¿Qué está pasando, comandantes de la revolución socialista y bolivariana?
Cuando llegué al Táchira, por allá en 1970, a cumplir una misión encomendada por el glorioso Partido Comunista de Venezuela, recién graduado de antropólogo, comparé la teoría y los libros de la universidad, con la práctica campesina de estos tres productos hechos por venezolanos de esta querida región andina.
En aquella época había según las estadísticas agrícolas del Táchira (las cuales hizo desaparecer la burocracia ilustrada del proceso chavista), asentadas en blanco y negro por el antiguo y "cuarto-republicano" MAC, analizadas y vertidas en el respetado Anuario de Estadísticas Agropecuarias de Venezuela, empleadas en sendos libros académicos de profesionales y respetados agrónomos, que hablaban de ocho mil familias dedicadas a la caficultura, tres mil al cacao y unos trescientos trapiches que agrupaban a unos tres mil obreros agrícolas, distribuidos todos en los antiguos ocho distritos municipales, hoy transformados en 29 municipios. Unos mil doscientos consejos comunales y cuatro "comunas". Unos 150.000 trabajadores afectados hoy por el síndrome más perverso que ha podido manifestar la guerra económica desatada por quienes quieren destruir a la Venezuela socialista.
No vivo en el Táchira desde hace veinte años, pero me pareció útil a mi vida profesional estudiar este asunto de la escasez y desabastecimiento en Caracas del café, del chocolate y del melao, que a diferencia del té, nos diferencian de la cultura imperial británica y norteamericana.
Venezuela (la patria), los producía al punto de aparecer en las estadísticas mundiales de esos valores de uso transformados en mercancías de exportación. Incluso, con el avenimiento en los años 20 del siglo pasado, de la era del petróleo y del capitalismo. Al menos el café y el cacao no fueron pudieron ser relegados. El café y el cacao tachirenses se iban tal y como hoy de contrabando hacia Colombia.
La primera impresión me la proporcionaron mis propios hijos tachirenses: "papá, si viene pa’cá, tráiganos café, chocolate y azúcar que aquí no se consigue!!". Llevé como cualquier bachaco unos cuatro kilos de café "Fama de América", luego de sendas colas en el Bicentenario de la Plaza Venezuela, dos kilos de tabletas del sabroso "cacao bolivariano" (compradas en la plaza Bolívar de Caracas) y cuatro kilos de panela rallada. (pelié lindo con unos polis bolivarianos en un puesto de la autopista José Antonio Páez para que no me decomisaran la "carga", luego de la célebre pregunta "¿Qué lleva allí?"… "¿y las facturas?"
En la calle tachirense, se vende subrepticiamente el café venido de Queniquea a 600 bolívares el kilo, no se consigue rastro del chocolate de leche rallado y la panela se vende a 82 bolívares la unidad. Vea pues!!
Algo anda mal y muy mal, señores ministros de planificación, de agricultura y tierras, de comercio, de alimentación, de las comunas y por supuesto de la defensa, a cada uno de los cuales corresponde una alícuota en la responsabilidad que la nación soberana les ha conferido para darle al pueblo la "mayor suma de felicidad posible". Puede que haya problemas para importar harina de trigo, detergentes, perfumes, repuestos para carros, etc. ¿pero de productos en los que Venezuela se ufanaba de ser productor mundial?
¿Desapareció la agricultura en el Táchira?
No, lo comprobé dándome un paseo de días santos por las rutas que hace cuarenta años transité por obligación laboral, pero también revolucionaria de izquierda. Siguen vivitos y saludables los cafetales de Santa Ana, La Alquitrana, Rubio, Bramón, tres esquinas. También los cacaotales en la Morita, vía Cuite. En la vía de Seboruco, me detuve en un mirador hacia la fila de Santa Filomena y observé el verde cañaveral y el techo de tejas de un viejo trapiche que sirvió de centro de reunión con campesinos revolucionarios de Palmichales.
¿Desapareció el campesinado tachirense?
No, lo comprobé conversando con algunos productores de hortalizas en La Grita y El Cobre. Son ellos los célebres "ferieros" que llevan a Caracas semana, tras semana, las hortalizas, quesos, miel y flores que venden en Charallave, o en La Guaira, o en Maracay, una bolsa de diez kilos de hortalizas surtidas, por cincuenta bolívares, sin inspección de INDEPABIS. Aún se mantienen chavistas porque me dieron buenas referencias de los jefes Macario Sandoval y Pablo Moncada.
Entonces Presidente Maduro, que esperamos para aplicar las tres R al cuadrado que diseñó el Comandante Chávez para combatir la corrupción, la burocracia y desentrabar los nudos típicos de la burguesía venezolana (apátrida).
Si AGROPATRIA se transformó en un antro inservible para el campesino pero suculento al corrupto y mezquino burócrata, contra-revolucionario, le salen TRES ERRES!!.
Si el INTI abandonó el cumplimiento de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, le salen TRES ERRES.
Si la tachirense FUNDESTA y el "renovado" BANCO AGRICOLA los volvieron bancos capitalistas, con las prácticas más perversas para expropiar a productores de sus tierras y transferirlas a los nuevos e incapaces boliburgueses, les salen las TRES ERRES.
Si BANDES abandonó a los campesinos tachirenses para montar los sistemas de agro -industrialización, frigoríficos, centros de acopio, mecanización y modernización de los sistemas de transporte de carga, le salen las TRES ERRES.
Ojo pelao, Presidente; usted pidió datos y denuncias.