Ideas para un Táchira Posible

La nueva cultura del agua

El agua como elemento vital e imprescindible para la vida, viene acusando cada día un acelerado agotamiento, por la irracionalidad en su uso y por el maltrato a las fuentes productoras, es decir, a los nacientes de donde se extrae el agua.

Aun habiendo aprendido desde las primeras enseñanzas y lecturas que el agua es incolora, inodora e insípida, para efectos de estudios se le ha denominado agua dulce a la que consume la humanidad, la agricultura y la industria.

El globo terráqueo esta ocupado en el 70 por ciento de agua, pero solo el 2,5% es apta para consumo humano, con la particularidad que solamente la humanidad dispone del 0,5% de agua dulce para consumo, pues el 2% restante esta en los glaciales y polos.
El consumo y uso del agua en el mundo lo han clasificado los organismos internacionales asi: 65% del agua dulce se usa en agricultura, el 25% en la industria y solo el 10 por ciento en el consumo humano.

Con estos indicadores en mente vale la pena pasearse por la gravedad que ya esta comenzando a reflejar la escasez de agua en la población en general y particularmente en el Tachira. Aquí se diseñó y construyó en el primer gobierno de CAP, se continuó en el de Luis Herrera y se concluyó en periodo de Jaime Lusinchi “El Gran Acueducto del Tachira” obra de mucho impacto social pues abastece a 13 municipios de los 29 que tiene la entidad y cubre no menos del 70 por ciento de la población del estado.

Pero siempre hay un pero, cuando viene la época de verano baja el caudal o la cantidad de agua de los cuatro ríos que le suministran el agua a este acueducto y entonces comienza el calvario de la falta de agua y luego en la época de invierno cuando el agua obviamente abunda en los ríos surtidores del acueducto, viene el racionamiento del agua en las ciudades porque se presentan contingencias de ruptura de tuberías de gran diámetro y se dificultan las reparaciones, quizá porque no se previó o los estudios técnicos no recomendaban la factibilidad de construcción de alguna presa de almacenamiento de agua que almacenara agua en invierno y suministrara un flujo continuo en verano, como la presa de la Mariposa que suministra agua a Caracas.

El acueducto del Táchira, trajo colateralmente el desmantelamiento de los equipos e infraestructura de “Quinimarí” viejo acueducto que surtía de agua a San Cristóbal como la ciudad capital y mas poblada del Táchira, y que por cierto vale recordar, medios de comunicación regional reseñaron a un secretario de gobierno de la época, metido en chanchullos vendiendo equipos hidráulicos de alto valor; otro tanto le sucedió a los acueductos rurales, porque entraros los planificadores del “Desarrollo” y la población, en una euforia colectiva desarrollista, de que ahora si estaba resuelto el problema del agua para toda la vida.

Y aquí están hoy las consecuencias, las propias comunidades con el apoyo gubernamental, han tenido que comenzar a recuperar los acueductos pequeños llamados para esas épocas rurales, como fuentes alternativas y bien seguras de agua.

Llama poderosamente la atención cómo hoy se sigue planificando faraónicamente una serie de obras de infraestructura para el suministro de agua, sin mirar aguas arriba que tenemos de fuentes abastecedoras de agua, con unas montañas atacadas por el hombre en una desenfrenada deforestación, acabando con las fuentes de agua para el consumo humano y no aparece en ninguna planificación, un programa de “Conservación de Cuencas” que significa conservar el agua y por ende conservar la vida, solo aparece cemento y cabilla, aunado ahora a la desaparición del Ministerio del Ambiente, que con la nueva estructura diluye sus funciones originales y es muy probable que les resulte mas importante cualquier otra cosa, que proteger los recursos naturales productores de agua; le compete a la gobernación del Tachira como responsable directa del destino de esta comarca, emprender ya un programa que dilucide los componentes ambientales, que protejan y armonicen la calidad de vida que merecen y necesitan los ciudadanos; con este panorama cualquiera se podría preguntar, ¿será que esta es la nueva cultura del agua?

humogria@gmail.com


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Juan Alberto Sánchez García


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