Considerarlos en leyes orgánicas; leyes especiales en títulos de salud, trabajo, cultura, educación, deportes… es una obligación social.
En su extensa mayoría deben ser socialmente tratados como pacientes de salud. ¿Provienen de la cuarta república o se reinician en la revolución?
No son considerados en ley orgánica alguna, sólo a modo genérico se presumen incluidos, sin seguridad social, atención psiquiátrica efectiva eficaz donde por obligatoriedad del Estado de Derecho Socialista alcance controle-inste, asista, -asistencia obligatoria por ambas partes-, indague sobre su cuadro familiar, familia un trabajo social legítimamente genuino. Revolucionario.
Y no, como muchas veces desde una visión de profilaxis social, con la mejor de las intenciones estéticas.
Es un ser humano extraviado de dignidad, ética, valores, morales, prejuicios, perjuicios entre otros subjetivos inherentes. En su mayoría enfermos.
Para ellos en su gran mayoría padecen debido a razones de salud mental y, las políticas de administración social no les alcanzan no saben acceder, les es imposible acceder a los beneficios que recién existen de la revolución. Están completamente enajenados.
Se cuenta actualmente con un modesto pero calido programa social emprendido por el gobierno, “Misión Negra Hipólita” efectivo en su figura técnica y concepción que a logrado circunscribirse a su valioso programa una cantidad importante de personas con este problema, y se han rescatado, pero se carece de continuidad, de un cuerpo jurídico normativo en esta delicada materia social de también derechos humanos. Ya no es suficiente para la actual cohorte.
Que les preserve sus garantías constitucionales consagradas derechos ciudadanos y a la vez les rescate obligados legalmente, muchas veces contra su voluntad, ya que en su mayoría no pueden decidir asertivamente por si mismos.
Lamentablemente nuestros hermanos están afectados, desequilibrados mentalmente. Y debemos rescatarlos, rescatando su dignidad.
Deben ser atendidos más familiarmente, institucionalmente multi-disciplinariamente, profesionalmente en extenso, en un programa persistente, estructurado a largo plazo.
Regido desde la filosofía de la ciencia social con una ley especial inscrita a la reciente orgánica ley de educación, que no lo contempla así y, en la no tan reciente ley orgánica de trabajo, salud y los anteproyectos de cultura y deportes tampoco, en el aquí y el ahora de la revolución bolivariana se espera que sí. En su desarrollo social, atención Erika Farias.
Pues es alarmante, tristemente humano como deambulan, mueren asesinados, en manos delincuentes también enfermos, sin conciencia de la realidad que les rodea. Es una obligación ciudadana y del estado socialista venezolano.
Sus causas, corresponde investigarlas para hacer filosofía política, detectarlas social y políticamente en lo socialistas, para no obviarlas y/o repetir otra versión.
Las cárceles sus reclusos, el trato a los animales, y la atención social a los indigentes, son los parámetros por los que se mide una sociedad humanista, sin importar la causa -entramado- social que les llevo allí. Eso toca incluirlo en las políticas sociales preventivas.
Es imprescindible. Y no como una fachada textual de imagen socialista sino humanista de verdad real. Es una tarea de la revolución en cada ciudadano, de ellos mismos. De los conscientes en sí mismos.
Y de los no conscientes en sí.
Es nuestro deber y obligación junto al Estado rector.
Los indigentes de la revolución los encontramos cuadra tras cuadra en las esquinas de Caracas, jugando al malabar entre automóviles, pidiendo una moneda, dormidos entre la basura, son la innumerable cuota de pobreza y desdicha humana reflejada en sí, en alguien, en un colectivo que padece, que nadie quiere ver, pero se debe ver, atender y remediar en lo posible. Sólo así venceremos.
Porción de vida, vejes o juventud a veces no tanta que se desperdicia, en la cual ya el tiempo corrompió irremediablemente por diversas causas sociales, que no analizaremos ahora aquí, -por ser un tópico diverso y complejo- entre muchas el alcohol y las drogas.
¿De donde provienen estos vicios?
¿Los legales cumplen con normativas de expendio? ¿el desempleo crónico? ¿de origen familiar? ¿educativo?
¿Que las anima?
Y es aquí donde el Estado regente debe protagonizar, sancionar el incumplimiento de normativas, aún más, ya que representan la cuota-reto de compromiso con los indefensos, responsabilidad a cumplir del Estado, sin saldar aún.
Es su urgencia diletante en la administración burocrática de educativa-salud, -agregarse en la confección del anteproyecto sistema nacional de salud que actualmente se intenta debatir para Venezuela sería de mucha calidad humana. Hable con dos de ellos y así me lo manifestaron.
La “comuna” debe contener conformación perenne solidaria integración entre personas, familias, Estado, bienes y servicios sociales, culturales, de salud, es la cultura nacional, en su diversidad cultural, es decir.
Sus indigentes atendidos y, diversas instituciones avocadas a ello, así como el ministerio del poder popular para la cultura, de educación y trabajo en los aspectos más esenciales de su doctrina que sirvan asertivamente en la consolidación del hombre humanista para la prevención y reinserción social de “pacientes” por conceptualizar el término “indigentes”.
Se derivan de núcleos familiares desintegrados por los programas capitalistas de lo 60 sin figura paterna estable donde la madre fue explotada obligada por la sociedad, era maltratada por el consumo alienante y enajenador, sin justicia social y condiciones laborales indignas, el hombre evadiendo su rol paterno, subempleado, es un problema de Estado-Educación familiar de subdesarrollo. Un problema comunal
El limpiabotas venezolano del 1950-60 es un claro ejemplo. ¿Quién es hoy en día?
Pero
El Estado decente emerge ahora.
Desde una Ley Orgánica contra la cultura de la miseria humana.
Para corregir adelantando se estima un producto social heredado del subdesarrollo, analfabetismo en altas tazas de un inadecuado sistema educativo para un lamentable cuadro cultural la indigencia, de interés promovida por expansionismo de los imperios a través de implantación de intereses de capital, interés foráneo en detrimento nacional.
Cualquiera de ellos en transnacionales preventivas en los recursos naturales nacionales al servicio de biotecnologías, guerras, influencias políticas, ideológicas, carestías entre otras tendencias fetichizadas-enajenadas de la explotación del obrero. Y las drogas como evasión sin rumbo.
Y el pueblo anteriormente con una medieval ley de educación clasista.
Los indigentes deben ser incluidos, considerados en leyes de cultura, trabajo, salud, educación, deportes y ámbitos anexos ya que no votan en elecciones pero son seres humanos. Y para eso es el socialismo para el inconsciente indigente. Y el colectivo.
Atentamente.
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