Consejo Revolucionario del Poder Popular.
Nuevamente es 13 de abril, y tanto hoy como aquel día, nunca el enemigo había estado tan cerca, buques de guerra estadounidense surcaban por el caribe expectante, mientras el presidente Chávez estaba secuestrado, la algarabía de la derecha estallaba mientras se derogaba la constitución, los poderes públicos y el estado de derechos.
No fue sorpresa en aquellas horas infames, ni es hoy descabellado, pensar que con el poder del estado lo primero que se disponía a hacer la burguesía, era generalizar un estado de represión para garantizar su orden, por ende, no se hizo esperar el llamado intimidante del generalato traidor a sus oficiales, tampoco tardó mucho el grito: persigan a los chavistas y acudieron sin piedad al linchamiento, tomaron la embajada de cuba, secuestraron a conocidos dirigentes del chavismo pero algo se les había olvidado, algo no terminaba de cuadrar en la cuenta del fascismo! Y ese número que faltaba, era la nueva cualidad de los excluidos, una nueva subjetividad revolucionaria tan grandiosa que en sólo horas hizo temblar los cerros de caracas y las barriadas populares de Venezuela, era un nuevo sujeto político que armado de un proyecto liberador y de justicia social actuaba y se hacía sentir en ese escenario, y acudió a los cuarteles, y tomó las principales televisoras, interrumpió numerosas vías de acceso, pintó toda pared y todos los muros del país denunciando Golpe! Golpe! Devuélvannos a Chávez. Como es sabido la burguesía corrió, le entró el miedo hasta en los huesos y el pueblo retomó el proceso de participación y protagonismo, y esa intuición heroica, aquella vocación de poder se repetiría todos los años en paros patronales, sabotajes petroleros, guarimbas, elecciones y en toda forma de confrontación.
Hoy nuevamente, las fuerzas regresivas del capital mundial nos desafían, públicamente anuncian que en pocos meses tomaran el poder del estado, y no guardan secreto para confesar sus intenciones, derogar los derechos laborales, sociales, culturales y políticos conquistados y así conducir la economía a un ajuste neoliberal y de endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional para poner a salvo a sus socios: la infra-burguesía interna y poder garantizar un orden social que saque del consumo a millones que volverán a ser comprimidos en la exclusión.
Frente a este nuevo asedio, debemos anteponer el poder popular, que sólo es cuando somos capaces de unirnos para tomar en nuestras manos los asuntos públicos que antes eran monopolio del estado o del capital privado, avanzar en medio de la actual coyuntura, en un acopio eficiente de medicamentos y su distribución racional, organizar un sistema de producción y distribución de alimentos y de productos básicos uniendo a los trabajadores con los campesinos y las comunas, uniendo a la producción con las necesidades de las familias, organizando los cortes eléctricos con oportuna información en conjunto con trabajadores de la empresa eléctrica, promoviendo iniciativas legales, políticas, culturales y de vigilancia contra el desborde de la violencia delincuencial, organizando rutas de transporte, organizar una eficiente red de comunicación popular y una sólida organización miliciana.
Estos son los desafíos del momento, las crisis son adversidad pero también grandes oportunidades, los que quieran el socialismo deben querer también los medios para organizar la batalla, y esto parte por generar espacios de encuentro y de lucha conjunta de las organizaciones del poder popular para optimizar su acción y ascenso como sujeto político potencial a organizar un nuevo orden social. El Consejo Revolucionario del Poder Popular se propone a ser un espacio firme de Unidad, Trabajo y Lucha que cohesione fuerzas para convertir la crisis del capitalismo en revolución del Poder Popular y del trabajo liberador. Las cartas están echadas. No Pasarán!
Soplen Tempestades, que los revolucionarios hacemos molinos!
Sólo el Poder Popular salva al Pueblo!
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