Son muchos millones para comprar más carros súper equipados, con radio, gps, escobas recoge “miguelitos”, lanza bombas de gas, tv para los agentes, una delante y otra atrás, entretenimiento en general. A ellos se le suman mejores sueldos, seguros de vida, cesta ticket, chalecos antibalas, mascaras antigás, vidrios ahumados del mas negro, teléfonos blackberry con conexión a internet, música ambiental, trajes sofisticados y asistencia obligatoria a la universidad de la seguridad.
Es más, cada gobernador y alcalde tiene la libertad de comprar donde él quiera y considere. Asi veremos toyotas en un municipio y en los otros del mismo Estado, miraremos grand cherokke, ford doble cabina o las tahoe de la chevrolet, los nissan, o fiat, peugeot francés o renault, o los nuevos escarabajos y algunos tiuna. Es decir hay para que cada quien escoja a su mejor gusto. El dinero lo pone el petróleo y el contribuyente. Por cierto, todo importado, para que no tarde en implementarse la acción. Por supuesto, le sumaremos a los carros las motos de alta cilindradas y lanchas rápidas para la seguridad fluvial y marítima, amén de helicópteros para la protección y persecución desde el espacio aéreo. Tampoco faltara la compra de bicicletas que podemos traer rápidamente para utilizarlas dentro de los barrios planos no urbanizados.
Ahora, y se hace la pregunta ¿sin esa parafernalia no se combate el hecho delictivo? Claro que se hace más difícil pero ¿gran parte de ese equipamiento lo tienen o no, las organizaciones policiales del país? Quien en el gobierno central maneja la información? Se supone que se tiene y sobre todo las estadísticas de cada uno de los 335 municipios del país que indican los niveles de seguridad y de la inseguridad y que los aportes, porque ya es un compromiso del gobierno, se harán bajo esas premisas.
Hasta allí una realidad manejable porque entonces entra en juego la discrecionalidad operacional de cada autoridad regional, local y de comando directo de las tropas policiales, incluyendo los estados en los cuales se ha aplicado el Dibise. En ese punto, no evaluado hasta ahora en forma pública, se comienza a distorsionar la intención directa de combatir la delincuencia con los famosos operativos policiales que no han cambiado en nada durante más de treinta años en el país y que al final ha conllevado a que el poder lo manejen los niveles de acción ubicados en los niveles bajos de ese gran aparato.
Daré una opinión directa sobre el tema. Se podrá hacer todo lo bueno y exigible por y para el hombre y mujer que labora en materia de seguridad. Todo será bienvenido y aplaudido y reconocido y servirá de base para la proyección gubernamental en cuanto al tema. Súmele todo lo expuesto en el primer párrafo y seguro le darán una placa o un diploma al momento de desvincularse de la actividad, pero si no se cambia el sistema actual de operacional izar a la policía en general, no obtendremos resultados positivos o por encima de la media internacional.
La propuesta es sencilla. Sin gastos extras. Sin forzar la barra. Sin subutilizar al hombre. Como punto inicial le aplicamos el contenido de la ley del trabajo al ciudadano policía, 8 horas de trabajo diarios. Si son 80 mil policías la base policial del país podemos encuadrar esos espacios de trabajo dentro de la racionalidad elemental. Llevo la presencia policial directa, a pie, en autos, en motos, en bicicleta al espacio visual del ciudadano durante el día y en menor expresión durante la noche. En el comercio, en el área educativa, en el de la salud, en la industrial, en las paradas del transporte y hasta una hora en la que en cada pueblo o ciudad haya ese movimiento.
Durante, la noche el uso de vehículos, carros y motos, estacionados en puntos críticos de la ciudad, con movilización al llamado del ciudadano, y con espacios mínimos de tiempo para la atención y eso debe hacerse público, es decir, la ubicación y los teléfonos de emergencia en cada parroquia y repetirlo en las radios y tv, como hace el coach de primera y tercera cada vez que llega un corredor a base: en cada lanzamiento le repite lo mismo, cuídate, toma la seña, sal a robar la base, bateo y corrido, etc. A todo ello le sumo la supervisión in situ.
Que será más viable y fácil, operacionalizar, ver la ciudad con el policía trabajando presencialmente o armarlo hasta los dientes y darle todo lo material y solo así combatirá el delito..Todo esto lo hace el director de la policía y no el Presidente y sus ministros, otra responsabilidad les toca a ellos, a menos que universalice la operación policial, que la de Bolívar se comunique con la de Monagas por el mismo tipo de radio, que la actividad policial sea igual en cada Estado y municipio.
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