio
Los contratos sociales así aceptados en democracias participativas y protagónicas populares surtirían mayor efectividad sin destruir la virtud del electo gobernante ni de su adversario electoral, ni la de sus respetables electores y detractores como autoridades soberanas esenciales para fomentar y preservar la paz
Ley de Planificación laboral para la paz
Necesario el Estado donde predomina este sistema de buenos vecinos sustentados en su economía de labores --¿el Estado Comunal?-- unidos por un mínimo vinculo de niveles de organización social planificada económicamente establecida e indestructible, donde no se impone la pulsión de lo que arbitrariamente tengamos que actuar y, en cambio nos proporciona los indicios y recursos casuísticos para comunicar lo que pluralistamente está ligado al sentir individual no privado, al sujeto colectivo necesario nacional, la libertad honesta, honrada y responsable
Del diálogo al hecho del Estado Comunal
La inversión democrática social moralizante
Con ello se fortifica la acción moral en una especie categórica de sistema político de gobierno. El Estado Moderno Social, incluyendo la familia y los trabajadores como primera institución al sistema educativo y las diversas relaciones de modos de producción nacional que representan el promulgado Estado Docente. Una moral política para la conciencia posible, para la justicia de paz