El Táchira que todos conocen ha basado su economía a través del tiempo en la agricultura y ganadería, lo cual ha dinamizado y desarrollado colateralmente otros sectores que hacen en general un desarrollo económico armónico.
Este espacio geográfico ha venido perdiendo importancia en el quehacer agrícola, por múltiples factores que han estado socavando su base económica, no ha sido posible hasta ahora crecer en producción de rubros como la leche, hortalizas y café, que más bien ven reducidas.
Las capacidades de producción en estos sectores está más que probada, sin embargo las hortalizas y el café, han disminuido considerablemente la superficie sembrada, igual suerte ha corrido la producción de leche.
Tiene la entidad una muy buena superficie de espejo de agua para la producción intensiva de peces, otro tanto sucede con la buena infraestructura para la producción avícola.
Si hoy se tuviera otra visión de país, el Táchira estaría disparado en la producción de todos estos rubros en forma intensiva, pues las necesidades de cubrir el mercado local, unido a la coyuntura económica con Colombia, haría que estuviera al Táchira ingresando significativas sumas de dinero por concepto de exportación, sin esta pesadilla del contrabando y los controles, pues existiría un comercio legal y organizado.
Conocidos es de todos el excelente agrosoporte físico que el Táchira tiene para la producción agropecuaria, aquí hay capacidad instalada para duplicar los 450 mil litros de leche que en promedio se producen diariamente, si se lograra desarrollar un plan lechero en la zona alta como el que se tiene en San José de Bolívar, integrando toda esa cuenca lechera hasta Laguna de García, si de verdad hubiese interés en incrementar la producción de leche en la zona norte y sur del estado, si se hiciera uso del material genético producido aquí y por gente de aquí, como esas excelentes F1 para la producción de leche, en lugar de seguir copiando el mal ejemplo de los gobiernos anteriores, que importaban ganado para la producción de leche y lo que producían era lastima; si se aprovechara toda esa infraestructura de galpones para la producción avícola; entonces, otro gallo cantaría en este espacio geográfico, que por demás es estratégico e importante para Venezuela.
En Hortalizas y Café sucede lo mismo, a pesar de los importantes recursos que dedica el gobierno nacional y regional, pero que en definitiva siguen impactando muy poco, porque hay dificultades en toda la cadena productiva; el Táchira tiene capacidad instalada física y humana para en dos años quitarse el yugo de por lo menos el 50 por ciento de las 5 mil 800 toneladas de semilla de papa que se importa para poder producir las 3 mil hectáreas que cultiva; en Café, donde el Táchira después de tener 35 mil hectáreas cultivadas en promedio entre 1990 y 2002, tristemente ya solo se reportan para el 2012 cifras oficiales de 13 mil hectáreas, podría con un verdadero programa de rescate de la caficultura, volver a ocupar su sitial.
Puede decirse que ya está copada la superficie bajo riego en los valles altos productores de hortalizas, con la alta inversión que el gobierno nacional y regional de antes y ahora han realizado, lo cual representa una ventaja extraordinaria, pero hay un verdadero calvario para producir por la escasez de insumos, lo que hace que de 65 mil hectáreas dedicadas a estos rubro, ya se ande el en umbral de las 45 mil hectáreas.
Así anda a groso modo la agricultura Tachirense, trastabillando con sus potencialidades, pero segura de que seguirá adelante, buscando la luz del faro que la conduzca a puerto seguro.
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