La Constitución de la República -nadie lo niega- es profundamente participativa, crea los canales para garantizar el rol protagónico del Ciudadano y del Poder Popular. Hacia allá marcha también el esfuerzo del Presidente, con el beneplácito de la mayoría de los venezolanos, quienes entendemos que vivimos tiempo de participación, hora en que la comunidad guíe su propio destino. No obstante -quiero hoy con dolor y profunda responsabilidad- alertar ante el peligro.
Quienes estamos en contacto directo con los Consejos Comunales, vemos con preocupación las fallas que tenemos como Estado para abrir las posibilidades que permitan a la comunidad expresarse en búsqueda de su camino. Quiero concretar en cuatro alertas, en cuatro peligros, lo que pudiera ser la muerte de un proyecto constitucional, de un propósito del Presidente y de una aspiración general. Sólo me anima hacer esta alerta pública, mi decidido compromiso con la Revolución que alentamos, y que tiene en el Poder Popular su objetivo más preciado.
La falta de educación para la participación y la auto gerencia de las comunidades; el indebido sometimiento de los Consejos Comunales a funcionarios que quieren erigirse en sus conductores; la ineficiencia burocrática y la no transparencia son, en mi criterio, cuatro caballos de Troya que tenemos dentro del proceso, y contra el Poder Popular
Sin educación no hay participación, sin participación no hay Consejos Comunales o por lo menos, no hay verdaderos Consejos Comunales. De modo que formación y capacitación marchan de la mano con participación y Poder Popular. Si no educamos al ciudadano, para hacer un hombre nuevo, capaz de conducir su propio destino, persiste la exclusión, la decisión en pocas manos. No en vano Bolívar dijo que “La educación e instrucción publica son el principio más seguro de la felicidad general y la más sólida base de la libertad de los pueblos”. Reconozcamos con humildad que a pesar de la voluntad del Presidente, no estamos educando para la participación ciudadana, no estamos creando al hombre nuevo.
El indebido sometimiento que padecen los Consejos Comunales, por la actuación inconveniente de funcionarios que pretenden ser jefes de ellos, subordinarlos a su voluntad y tutela, corta las alas a esos instrumento fundamental de la participación popular, para perpetuar el viejo esquema, el funcionario que reparte divisas y , maneje a su antojo las organizaciones comunales y populares. Peligro: es evidente que ese no es el camino del Poder Popular; es obvio que el Poder Popular sólo depende del pueblo mismo, fuente y base de la Revolución y el cambio.
La ineficiencia de la burocracia que no está a la altura del presente y del compromiso, que prefiere lucirse antes que ser útil, que privilegia la pantalla y la apariencia por encima de la eficiencia, constituyen un mal heredado del pasado, que tenemos que erradicar. Le estimo al Presidente Chávez revise bien el papel que desempeñan los funcionarios llamados a servir a las comunidades, que pretenden servirse de éstas; funcionarios que en lugar de sacrificarse y entregarse a la causa, disfrutan con concupiscencia las alturas del poder, tienen un disfrute personal del cargo público.
Por último, es bueno que no sólo el Presidente, sino que los órganos del control político del Estado, los del control administrativo que ejercen las Contralorías, así como el control jurisdiccional que compete a los Tribunales y a la Fiscalia General de la República, actúen con firmeza, en el entendido que sirven al bien común cuando son inclementes en el ejercicio de la función contralora. Hay falta de transparencia en el manejo de los recursos públicos, los cuales se están quedando en el camino, no bajan a las comunidades ni a los Consejos Comunales; el viejo mal de la corrupción está vigente, la voluntad del Presidente no ha podido por ahora acabar con los delitos contra el patrimonio público. Un solo árbol no hace montaña. Alerta: la impunidad es puerta abierta a nuevos delitos.
Me acabo de dirigir recientemente al Presidente de la Republica, con la solidaridad que corresponde a quienes luchamos por objetivos comunes, por una sociedad más justa; me he dirigido con la responsabilidad que tengo como hombre comprometido con el cambio, para hacerle conocer éstas, mis angustias, que comparto con muchos de quienes ahora me están leyendo. Tengo fe en que el Presidente moverá los resortes necesarios para que cese el peligro y quede abierto -como él desea- el camino al Poder Popular.
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