A través de este mismo medio relatamos el 21 de noviembre, la experiencia que tres días antes vivimos cuando estuvimos involuntariamente involucrados en una desagradable colisión vehicular bajo puente Llaguno, avenida Baralt. Como correspondía, formalizamos nuestra queja antes las líneas a las que están adscritas las unidades y ante la Dirección de Transporte de la Alcaldía de Caracas.
Me resulta sano compartir lo sucedido a raíz de tales diligencias, a objeto de resaltar la validez y la vigencia de los mecanismos que existen para proteger a la ciudadanía, máxime cuando parece existir en una parte de la población el concepto de que tales mecanismos no existen o son inservibles. Pues, no es así. Si existen y funcionan.
Amable y de mucha comprensión, fue el trato de parte de las directivas de Unión Conductores de Antímano y Cooperativa Las Fuentes Panteón. Al contrario de lo que pudiera pensarse, en momento alguno privó la intención de proteger a los choferes protagonistas del choque. Todo lo contrario: hubo muestras de reflexión y autocrítica.
En la Dirección de Transporte, a donde fuimos citados el 7 de diciembre, se vivió un ambiente de democracia amplia. Directivos de las rutas, choferes y lesionados tuvimos derecho a la exposición y la defensa. El rol de las autoridades municipales, fue vital para que así fuera. Objetividad total.
Más allá de las sanciones que pudieran tomarse hacia los conductores, valiosa fue la intención de reforzar la formación hacia prestadores de servicio y usuarios por igual. Uno de los acuerdos, fue colocar en cada uno de los asientos de las unidades los números telefónicos de las líneas, para facilitar la comunicación entre éstas y los pasajeros. Esperamos que tal acción se tome prontamente, y que se extienda hacia la totalidad de las asociaciones.
Eventos como estos fortalecen nuestro sistema de vida. De lo que se trata es de activarlo. No hacerlo es perder la oportunidad de reclamar, luego.
¡Chávez vive…la lucha sigue!