Transparencia, rendición de cuenta y honestidad son principios fundamentales para el buen funcionamiento de los Consejos Comunales (LCC, Art. 3). Sin transparencia y rendición de cuentas, lo único que le espera al Consejo Comunal es corrupción, y la corrupción es una perversidad que afecta directamente a la comunidad, por cuanto los recursos de todos, el dinero de los ciudadanos y ciudadanas, se queda indebidamente en unas o pocas manos, en beneficio particular de unos "vivos", y en detrimento del pueblo.
Con esta alerta de hoy concluimos una serie de cuatro gritos de alarma para impedir que el proceso de cambio y los Consejos Comunales echen hacia atrás, retrocedan en un camino que debe siempre ir adelante, para la construcción de una sociedad de equidad y justicia. Ya en nuestras últimas entregas de "Cátedra Comunal" alertamos: Cuidado con la negación al cambio, hay que educar para la Revolución; Ojo con la subordinación indebida, el Consejo Comunal es soberano, no sometido a funcionario alguno, por alta que sea su jerarquía; Atención con la participación al mínimo o poca participación de los ciudadanos, que es siempre culpa de malos líderes, quienes no forman para la participación, en procura de seguir decidiendo ellos, desvirtuando la democracia participativa, pilar fundamental del cambio.
La acción de los voceros, digamos directivos del Consejo Comunal, no puede ser escondida ni secreta para los miembros de la comunidad, como tampoco pueden ser secretos el manejo de recursos y las políticas que se gerencian y administran. Todo debe ser transparente y público. Además del control directo de la gestión del Consejo Comunal, los Voceros deben rendir cuenta, como lo determina la Ley.
La falta de transparencia y rendición de cuenta es contraria al principio de honestidad que el Legislador exige al Consejo Comunal, es contraria a los principios morales y al patrimonio común de la comunidad. Alerto sobre el mal de la corrupción que podría tragarse a los Consejos Comunales, como ya lo alertó el Presidente Chávez, líder y conductor del proceso revolucionario. Muere todo aquello que se pudre, que se corrompe.
La historia de Venezuela y del mundo está llena de iniciativas que pueden considerarse positivas y populares, pero que terminan perdiéndose en el mar de la corrupción. Hace un par de décadas, un programa de venta de leche en polvo a mitad de precio, subsidiada por el Estado, que se denominó "Leche Popular", se transformó en poco tiempo en un proceso de corrupción, que no sólo sirvió para matar un programa útil, sino que enterró también a numerosas organizaciones populares y a sus líderes. Apropiarse indebidamente del diferencial de precio se convirtió en un negocio apetecible. Entonces se duplico el número de las Asociaciones de Vecinos, en apenas treinta días, con el único propósito de ser distribuidoras de Leche Popular. La podredumbre hizo caer el andamiaje de ese Programa, y con él cayeron las Asociaciones de Vecinos, perdieron su prestigio y se deslegitimó su liderazgo.
Los Consejos Comunales manejan y manejarán, cada vez más, cuantiosos recursos, ellos son el "pueblo organizado" que ejerce, directamente, la gestión de políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades. Alerto sobre el mal histórico de la corrupción, e insisto en la necesidad de acrecentar el control social. El pueblo debe ser el Contralor, y su formación para la participación en la gestión y control de su propio destino es vital.
Mucho cuidado con aquellos gerentes o administradores de la comunidad y sus proyectos, que pretenden obstaculizar o impedir el control, o que se muestran ofendidos o dicen no poder aceptar la desconfianza que implica el control a sus actos. Ofendido tiene que sentirse el pueblo al que no se le permita el control social.
* Municipalista
cesar_dorta@hotmail.com