Hacer de Venezuela un Estado Comunal, es avanzar en el camino del Socialismo Humanista, que centra en los ciudadanos organizados en comunas, el esfuerzo general de la República. Es hacer poderosos a los más humildes; es justicia ante años de atropellos y rechazos. Es, en fin, colocar en manos del pueblo su propio destino. Esa es la Revolución que quiero, la que aspiramos los amantes del cambio. Es la que estamos construyendo bajo el liderazgo del Comandante Chávez.
En el escenario de las consultas populares que efectúa la Asamblea Nacional a propósito de la discusión de la Ley del Consejo Federal del Gobierno, el tema de las comunas salió a relucir. Allí dijo el Gobernador de Aragua, Rafael Isea, y lo comparto con él, que esa Ley es “en un paso más hacia la creación del Estado Comunal”. Hasta allí esta muy bien. Introdujo luego el Camarada Isea una idea que –con todo respeto pero con gran firmeza- rechazo de plano: “en algún momento dejarán de existir los Concejos Municipales”. Este es un absurdo que negaría nuestra historia y enterraría el Poder Público más cercano al ciudadano, el más próximo a sus necesidades y requerimientos. “Los Municipios constituyen la unidad política primaria de la organización nacional”, así lo establece la Constitución Bolivariana (Art. 168).
Que no se diga que el Gobernador se refiere a eliminar los Concejos Municipales, pero no así a los Municipios, ya que sería absurdo tener un Poder Público –como el Municipio- sólo con un Órgano Ejecutivo, sin su correspondiente Órgano Legislativo. Sería tan absurdo como que en el Poder Nacional existiera el Ejecutivo, bajo la conducción del Presidente de la República, pero no una Asamblea Nacional que cumpla su rol dentro del equilibrio de poderes. La Constitución Bolivariana otorga al Concejo Municipal “la función legislativa del Municipio”, precisándole la Ley Orgánica del Poder Público Municipal sus funciones básicas, la más importante de ellas el control político: “Ejercer funciones de control sobre el gobierno y la administración pública municipal” (Art. 95).
Eliminar el Municipio es negar nuestra historia, y la de la lucha de los pueblos y ciudades por darse su propia autoridad. Recuérdese que Venezuela surge como Estado independiente de la Corona Española por la rebeldía de sus Ayuntamientos, como entonces se les llamaba a los Municipios. Es el Ayuntamiento de Caracas el que decide no querer el mando del Capitán General Emparan.
Fue un 19 de abril, cuando corría el auroral año 1810, cuando desde el Ayuntamiento de la Capital surgió el grito de Independencia, al cual el pueblo venezolano cantó: “Seguid el ejemplo que Caracas dio”.
Nada tiene que ver el Estado Comunal con la eliminación de los Concejos Municipales. Bien por el contrario, son perfectamente complementarios, se desempeñan en áreas distintas y, lejos de desaparecerlos, la tarea es fortalecerlos. Debo reconocer como municipalista, y con la debida humildad, que hay concejales que pudieran no estar cumpliendo cabalmente su tarea, pero por eso no debemos vender el sofá, porque igualmente hay Ministros, Diputados, Gobernadores, Alcaldes o Jueces con los cuales no estamos satisfechos, ni siquiera lo está el propio Presidente Chávez, quien se ve obligado cada tanto tiempo a echarle regaños públicos que, por cierto, a veces parece entrarles por una oreja y salirles por la otra. Respaldo al Presidente en acciones más contundentes para que el funcionarado público y sus colaboradores marchen al ritmo de él, ya que en oportunidades parecen jugar para el equipo contrario, para la reacción escuálida imperialista.
Quien estas reflexiones escribe se considera municipalista cabal. Concejal en un tiempo, ha dedicado los últimos quince años de su vida a la formación y capacitación de los funcionarios públicos municipales. Simultáneamente -sin que sea contradictorio por el contrario siendo complementario- ha dedicado los últimos años a la formación y capacitación de los dirigentes comunales, para quienes ha escrito sus dos recientes libros: “Manual de los Consejos Comunales” y “Las Comunas Socialista a lo Chávez”. De nuevo, reitero: SI al Estado Comunal, NO a la muerte de los Concejos Municipales.
(*) Municipalista y Dirigente Comunal
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