Conflictos, conflictos y más conflictos. No paran los conflictos en Guayana y, lo que es peor, pareciera que ya nos estuviésemos acostumbrando a ellos. Y es que todos los días, si no es Sidor, es Venalum, es Ferrominera, es Minerven, o los obreros y jubilados de una u otra empresa, o simplemente los empleados de Corpoelec (antigua Edelca), Bauxilum o Carbonorca, o las cooperativas de cualesquiera otras, que salen a las calles a exigir sus derechos laborales, el retroactivo de sus acciones clase b (con minúsculas las escribimos porque ya no tienen valor), los HCM, y de cuanta cosa que ya había sido conquistada en el pasado reciente, pero que hoy ya no tienen, porque el presente, con su despiadada crudeza, se los arrebata malamente.
No son fáciles las cosas en Guayana ciertamente; un alto procentaje de las familias guayanesas tienen su economía basada en la suerte de las empresas básicas y muchas de estas industrias están en una situación muy delicada, y porque no decirlo, de agonía de muerte.
No procede el entendimiento entre patrono y obrero por distintas razones que ya hemos escrito en infinidad de artículos, algunas corrientes sindicales "rojitas" fumigan y atomizan las propuestas y dan al traste con cualquier posible solución coherente y realista.
El miedo es libre, reza un refrán de épocas recientes, el cual viene a la mente cuando recordamos el ayer y nuestras advertencias, que tal cosa es una de las pocas libertades que en el presente manejamos a nuestro antojo.
Sentimos miedo por todo; el comerciante que luce humilde, temeroso y reservado porque la inseguridad en la zona lo azota, mientras que el empresario adopta el prudente bajo perfil, evitando ser notado por el poder. El miedo es general en Guayana, ha hecho presa del hombre honesto, del maestro y de la madre; del joven aquel cuya confianza y amor propio están vueltos trizas.
El pasado reciente es como una avalancha de cosas que pareciera habernos llegado y arrastrado, hasta lograr tergiversarlo todo. La confusión es tal, que ocho y ochenta es la misma cosa y que víctima y victimario se enredan en la maraña del mismo tejido.
Se ventilan casos en los que el acusado es investigado con la asesoría y dirección de ciudadanos condenados, convictos y confesos de delitos de orden público y que hoy gozan de medidas preventivas privativas de libertad; y no es que sean contratados para, sino que son los que pagan para. Es la confusión entre la ley y el poder, donde este último tiene la batuta para orquestar el concierto del supremo caos.
Otra vez hablan por todos lados de la tal empresa Glencore, como si fuese una especie desconocida en el "ecosistema" de complicidad que durante décadas ha reinado en Venezuela. Luce hasta risible presenciar el escándalo del que se hacen eco mucho de los titulares de los diferentes medios impresos como si fuera una "fiesta patronal" que tiene ocasión cada cierto tiempo. Venezuela entera debe y tiene que saber quién es Glencore porque la prensa, la tv y la web tienen años divulgándolo. Sabe el mundo entero que su propietario, Marc Rich, se mofó en las propias barbas del Tío Sam, como el más famoso evasor de impuestos de su época y como prófugo de la justicia americana refugiado en Suiza, fundó la que sería la empresa de intermediación de materias primas más poderosa del planeta, la empresa GLENCORE.
Tras su muerte a los 78 años, ya amnistiado por el presidente Clinton, Marc Rich deja un emporio que compite en la Bolsa de Valores de Nueva York y que pretende alcanzar un valor superior a los 50 mil millones de dólares. La tasación que se ha hecho para tal fin, supone valorar las acciones de sus seis principales directivos, entre ellos un español, en 22.820 millones de dólares (15.727 millones de euros al cambio actual). Es un monstruo que se ha colado en todas las finanzas de los más importantes países del planeta y que, la "conflictiva" Venezuela para Glencore, no es la excepción. Una "papa muy caliente" tiene el Estado Venezolano con las letras de los contratos de ayer y hoy, que complacen apetitos de esa peculiar transnacional, en el área de metales y petróleo.
No nos gusta ser aves de mal agûero, pero ya advertíamos que en nuestra empresa aurífera CVG Minerven se avecinaba un conflicto, y no nos pelamos, lamentablemente. La criminalización de la protesta nuevamente escribió un nuevo capítulo triste en la lucha de los trabajadores de Guayana y Venezuela. A no menos de 50 trabajadores luchadores y comprometidos con la revolución están siendo objeto de injustos procesos de calificación de despido, los cuales rechazamos y condenamos, pero, en nuestro próximo artículo, desentrañaremos las verdaderas causas de esta persecución, que van mucho más allá de lo estrictamente laboral o revindicativo.
Así que estimado Presidente Nicolás Maduro, porque lo cuidamos es que le hacemos respetuosamente esta advertencia, como siempre lo hicimos con el Presidente Eterno e Inmortal Hugo Chávez, lo alertamos porque aún el descontento laboral en Guayana no ha cesado, y hay que tener mucho cuidado para que esa bomba de tiempo que está activada, no nos estalle en la cara. Confiamos en usted y tiene la última palabra en esto.
¡Bolívar y Chávez viven, y la Patria que nos legaron sigue!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Abogado,Activista por los Derechos Humanos,Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC). http:// juanmartorano.blogspot. com / http://juanmartorano. wordpr ess.com/ .jmartoranoster@gmail .com , j_martorano@hotmail.com ,juan_ martoranocastillo@yahoo. com. ar . @juanmartorano (Cuenta en Tuiter).